ASPHYXIATE son otro de
los grupos pioneros del Brutal Death en Indonesia, sólo un poco por detrás de SIKSAKUBUR,
KILLHARMONIC o JASAD -los más veteranos de todos ellos pese a que no fueron los
primeros en publicar-, y, al igual que los dos últimos, no demasiado productivos
para tan larga trayectoria. En su tercera entrega vuelven a confirmar el gusto por
la rama americana del género, algo bastante extendido en su país. Son como la sucursal
en Indonesia de DEEDS OF FLESH, igual que CENOTAPH en Turquía, INVERACITY en
Grecia o BEHEADED en Malta (al menos durante su segunda etapa), es decir, un estilo
retorcido y machacón, bastante lineal y muy técnico, aunque sin llegar al nivel
de unos MALIGNANCY, VISCERAL BLEEDING o DEFEATED SANITY.
Por desgracia también
vuelven a repetir los errores que ya cometieron en su anterior “Anatomy of
perfect bestiality” de hace cuatro años, con lo que habrá que pensar que quizá
para ellos no son errores y que se trata más bien de algo que eligen
deliberadamente. Me estoy refiriendo a ese estilo tan lineal, a esa forma de
componer tan enrevesada, poco directa y bastante parecida todo el rato, y al
hecho de elegir una producción plana, casi estéril, en la que todo queda como
en primer plano y muy bien expuesto pero nada destaca. O no todo, porque el
bajo está enterrado y apenas se percibe más allá de su función a la hora de dar
cuerpo al sonido, se nota su presencia pero cuesta distinguirlo salvo en algún
parón aislado. Son las guitarras y la batería las que se pasan el disco entero
entregadas a su propio festival de riffs, cortes, redobles, acentos raros y
blasts entrecortados, para gloria seguramente de los seguidores de Erik
Lindmark.
El propio frontman de
ASPHYXIATE, Josh, es una especie de Erik Lindmark en versión asiática: ambos
son los únicos que permanecen en sus grupos desde el comienzo, ambos tocan la
guitarra y cantan a la vez (bueno, Lindmark ya no, el pobre) y ambos se han
consagrado casi en exclusividad a sus respectivas bandas, ¡y hasta se parecen
de aspecto! Al final el mayor atractivo de este álbum viene a ser ese,
contemplar la catarata de notas que expulsan las seis cuerdas y admirar la
coordinación de Josh voceando al mismo tiempo (las líneas vocales por sí solas
no valen gran cosa), pero ese es un disfrute demasiado intelectual para
tratarse de Brutal Death. Por otra parte, la mayoría del disco no sale del
mismo tempo, incluso hay veces que acaba un tema y apenas se distingue del
principio del siguiente, como al terminar “Knife in womb”, “Odious mutation…” y
“Decomposing organs”. Este último es de los pocos que incorporan un ritmo
distinto al principio, también tiene una parte con gritos agónicos de
torturados que reaparecen en “Feasting on human cadaver”, hay algunas secciones
centrales lentas en otros temas y la final “Instrument of defiled breeder” es
algo más directa que el resto, pero en general el disco, pese a denotar calidad
tanto compositiva como instrumental, es demasiado obtuso, plano e inexpresivo
como para considerar que destaque de forma brillante.
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