No todo vale, una cosa
es colar algún relleno o alguna versión para estirar con más o menos descaro la
duración de un disco, y otra muy distinta es meter en un disco de veintitrés
minutos una outro de cinco, una intro de dos y un interludio de otro minuto largo.
¿Qué tenemos al final, quince minutos de música? ¿Pero esto qué es? Y encima de
una música hecha a base de ideas tan gastadas que da vergüenza. No, no todo
vale, las cosas tienen un límite y en este caso al ubicuo Jaymes Grundmann se
le fue la pinza cuando diseñó, compuso y grabó este disco, que no pasa de ser
un entretenimiento privado como los que podemos tener cualquiera, por mí como
si se dedica a la cría del gambón africano en cautividad, puede ser divertido
para los ratos libres y para compartirlo con los amigotes, pero este disco está
hecho deprisa y corriendo y no cabe ser tomado en serio.
Curiosamente Grundmann se
encargó de toda la parte instrumental pero no de la voz, que suele ser su
especialidad en la mayoría de bandas con las que colabora. Guitarra, bajo y
batería programada para parir un cuarto de hora de Brutal Death / Gore-Grind
que no destaca ni en lo uno ni en lo otro y cuyo único atractivo es un
interesante nivel de cerdismo en el sonido. Porque es innegable que tiene algo,
tiene una cualidad que engancha, quizá por lo pastoso o porque es más orgánico
de lo que cabría esperar dada la escasez de medios y la ausencia de una batería
real. Otros alicientes son que el bajo suena definido y con cuerpo, que hay
variedad rítmica (tampoco es difícil en quince minutos), que por el camino
aparece algún tema entretenido como “Extinction through fornication”, que la
portada es impactante en su simplicidad y efectiva en su dualidad cromática, o
que la voz de cisterna de Analator es una gozada. La mayoría son méritos no
principales y ajenos a la música, pero rascando un poco de cada uno se puede
llegar a mirar con cierta benevolencia este peculiar disco.
Después de perpetrar
este “Genesis of heterogeneous” Grundmann se marchó del grupo y quedó solo el
mencionado Analator, que al parecer ha reclutado a un batería de verdad y a un
guitarra para seguir adelante con el proyecto. Es curioso eso de aspirar a
darle identidad a un proyecto en donde lo único permanente es la voz y en el
que la música cambia según los mercenarios de turno, pero ejemplos hay muchos
y a menudo salen bien, siempre que el
cerebro pensante dirija las cosas como es debido. Veremos cómo se presentan los
siguientes pasos de ENTRENCHED INGURGITATION ahora que tienen nueva plantilla,
pero de momento sus comienzos no han sido demasiado afortunados.
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