Cuarto disco de los guipuzcoanos, publicado de momento en España por ellos mismos y a la espera de ser editado en el resto del mundo a partir del próximo enero, y en el que mantienen la alta calidad de anteriores entregas y los mismos rasgos de estilo. Lo que ha mejorado sensiblemente es la producción, ya que han conseguido un sonido tremendo, atronador y muy agresivo: el principio con “Vaporized” es apabullante, Thrash directo a la yugular y con un estribillo diseñado para destrozarse el cuello y que se te queda grabado a la primera.
El resto del disco mantiene esta tónica, con unas guitarras asesinas y una batería ensordecedora cuyo doble bombo retumba sin piedad. El sonido es formidable, todo está en su sitio y se distingue sin el menor problema pero a la vez suena perfectamente empastado y, sobre todo, desprende una energía impresionante. El siguiente tema es una nueva avalancha de Thrash demoledor con un estribillo de headbanging total y una voz rabiosa que chilla, ladra y lo que haga falta.
A partir de aquí aumenta la duración de los temas y, en paralelo, su complejidad compositiva y la ambición de sus estructuras (y eso que los dos primeros también incluyen varias partes y distintos tempos). Prevalecen los temas rápidos o con estrofas a gran velocidad, pero lo cierto es que todos se adentran después en interesantísimas series de secciones cambiantes, logrando a la vez que el tema nunca pierda su hilo conductor. Y creo que esta es otra de las grandes virtudes del disco, la pericia constructiva que demuestran, la solvencia con que enlazan unas partes con otras, las alternan y las retoman, y lo naturales que resultan los abundantes cambios de ritmo. Todo el disco es una lección de composición de principio a final.
Los arreglos son otro elemento que delata un trabajo concienzudo por parte de unos músicos experimentados, con fragmentos de puente, dobles armonías, etc., al igual que los solos, que no son un prodigio de virtuosismo pero cumplen muy bien su función de abrir los temas a nuevas perspectivas dentro de secciones que les permiten respirar y les dan frescura. La instrumental final “Amaierarik ez da”, por ejemplo, es buena muestra de todo esto.
Respecto al estilo, mantienen ese gusto suyo por salpicar aquí y allá algunos elementos semipower o heavy en medio de un claro y devastador Thrash Metal sin ambigüedades. Lo que resulta peculiar –y que estaba ya presente en sus disco previos- es que no fusionan los estilos, sino que los yuxtaponen, y así tenemos fragmentos “cantados” en los estribillos de “Midnight meat train” y “Suicide”, o ciertas partes instrumentales con gustillo ochentero (el solo de “Adan’s children” o el principio de “Mutant from the red hill”). En todo caso, son mínimas y muy ocasionales, y tampoco resultan nuevas en su repertorio. Si alguien es particularmente purista quizá le choquen, pero creo que LEGEN BELTZA lo hacen con pleno convencimiento y eso los justifica, además de que el purismo a rajatabla es mal amigo de la creatividad.
Creo que lo único que le falla al disco es la parte de la invención como tal, es decir, la materia prima, las ideas que hacen que un tema sea verdaderamente rompedor, la presencia de un riff deslumbrante o un estribillo antológico. Esas cosas de las que estaba plagado el “Coma of souls”, por ejemplo, y cuya ausencia hace que los últimos discos de KREATOR puedan merecer admiración pero no levanten pasiones, por mantener el ejemplo. Ya sabemos que estamos en el 2010 y que es difícil inventar algo que no suene a muchas otras cosas hechas antes, pero les vendrían bien riffs no tan impersonales y mayor presencia de estribillos como el de “Vaporized”. Aun así, ya quisieran grupos como EXODUS haber parido recientemente discos con la décima parte de energía y entrega de este excelente “Need to suffer”.
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