sábado, marzo 30, 2013

CARNIVORE DIPROSOPUS- Condemned by the alliance (2013)

En el Brutal Death es difícil no hablar de “riffs asesinos”, “voz monstruosa”, “guitarras destripantes” o “ritmos inhumanos”, y al final parece que con cada nuevo disco la descripción acaba repitiéndose y que va a ser imposible decir algo específico sobre el grupo de turno. Pero es que a veces es así, para bien o para mal. El género tiene sus cánones y los grupos no gustan de tomarse muchas libertades ni alejarse de la ortodoxia más recalcitrante. No seré yo quien lo critique, porque cuando me echo a la cara un disco de CARNIVORE DIPROSOPUS sé exactamente lo que quiero, y eso es lo que obtengo: media hora de brutalidad destripante y monstruosa, sonido ultracompacto, voz en el subsuelo y guitarras demenciales que parecen motosierras atravesando las paredes.

Brutal Death Metal en la confluencia perfecta del estilo americano con la orientación propia de los grupos colombianos tipo DEFACING o MELTING FLESH, un híbrido formidable que ni se pierde en los tecnicismos de los primeros ni incurre en las a veces excesivas guarrerías de los segundos, sólo brutalidad cadavérica, machacona y enferma, pero bien hecha. ¿Y qué es lo que hace que un disco como éste, impersonal y ortodoxo como cualquier otro, sea destacable? Pues los temas, ni más ni menos. Los riffs, los cambios, las frases… lo de siempre, en realidad, porque si uno se para a pensarlo, las descripciones genéricas no indican nada sobre la imaginación de los temas, de ahí que valgan para cualquier disco y se acaben repitiendo, y al final son los propios temas los que dan la talla de un disco.

Y es que cuando un grupo está inspirado, porque sí, o porque atraviesan un buen momento creativo, o porque en el estudio iban puestos hasta las cejas, sólo cabe rendirse y disfrutar. El tercer trabajo de estos cafres de Bogotá no aporta nada nuevo y tampoco demuestra una marcada individualidad, pero está plagado de momentos en los que cada riff va directo al cerebro, lo taladra y se queda allí haciendo que tengas ganas de oírlo una y otra vez. Y no para comprobar que sean mejores que nadie, sino sólo para caer en un estado de animalización psicótica prolongado durante ocho temas más una intro y una outro. “Colossal destruction”, “Deeds of supreme sect” o “New order condemnation” no ofrecen atractivos a la mente ni resisten un minucioso análisis musical, porque apuntan a la parte más primaria de nuestros instintos y sólo aspiran a llevar al oyente a un trance de violencia gratuita y destrucción irracional, pero todo esto lo logran de sobra. Si le sumamos la muy acertada producción, la experiencia global resulta ser de las más satisfactorias y convincentes últimamente en el limitado pero irresistible mundo del BDM.

domingo, marzo 24, 2013

EXODUS- Bonded by blood (1985)


Si hablamos de Thrash Metal, de sus comienzos, de los grupos que lo inventaron y de los discos que lo definieron, en lo más alto deberían aparecer 1984, EXODUS y este título fundacional: “Bonded by blood”. Ni siquiera perderé tiempo argumentando por qué fue absurda, históricamente errónea y seguramente hasta mezquina la decisión de excluirles de la lista de “los cuatro grandes”, todos sabemos que se trató de una mera operación comercial y no merece la pena insistir ni dedicarle atención. Para quien no lo sepa, el debut de EXODUS se grabó un año antes de ser editado en la primavera de 1985, pero diversos motivos retrasaron su publicación hasta entonces. Este dato no hace que varíe el momento en que tuvo difusión internacional y masiva influencia, como es lógico, pero sí cambia nuestra percepción del mismo al mirarlo hoy en perspectiva: esto en 1984 era una burrada de disco.

Pero es que también lo era en 1985, y EXODUS se pusieron de un plumazo a la cabeza de un movimiento aún en ciernes y que con ellos adquirió forma, rasgos e identidad completos. “Kill ‘em all” y “Show no mercy”, piedras angulares del género, habían aparecido en 1983, pero pese a podérseles considerar ya como Thrash, aún mantenían una naturaleza híbrida que delataba sus orígenes. Un año después sus autores volvían a la carga con “Ride the lightning” y con un par de EPs, respectivamente; en el primer caso rehusaron depurar la tendencia Thrash -en lo compositivo, no así en el sonido- y en su lugar potenciaron elementos más propios del Heavy (y no me refiero sólo al hecho de incluir una balada, aunque también), lo cual fue ya un primer aviso del drástico viraje que experimentarían a la vuelta de unos años, mientras que en el segundo, SLAYER dieron por fin en el blanco con el inconmensurable “Haunting the chapel”, 100% Thrash, el primer zarpazo brutal de los muchos que darían en discos sucesivos, pero por desgracia sólo un EP de tres temas.

