martes, enero 11, 2011

CENOTAPH- Putrescent infectious rabidity (2010)

Quinto disco de los turcos CENOTAPH, en la línea habitual de sus anteriores trabajos, brutalidad extrema, blasts y una voz cadavérica y ultragutural. Todo lo que tienen de fieles a un estilo lo tienen de previsibles y de poco personales. Suenan a un montón más de grupos de Brutal Death de los que apenas se diferencian y a los que no aportan nada significativo.

Aparte de lo poco que les luce el trabajo compositivo, en este disco sufren otros males añadidos, especialmente la producción: tienen un montón de riffs técnicos o medio técnicos pero el sonido impide distinguirlos, con lo cual la marea de notas que están descargando se pierde sin que uno llegue a enterarse, todo un contrasentido. Y la batería suena exageradamente alta, tanto que tapa al resto de los instrumentos, aparte de que ni ella misma está equilibrada en el sonido de sus diversos componentes y la caja destaca más de la cuenta. Lo único que se libra es la voz, pero casi habría sido mejor lo contrario, porque su aportación consiste en un ruido más o menos difuso, sin ninguna sensación rítmica y sin patrones definidos.

Los ritmos van de los conocidos blasts a partes más pesadas (como en “Pustulation with swarming insectoids”), con algunos rápidos fragmentos de unión, no tan largos como para que lleguen a ser breaks, y algunos redobles y cortes de batería que pueden resultar lo más interesante del disco (junto a la portada, obra de Toshihiro Egawa, o el tema “Paroxysmal mutation”, conciso y eficaz). Pero aparte de esos ritmos no hay muchas más opciones ni se permiten variar demasiado en este aspecto, y cuando lo hacen es para introducir una ralentización de lo más insustancial en el tema “Gorenographic pervert victimology” o para grabar un tema entero en la misma línea, “Embryobscure hypnosis - Womb of decay”, con el que cierran el disco y que se vuelve soporífero, aparte de no pegar en absoluto con lo que han ofrecido hasta ese momento. De paso, si descontamos estos insulsos cuatro minutos y medio finales de puro relleno, el disco se queda en veinticuatro minutos, una prueba más de la escasa creatividad de estos chicos.

CENOTAPH pecan de lo que han pecado siempre, una alarmante falta de inventiva y una sensación general de vulgaridad, en el sentido de ser del montón. Los propios títulos son una acumulación de tópicos que a estas alturas están más que vistos y hasta superados, y parecen una mera unión de palabras gore sacadas al azar de dentro de una bolsa (o hechas con el “Black Metal titles generator” que circula por internet, pero en versión gore, que sería lo mismo). Valgan como ejemplo los ya citados o el mismo título del disco, y como antecedente el hecho de que ya unieron las partes iniciales de sus dos primeros cds cuando los reeditaron en uno solo y no se notaba la diferencia. Pues así todo.

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