De este disco se pueden leer por ahí cosas como que mezcla Grindcore, Slam Death, Deathcore, Hardcore, voces limpias con guturales, gorrinillos y coros hardcoretas. Pues sí, todo eso es cierto. También hay quien piensa que la mezcla de estilos es en sí misma un error, o que como este disco no respeta la pureza estilística de ningún género es poco menos que una aberración. Bueno, ese ya es otro asunto y para gustos hay colores, pero por suerte existen grupos y también fans que no tienen la mente cerrada a propuestas nuevas y que piensan que el exceso de purismo es aburrido. Este disco es para ellos.
Ya hay demasiados músicos que se ciñen a los cuatro rasgos básicos de un género y que producen obras propias de una cadena de montaje, bien ensambladas pero sin personalidad y todas iguales, así que en principio es una buena noticia que alguien se atreva a salirse del molde. STILLBIRTH andan ya terminando la preparación de su tercer disco, en la misma línea que este segundo, señal de que tienen las ideas claras y esto no fue un arrebato. La mezcla en realidad ni siquiera es tal: no mezclan nada ni fusionan estilos, sino que los superponen, los suman, los amontonan unos junto a otros sin cortarse lo más mínimo, de la misma manera que las letras pasan continuamente del alemán al inglés y se quedan tan anchos.
Si tomamos como ejemplo el tema “Happy Stillbirthparty”, o cualquier otro, vemos que los riffs se integran con las diferentes voces y con los cambios de tempo sin dejar de ser brutales, directos y agresivos. Los cambios nunca son bruscos, un elemento se transforma mientras los demás siguen su camino, luego les toca cambiar a éstos, después retoman el principio, etc., pero no hay salidas de tono repentinas ni excentricidades gratuitas. En general prevalecen las partes ultrapesadas y los ritmos contundentes, como si hubieran extraído los breaks de un disco de DYING FETUS y a partir de ahí hubieran creado algo totalmente nuevo añadiendo otra serie de influencias de lo más variado, o como si tuviéramos una versión simplificada y accesible de las complejidades propias de ZUBROWSKA.
Canciones cortas junto a otras largas, velocidades de todo tipo, unos juegos vocales alucinantes y encima con una producción ejemplar, clara pero potente al máximo, aunque a veces podrían lograr que los temas estuvieran más cohesionados o que algunas partes no se pareciesen tanto ni resulten tan genéricas. Lo dicho, un disco no apto para puristas a ultranza ni espíritus cerriles, sino precisamente una propuesta que abre caminos y explora posibilidades, lo cual difícilmente puede considerarse algo contraproducente más que desde una visión muy estrecha.
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