Es decir, el Thrash Metal aún no había consolidado sus características, no existían grupos que compusieran siguiendo sus presupuestos ni discos dotados de un grado absoluto de pureza estilística. En Estados Unidos ANTHRAX, METAL CHURCH, OVERKILL, LÄÄZ ROCKIT, HEXX o ZNÖWHITE, grupos que publican sus debuts ese año, no están haciendo aún Thrash al 100% -y algunos nunca llegarán propiamente a hacerlo-, otro tanto puede decirse de RAZOR y VOÏVOD en Canadá, y en Europa KREATOR y SODOM publican sendos EPs aún primerizos, como lo era también el estreno de LIVING DEATH, pese al innegable carácter de pioneros de todos ellos. Todo estaba en proceso, formándose a gran velocidad, había un magma en ebullición donde las ideas estallaban y en el que las bandas se influían en tiempo real unas a otras. Se estaba creando una escena. Tanto “Ride the lightning” como “Haunting the chapel” aparecieron en agosto de ese año, para entonces EXODUS ya habían acabado de grabar su debut, pero a diferencia de las obras de sus colegas, que sucedían a discos de personalidad aún a medio hacer, “Bonded by blood”, al igual que unos meses después el “We have arrived” de DARK ANGEL, “nació completamente terminado”. Con él lo hacía también la producción discográfica de EXODUS, que de esa forma se convirtieron junto con los aludidos DARK ANGEL en uno de los primeros grupos en haber editado desde sus comienzos discos de auténtico Thrash Metal de principio a fin.

Caso aparte es el de BATHORY, cuyo debut era una colección de temas auténticamente Thrash: el sonido, la voz y la temática van ya en otra dirección, pero la parte compositiva es Thrash sin paliativos, en un estilo que influirá notablemente en la primera corriente europea y con una serie de riffs prototípicos que se verán continuados en discos como el “Endless pain” de KREATOR, a veces con llamativas coincidencias (los pre-estribillos de “In conspiracy with Satan” y “Flag of hate”, por ejemplo). Los grupos alemanes, a diferencia de los americanos, mostraron una adhesión total a los principios del género desde sus inicios, explicable en parte por haber surgido ligeramente después. Pero en Estados Unidos ya estaban METALLICA, SLAYER, DARK ANGEL, EXODUS… esta parece una lista más razonable de cuatro grupos que sí fueron cruciales en el advenimiento del género. Otra cuestión es si después desarrollaron o no carreras largas y fructíferas, o si continuaron siempre practicando el mismo estilo, pero es que en el caso de EXODUS sí se cumplen ambos factores junto al de ser cofundadores del mismo, y son, por tanto, los únicos junto a SLAYER en hacer pleno en todos estos requisitos… Pero en fin, me había prometido no ahondar en el tema ni hurgar en la herida. Creo que queda claro.­­


Aunque pueda parecer una recreación histórica superflua, este largo preámbulo viene bien para apreciar con toda justicia lo que supuso “Bonded by blood” en su momento y para poder admirar su portentosa contribución al Thrash Metal. Que sea bueno o menos bueno desde el punto de vista musical nunca podrá mermar sus méritos inigualables como creador de arquetipos. Pero es que además es bueno. Muy bueno. Tras superar el estado embrionario rastreable en sus Demos, EXODUS emergen aquí con un catálogo de temas impropios de un debut, demostrando una portentosa inventiva, una inspiración en total estado de gracia y una habilidad constructiva verdaderamente ingeniosa. Ferocidad, intensidad, originalidad, ideas propias… qué más se puede pedir. Desde luego, la técnica instrumental no es suprema, pero ni falta que hace, EXODUS no son acróbatas y tampoco aspiran a ello, son una horda de cafres creando un nuevo estilo con el que expresarse, y lo hacen mejor que nadie.

El disco se mueve por completo dentro del Thrash Metal más ortodoxo y en realidad establece sus paradigmas principales, como el diseño de los riffs basados en furiosos rasgueos, la batería a toda velocidad, una voz que claramente ya no canta y un sonido áspero y crudo, despojado de todo refinamiento. La impresión general que transmite es de tosquedad, de rudeza, de violencia inconcebible en un contexto en el que aún reinaba la NWOBHM. Aparte de la velocidad, también instaura el Thrash Metal a medio tiempo que después desarrollarán ampliamente MEGADETH a partir del “Peace sells…”.

