Primer trabajo bajo el nombre de CHRIST HATE por parte de Derek Engemann, bajista en directo de CATTLE DECAPITATION, entre otras varias bandas en las cuales participa. Se trata prácticamente de un proyecto en solitario, ya que se encarga de todas las labores vocales e instrumentales salvo la batería, donde cuenta con la ayuda de James King, compañero en UNMERCIFUL y también exbatería en otras ilustres formaciones como ORIGIN y VIRAL LOAD. Lo que ofrecen entre los dos es un Black satánico y malévolo tocado a cienmil por hora, un misil de odio que a ratos hace incursiones en atmósferas más Death pero que en general se mantiene fiel a los cánones de los MARDUK más rápidos y destructores. No obstante, aquí encontramos temas sensiblemente más largos: sólo uno de los ocho que presentan baja de cinco minutos, y por poco, lo que configura un disco más que generoso en su extensión -51 minutos- pero que, sin embargo, pasa como un suspiro.
Los riffs caen dentro de los estándares ortodoxos del Black, con diseños simples y muchos trémolos de una sola nota, pero hay algo en la ultravelocidad de los blasts y en su furia monotemática que los emparenta con los VITAL REMAINS de “Dechristianize”. También la segunda voz más grave con la que doblan el registro Black y chillón principal recuerda a Glenn Benton en esa grabación. Y, no sé por qué, pero se deja sentir un halo de la autenticidad y el carisma de SLAYER en toda su ambientación anticristiana, lo que les hace ganar en credibilidad a la hora de presentarse con un mensaje que a priori podría parecer manido e intrascendente.
El primer tema es de pura antología: viniendo de un grupo que se llama CHRIST HATE y con un título como “Anthem” ya promete, pero es que realmente está a la altura de las expectativas y más aún. Un demonio desatado, unas voces que gritan poseídas por el propio Belzebú, un coro repitiendo obsesivamente “I hate Jesus” (y que retoman al final del disco) sobre un fondo sonoro que pasa magistralmente de los predominantes pasajes Black a fragmentos más pesados y Death. Casi siete minutos de declaración de principios a todos los niveles, musical y letrístico, con un resultado insuperable.
La única pega es que el resto del disco no varía apenas respecto de estas premisas y los temas y los riffs acaban pareciéndose demasiado entre sí, aparte de que no vuelve a aparecer ningún tema con la brillante y pegadiza inspiración genial de “Anthem”. De vez en cuando se insinúa una guitarra solista a través de un fugaz relleno, sigue el doble ataque vocal en medio del apocalipsis de blasts y riffs diabólicos, y el sonido en todo momento es devastador, lo que no evita que se eche en falta una mayor diversidad de ideas e incluso una pizca de originalidad. Pero, aun con eso, el resultado global es efectivo y convence plenamente.
4 comentarios:
el black a toda mecha me cuesta un poco a veces, yo soy mas del death, a ver si lo busco
Sí, yo también soy mucho más de Death que de Black, por eso intento en general no hacer reseñas de Black, porque no me siento con la misma soltura.
Y gracias por estrenar la sección de comentarios!:)
anda, no sabias que la habia desvirgado jjajajaj
Pues yo tambien soy mas del Death, pero de vez en cuando algo de buen Black me pone las pilas, aunque en realidad me gusta todo lo que sea y suene metalico...vamos que le pego a todo, como suele decirse me gusta la carne y el pescao (no relacionarlo con el tema sexual,je,je).
Hasta otra gente!!
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