Al parecer estos grinders venidos de Singapur están cosechando buenas críticas desde que ficharon con Earache, y la verdad es que son un rato cafres y bastante entretenidos, pero tampoco es para tanto. Guitarra, batería-voz y voz solista, para qué más, veinticinco temas en dieciocho minutos y a correr. Grindcore elemental, salvaje, veloz y al grano.
Sus mayores méritos son la fiereza con que destrozan los instrumentos, el doble ataque vocal -gutural y chillón, y a veces hasta un tercero- y la virulenta brevedad de los temas. Y es una gozada simplemente oír esa guitarra asesina con que empieza “Compulsive disposition” y asistir a los redobles y ultrablasts del demonio que tienen por batería, lo malo es que a los cinco minutos ya está todo dicho. En realidad lo está desde el principio, porque no hacen nada que no hayamos oído mil veces antes con INFERIA, DECRYPT, ROTTEN SOUND, etc. La gracia está en que lo hacen a lo bestia, sí, pero no da para mucho más pasado un rato.
Los temas están todos cortados por el mismo patrón, salvo algunos como “Deceased occupation” que se permiten alguna elucubración por el camino, los dos que cierran el disco y poco más. Por otra parte, el hecho de que sean tan cortos y, sobre todo, que casi los hayan empalmado unos con otros hace que no tengan entidad propia. Cuando casi la mitad de los temas ronda el medio minuto y apenas están separados entre sí, el resultado es que hay muchos que parecen una parte más del anterior.
Ya sé que es Grindcore, por supuesto, pero no me parece un planteamiento muy inteligente por su parte. Y como ejemplo de Grind actual verdaderamente desquiciado y también con temas mínimos, creo que GRIDLINK están muy por encima, y en cuanto a Grind algo más variado pero sin salirse de la brutalidad y los cánones del género hay grupos mucho más interesantes, como WOJCZECH o BEYOND TERROR BEYOND GRACE.
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