Pero aparte de ser un fundador del movimiento, el disco brilla por méritos musicales propios, sobre todo en el apartado rítmico y en la construcción de los riffs: si resulta tan dinámico a pesar de su tosquedad es porque nunca cae en el simplismo. Sus materiales son sencillos, pero el uso de éstos nunca es simplón. Al contrario, EXODUS se muestran de lo más ocurrentes al usar pequeños trucos que convierten en práctica habitual, especialmente haciendo que la batería sea parte integral del diseño de los riffs: acentos, pausas, redobles (“Bonded by blood”, “Metal command”, “Piranha”, etc.), tresillos (“A lesson in violence”, “Piranha”), compases irregulares (“No love”)… En lugar de tirar de virtuosismo instrumental, lo que hacen es sacar todo el provecho posible a sus materias primas a base de maña, con recursos tan fáciles como meter un doble bombo al volver al riff principal en el tema-título, llevar un riff del registro agudo al grave, cambiar de tempo cuando repiten una misma frase, etc. Lo que tienen, poco o mucho, lo usan con gracia y con una agudeza admirable.

Otra virtud del disco es que las distintas partes de cada tema no están enganchadas sin más dando lugar a una ristra sin sentido, sino que se pasa de unas a otras con fluidez, las desarrollan hasta que unas se transforman en otras, y los cambios llegan a través de transiciones que casi siempre resultan naturales. “And then there were none”, “Piranha”, “No love”, “Deliver us to Evil”… los ejemplos son continuos, sobre todo en esas largas secciones centrales en las que les gusta recrearse a partir del tercer tema.

Por último, la voz es un prodigio de rabia, furia y salvajismo, plagada de matices que le sirven para dar salida a toda su violenta expresividad. Ni que decir tiene que todo lo que sea entonar a la vieja usanza ha desaparecido del todo. Los solos incorporan también ese gusto por el puro ruido, a base de fragmentos caóticos, rasgados estridentes y vibratos demenciales, un campo en el que SLAYER acabarán siendo verdaderos especialistas. Los gang-chorus hacen en este disco su primera y generosa aparición, un sello más de identidad y que será imitado por otros grupos cercanos.

Y las letras… qué decir de ese festival de violencia y satanismo mezclados sin mucho sentido pero con la mayor espontaneidad y gracia, hasta el punto de que son capaces de darle la vuelta a un holocausto nuclear en “And then there were none” y hacer que acabe siendo obra de Satanás. Violencia, violencia, violencia, es el monotema constante, asesinatos gratuitos, obsesión por el crimen, “Killing is my business”, “Pleasure to kill”… es todo lo mismo. El otro argumento al que recurren es el culto al Metal, siempre unido a la violencia, y que es la base de los temas “Bonded by blood” (aunque la portada no tenga nada que ver) y “Metal command”, algo en lo que insistirán ampliamente con “Toxic waltz” más adelante.


El disco se abre con el homónimo “Bonded by blood”, caña directa que deja claro desde el segundo número uno tras la intro de qué va esto: velocidad, sonido agresivo, rasgueos de guitarra que configuran un riff alejado del HM, una voz demencial que ladra, gruñe y chilla, y toneladas de violencia. El tema baja de velocidad al llegar al estribillo, algo poco habitual, pero en lugar de perder fuerza consigue todo lo contrario, dejando patente desde el comienzo el poderío arrollador del grupo. Con una asombrosa economía de medios (apenas tres riffs en todo el tema) y una estructura convencional de estrofas / estribillo / solo, “Bonded by blood” no se adentra aún en las complejidades estructurales e instrumentales que implantará el nuevo género, pero sí irrumpe de lleno presentando sus riffs, ritmos y sonido característicos.

“Exodus”, un tema rápido, aunque no ultrasónico, es quizá lo más corrientito de todo el álbum, lo más genérico, pero decir esto en un tiempo en que aún no existían convenciones es ponerlo por las nubes. Aun así, no llega quizá al nivel de inspiración de las demás piezas, pero es violento y directo, bien construido, y está colocado en un punto muy apropiado del disco, cuando aún lo mejor no ha llegado y puede lucirse sin que los verdaderos temazos le hagan sombra.

“And then there were none”, tema con un monstruoso riff, simple pero aplastante, después del segundo estribillo (al que enseguida le varían la velocidad de la batería, uno de los recursos habituales del disco y que repiten, sin ir más lejos, en este mismo tema poco antes de que empiecen los solos de guitarra y de nuevo en el momento justo en que empiezan). El tema, además tiene una estructura de lo más peculiar, porque hasta que llega ese riff no se desvía del modelo clásico de estrofa – pre-estribillo – estribillo, cada una de esas partes con un único riff, pero a partir de entonces comienza una larga sección instrumental, con cambios, solos, etc., que después no desemboca en una nueva entrada de la voz, sino que conduce directamente al final. Toda esa sección, especialmente después del parón que hay antes del tercer minuto -explosión nuclear incluida-, es como un tema instrumental separado del anterior y sin ninguna relación con él, aunque las transiciones entre sus partes son tan suaves que no resulta chocante.

