No queda muy claro el planteamiento de los ingleses SALUTE para este su segundo disco, aparte de que son devotos principalmente del sonido VENOM de sus comienzos, junto a los primeros discos de TANK o WARFARE, con ingredientes del Punk más sucio y arrastrado. Hasta ahí todo claro, ingleses imitando a otros ilustres ingleses que definieron una época y un estilo. Pero este disco, ¿tiene otras aspiraciones o se contenta con el “homenaje”? Porque como homenaje –dicho finamente- deja mucho que desear: para que la simpleza de esos grupos creara escuela hizo falta que engendraran temas como “Countess Bathory” o “Angel dust”, temas de una sencillez pasmosa pero que se basaban en un riff o una línea vocal tan simple como magistral. La inspiración es lo que marca la diferencia, y aquí no hay nada que brille en esa dirección ni por asomo.
La otra posibilidad es que crean realmente que repetir hasta la saciedad un mismo riff puede colar como parte de una expresividad Drone o hasta lejanamente Doom, o como muestra de una aspereza heredera de HELLHAMMER, pero no es así. Las atmósferas opresivas y obsesivas se logran de otra forma y con otra serie de elementos, aquí lo que ocurre simplemente es que hay falta de ideas, sin más. De vez en cuando asoma algún pasaje llamativo (el estribillo de “The underground”) o algún riff prometedor (el comienzo de “Civil war”, puro VENOM, bajo bulldozer incluido), pero no pasa de ahí y la cosa no da para mucho más. Y encima se empeñan en hacer que todos los temas salvo uno superen ampliamente los cinco minutos de duración (mas otros tres de relleno con que rematan la jugada en “Six deep”).
El sonido es denso y pesado y al final resulta lo más atractivo del disco, con un bajo que lo cubre todo y una impresión general de caos y oscuridad en la línea de las influencias mencionadas. Puede estar bien de fondo en una fiesta etílica o a todo volumen para conducir mientras uno atiende a otras cosas prioritarias, de ahí no pasa.
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