Death ‘n’ Roll, Grind ‘n’ Roll, Rock ‘n’ Gore… todas las etiquetas valen y ninguna termina de hacer justicia a la propuesta musical de MUCUPURULENT. No conozco sus anteriores discos, pero tengo entendido que se han movido siempre en estos parámetros aunque acentuando más en cada disco una u otra parte de tales etiquetas. En esta ocasión suenan muy a SIX FEET UNDER pero intensificando exponencialmente el elemento rítmico y groovy de su música, con abundantes medios tiempos y un estilo ameno, pegadizo y de fácil escucha.
El problema con este género, se le llame como se le llame, es que la simplificación de los riffs y la disminución de la cantidad de notas hace que toda la importancia se concentre en el aspecto rítmico, y hay que ser muy hábil para lograr que el oyente pueda ubicar cada riff y cada ritmo en su tema correspondiente y que todos sean lo suficientemente diferentes y reconocibles. Esto es fácil cuando uno escucha un solo tema, pero conseguirlo a lo largo de todo un disco es otra historia. Es lo que le sucede a grupos como THE DAY EVERYTHING BECAME NOTHING, que cada tema por separado es una gozada pero la impresión que causa la sucesión de todos ellos puede volverse indistinta.
MUCUPURULENT salen más que airosos de este peligro, aunque no todo lo gloriosamente que podrían haberlo hecho, y por bien poco. El disco alterna entre los medios tiempos y los temas rápidos, predominando siempre los primeros, abundan los riffs pegadizos, el sonido es magnífico y las estructuras sencillas, con temas generalmente cortos pero de duraciones muy diversas, y cuenta con algún que otro pasaje solista que añade variedad. Todo esto son méritos innegables dentro de este género. El único elemento de monotonía es la voz, en un doble sentido, el del propio timbre de la voz y el de sus patrones rítmicos. Con lo primero les ocurre lo que a los antiguos PROSTITUTE DISFIGUREMENT, y no porque ambas voces sean iguales, sino porque las dos se instalan en su timbre invariable y éste se vuelve aburrido enseguida, con el inconveniente de que por momentos anula el resto de ingredientes de su música que tienden justamente a lo contrario. Por otra parte, los patrones rítmicos de la voz son muy poco variados, tanto que recurren al mismo en la estrofa de muchos temas, haciendo que se vuelva difícil distinguir unos de otros hasta que aparece el estribillo, donde la personalidad de cada tema sí está bastante más lograda.
Parece como si en el primer tema, “Candy cat”, hubieran hecho todo lo posible por evitar estos problemas, y ciertamente lo consiguen, ya que usan dos voces distintas –la gutural y otra gruñida casi en plan Hardcore-, aparte de que introducen unas guitarras solistas de relleno y los cambios de ritmo son eficaces pero no agobian. Hasta ahí todo estupendo, pero este empeño flojea después y algunos otros temas echan en falta estos sencillos arreglos que podrían haberles salvado de la monotonía.
Por ejemplo, hasta el tema número 11, “Helldriver / Glowduster”, no vuelve la alternancia de las voces (salvo por el monumental estribillo de “Blinded”), lo cual es una pena. Además, en este tema se marcan un solo de guitarra en toda regla y se quedan tan anchos, genial por su parte, pero ya que se ponen podrían hacerlo más veces, digo yo: los toques solistas aparecen por aquí y por allá en algún otro tema, pero mucho menos de lo que los podrían haber explotado, pues está claro que no los rechazan. También añaden algunos samples de las típicas horror-movies, uno como intro y outro en “Scapegoat” y otro ya comenzado el tema (“Damage dealer”), ambos con gran resultado, ya que refuerzan el sentido humorístico general del grupo y le dan un respiro añadido a la música, pero de nuevo no habría estado fuera de lugar haber incluido alguno más.
Queda claro que el trabajo de la parte instrumental es superior a la vocal, y más aún cuando logran salirse de los riffs de una nota y consiguen cierto desarrollo armónico, como en el estribillo de “Horny little honeypipes”. La producción es formidable, clara y moderna, con un sonido pesado como un mastodonte pero nada pastoso. Los temas tienen unos cuantos estribillos ultrapegadizos, como el citado “Blinded” o “Gaylord warrior”, junto a otros como “Scapegoat”, amén de riffs que de tanto groove se acercan casi a dibujos blueseros, caso de “Muscle car man”. Creo que dentro de este subgénero es difícil encontrar ejemplos tan logrados a tan diferentes niveles. Si no fuese por la voz en las estrofas…
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