El Brutal Death americano se mueve, y eso siempre es una buena noticia. DISFIGURED habían comenzado su carrera dentro de los cánones de la brutalidad al estilo de Texas, pero en este segundo disco han dado un paso adelante y encima sin traicionar esos cánones. ¿Que cómo lo han hecho? Pues con algo tan simple como un estilo en los riffs fresco y cercano y una producción diáfana pero a la vez ultrapotente.
Por aclarar lo último, el sonido que han logrado es tal que asegura que puedas poner el disco a toda leche en la PA de un local de ensayo o un garaje, sótano o cualquier otro reducto privado de animaladas y que la distorsión resultante no desdibuje la música. Potencia y pegada, pero con una nitidez en la que todo se escucha a la perfección y en la que destaca el bajo, con líneas protagonistas (“Vomit creampie surprise”) o doblando las guitarras como en “Embalming the corpse”.
Y respecto al peculiar estilo de los riffs -y también de ciertos ritmos-… es difícil describirlo, pero en varios de ellos ni el diseño ni las escalas son los más típicamente Death, y el resto siempre logran ser ingeniosos, amenos, distintos. El caso más notable es el de “Raping a retard” o también “Bodyfarm buffet”, aunque a lo largo de todo el disco se percibe ese mismo aire. Lo bueno es que siempre aparece diluido y sin que dé el cantazo o acabe produciendo frases estrafalarias. Es algo así como los momentos más inspirados o casi melódicos de algunos temas de SEVERE TORTURE, pero con mucha más gracia aún.
La regularidad a lo largo de todo el álbum es otro gran atractivo, y también la enorme variedad de ritmos -algo menos de voces, aunque también-. Otro punto a favor es que han metido doce cortes en lugar de los ocho o diez que tacañamente nos endosan algunos grupos del sector, y no por meter más automáticamente es mejor, pero en este caso todos están al mismo nivel y el disco sigue un desarrollo perfectamente equilibrado con sus 32 minutos que recorren toda clase de pasajes. Tampoco abusan de las intros, que de hecho no aparecen hasta la mitad.
Lo único reprochable es que a veces intentan meter en cada tema -y mira que todos son cortos y condensados- tantos materiales o tan distintos que se convierte en un conglomerado sin dirección ni estructura, y la sensación es que hay riffs aislados gloriosos más que temas unívocos gloriosos. Aunque también logran esto último incluso en los temas “largos”, como “Drowning in feces” -descontadas sus escatológicas y alusivas intro y outro-, así que los medios y el buen hacer los tienen. Si este disco representa el avance que pueden dar con cada publicación, entonces habrá que esperar con expectación su próximo asalto.
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