Segundo disco de este
interesante grupo iraní que ha dado un notable giro a su estilo y ha dejado
atrás el Death convencional de su debut del 2010. Y no porque hayan incorporado
elementos de su tradición o su folclore musical, pese a que la intro del álbum
parece anunciarlo, sino porque han abierto su sonido a influencias más modernas
y han ampliado el catálogo de recursos compositivos. No queda claro si es una
mirada hacia dentro, en busca de un legítimo y necesario estilo propio, o si es
una huida hacia el exterior y hacia referencias con solera, pero lo cierto es
que el resultado, aun siendo variado y atractivo, tiene ciertas estridencias
que despistan, y es que tan pronto parecen IMMOLATION como NEURAXIS o GOJIRA.
Eso sí, entretenido e imprevisible no se puede negar que lo es, y, si se piensa
bien, tiene su mérito encontrar y exponer el vínculo entre esas bandas, que
ciertamente existe, sobre todo desde el punto de vista rítmico.
También aparecen
numerosos pasajes técnicos donde las guitarras solistas se exhiben
impúdicamente al estilo de los renovados SEVERED SAVIOR o DECREPIT BIRTH, es
decir, a base de arpegios, frases agudas, pequeños leads, solos en toda regla,
siempre con una fuerte dosis de virtuosismo instrumental. Junto a estos devaneos,
en general un tanto bruscos, hay otras varias “interrupciones”, fundamentalmente
parones repentinos y cambios de ritmo, e incluso algún momento jazzístico u
orquestal, aunque aislados ambos. La batería suena artificial, demasiado robótica,
y en cuanto a ejecución tampoco puede decirse que haga nada especial o siquiera
que esté a la altura de los demás instrumentos. Y la voz, por su parte, se
convierte en la encargada de mantener el espíritu del Death Metal esencial y de
no dejar que la identidad sonora se pierda del todo: es la voz tenebrosa clásica,
sin guturales infrahumanos,
sólo alternada con ocasionales gruñidos más ásperos, y mientras que en otros
discos una inflexión tan poco variada peca de monótona, aquí cumple la función
de equilibrar el eclecticismo de la música y de dotar al conjunto de cierta
unidad.
La producción es superior
a la del debut “Riot of sacrificers”, salvo por el mencionado sonido de
batería, en general es más rica, más potente y todo tiene más cuerpo y más
presencia. Aquel debut, por cierto, vio la luz a través del sello ruso Coyote
Records, y ahora han mirado nada menos que a Australia para confiarles la
publicación y distribución de su sucesor, dando lugar a un curioso triángulo
geográfico y cultural de relaciones editoriales. La temática del álbum es conceptual,
y el título de “World of phobia” sirve también como título de la intro y como
título del menú que seguidamente despliegan: “Anthropophobia”, “Tyrannophobia”,
“Homophobia”, “Eremophobia”, “Panophobia”, “Hypnophobia”, “Phonophobia” y “Algophobia”.
El penúltimo de estos ocho temas es instrumental, como la intro, y sigue la
misma línea de Death clásico, tecnicismo, ritmos cambiantes y solos incisivos,
en un estilo que nuevamente recuerda bastante a IMMOLATION. Sólo falta saber si
este parecido es una confluencia espontánea de identidades o si es un paso más
en un camino hacia no se sabe bien dónde.
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