Estos chinos qué cosas hacen… La idea de una invasión de grupos amarillos, miles de grupos chinos devotos del Thrash alemán ochentero, todos emulando a la vez las hazañas de unos SODOM o unos primeros DEATHROW, da un poco de miedo, la verdad. Por ahora la panda de pirados que conforman este proyecto se encargan de lanzar el aviso, y su avanzadilla llega en forma de media hora de Thrash primitivo y rudimentario, casi rupestre.
Con títulos como “War fuck peace” queda claro por dónde van los tiros, u otros como “Bloody cult”. Más que recuperación del pasado es toda una inmersión en él, pero hacia su vertiente más cruda. Sonido áspero y rasposo para unos riffs basados en rasgados continuos de una misma nota, baterías a cien por hora y una voz gruñona y antipática. En teoría es la fórmula de siempre, pero en manos de este grupo suena distinta y resulta atractiva.
Hay algo magnético en esa simpleza que transmiten, en ese aire de adoración ciega, casi obsesiva, por un sonido y un estilo. Pero objetivamente hablando la dimensión de lo rudimentario es demasiado grande y el disco a ratos parece casi una Demo, hasta en detalles como dejar a veces en silencio el canal del estéreo de cada guitarra cuando llega su solo correspondiente. Pero esto, de nuevo, es lo que lo hace tan seductor. La pescadilla que se muerde la cola.
El mayor problema es que este efecto se pierde cuando hemos oído lo mismo cuatro o cinco veces, y eso que de vez en cuando hay cambios de ritmo, los mencionados solos e incluso algunas guitarras dobladas, pero la impresión general es de repetición. Aun así, quien disfrute a muerte con este planteamiento básico, el sonido cazalloso y la obcecación en la agresividad más simplista, encontrará aquí todo un objeto de veneración.
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