viernes, enero 07, 2011

SHORT BUS PILE UP- Repulsive display of human upholstery (2010)


Portada de Jon Zig, logo ilegible, disco publicado por Sevared Records… podemos imaginar lo que nos espera, y así es: Brutal Death a la americana, en este caso orientado hacia el Slam, sin pasarse de guturalidad, sin rehuir tampoco los blasts y con una más que moderada dosificación de las partes técnicas.

La cosa empieza muy bien, con un minuto y medio esperanzador en el que los cambios de ritmo tienen que ver unos con otros, cosa poco habitual. Pero el caso es que aquí van todos al doble o al cuádruple o a la mitad de tempo que el anterior, o la batería se mantiene constante mientras lo que cambia es la guitarra, o viceversa y es entonces la batería la que varía sobre un riff que se mantiene igual. Es decir, el tema avanza con un carácter orgánico que se echa de menos en tantos discos en los que los temas parecen una sucesión de pegotes y las distintas partes son intercambiables a lo largo de todo el CD porque no tienen la menor relación unas con otras. Escuchamos el principio de “Ball-Peen Beating” y hay un atisbo de encontrar algo diferente, a continuación entra la voz, una voz potente, dura y gutural pero vocalizada –a veces casi hasta parece inteligible- y el entusiasmo se dispara.

Pero al final no es para tanto. Es cierto que tienen esa tendencia a construir temas con un sentido unitario que se agradece, porque cada uno de ellos gana en personalidad y en esa rara cualidad que hace identificable e individualizable a un tema (“Necrotic Skin Stitching”, por ejemplo). Lo malo es que al final todos tienen la misma personalidad. Y, sobre todo, no logran que sean “recordables”, que se te quede algo en la cabeza, y la razón es que todos los riffs son genéricos, parecidos entre sí y faltos de inspiración. Además, a veces abusan de fórmulas compositivas que no es que queden mal pero que tienden a repetirse: ritmo pesado/blast/ritmo pesado, así varias veces y la voz encajada o bien sobre uno o sobre el otro otro, y vuelta a empezar; o también riff en palm-mute/riff semi-tech/riff en palm-mute. Está bien y es efectivo, pero la variedad es una virtud, creo yo. Y aun así, insisto, lo peor es la ausencia de riffs verdaderamente memorables.

Otro punto grave en su contra es la duración real del disco: hay tres bonus tracks, dos de los cuales son versiones anteriores de temas del propio CD y el tercero procede de la Promo del año pasado. El disco como tal dura 21 minutos, de los cuales hay unos 19 de música una vez descontadas las intro y outro de rigor. Total, un EP presentado como larga duración. Aunque no sé de qué me extraño, ya que su supuesto full-CD del 2006 también duraba 19 minutos y encima no incluía extras. Esperemos mejores cosas, a todos los niveles, en próximas entregas.

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