“A lesson in violence”, primer trallazo a toda velocidad del disco, Thrash acelerado e imparable tal como se practica desde entonces. Genial de nuevo la potencia que adquiere el post-estribillo al bajar de repente la velocidad, toda una audacia que en este disco da siempre resultados magníficos y que confirma que los cambios de ritmo son uno de sus mayores aciertos. En la parte central repiten algo parecido a lo del tema anterior, ya que al retomar el riff principal tras los solos, la voz no vuelve y el tema termina ahí mismo, haciendo que su último minuto y medio sea completamente instrumental. Un nuevo himno llega con “Metal command”, por lo demás un tema sencillo, esta vez sin complejidades ni largos desarrollos, que tiene las partes propias de una canción convencional de Heavy Metal y se limita a dejarnos bien claro qué quiere el grupo: “bangers take your stand and obey… the Metal command!!”.

“Piranha”, otro tema duro, conciso, áspero. Comienza con un rítmico riff que luego recuperan en el solo, y de nuevo repiten la estrategia de dejar que el último minuto y medio del tema sea todo instrumental. En “No love” ese lapso llega casi hasta los dos minutos y medio y presenta uno de los fragmentos con más desarrollos y cambios de todo el disco, aunque esta vez la voz reaparece poco antes del final. “Deliver us to evil” es aún más largo aunque acaso no tan complejo, pero tiene la sorprendente particularidad de que las tres estrofas cuentan cada una con un riff distinto y están en un tono diferente, pese a dar la impresión de ser iguales (la tercera, además, lleva a un pre-estribillo diferente a los dos anteriores); el estribillo, esta vez, sube de velocidad para enfatizar su carácter, y les funciona igual de bien que cuando hacían lo contrario.

“Strike of the beast”, cuyo estribillo, por cierto, es idéntico al del “Total death” de KREATOR del mismo año (voz, acordes y casi casi la letra), vuelve a la velocidad de “A lesson in violence” y supone el paradigma de tema Thrash a toda pastilla construido a partir de un riff sencillo, el modelo con el que los citados alemanes, por ejemplo, confeccionaron todos los temas de su debut. De paso refuerza la tendencia a situar este tipo de temas en una posición extrema dentro del disco, que habían empezado a establecer los grupos pioneros, bien al final (“Metal militia”) o al principio (“Evil has no boundaries”), que continuarían ellos mismos en sus ediciones del ’84 y a la que se sumarán también grupos como ANTHRAX (“Deathrider”, “Gung-ho”). En “Strike of the beast” EXODUS recurren a otra argucia simple pero efectiva cuando llegan a la última estrofa y transportan el riff principal a la tesitura grave, donde suena más oscuro y potente, otro ejemplo de cómo sacan tajada de trucos de lo más sencillo pero que saben administrar con maestría. Tratándose de un primer disco, esa maestría les venía del ingenio, de la inspiración, no del aleccionamiento propio de los grupos consagrados y acumulado mediante la experiencia. En su caso era talento en estado puro, un filón de inquietud, ideas y genio creador, un diamante que, a diferencia de sus coetáneos, no estaba en estado bruto, sino pulido, terminado y rematado.

viernes, marzo 22, 2013

EUPHORIC DEFILEMENT- Ascending to the worms (2013)

Primer disco de estos hispanos de Los Ángeles que no aspiran a mucho más que a machacar Brutal Death a la americana mediante temas cortos con riffs rápidos, partes pesadas y voz subterránea. Ni la discográfica ni la portada dejan ver por dónde va el percal, y las expectativas de encontrar un enfoque verdaderamente técnico, una compleja elaboración o incluso una vena progresiva se disipan a los pocos minutos de escucha. Quizá la portada y las letras sean el único reducto que contribuye a crear esa identidad, pero la música como tal no va por ahí, y creo que este disco guarda más semejanza con lo que suelen publicar sellos como Comatose y Sevared y con grupos como HORDE CASKET, ABDICATE, DISFIGURED o FUMES OF DECAY.

El nombre, sin embargo, sí da alguna pista sobre su peculiar oferta musical. Dos palabras, como tantos otros: “Defilement”, término habitual en el gremio (es decir, que no les importa en absoluto ser genéricos e indiferenciados), pero lo de “Euphoric” resulta curioso, nada de “grotesco”, “repulsivo”,  “inhumano”, sino algo que expresa entusiasmo y alegría. Sí, ya, entusiasmo por la profanación (confirmando que el rollo gore no va con ellos), pero no deja de tener su gracia, y es que su música también la tiene, y dentro del subgénero descrito logran frases con gancho y temas amenos, lo que constituye su mejor baza, normalmente creando riffs inspirados pese a ser simples o bien usando con ingenio unos arpegios por aquí, un trémolo por allá, siempre sin abusar, o alternando partes agudas con el continuo chuga-chuga rítmico.

Lo malo, aparte de su falta de personalidad, es que todos los temas siguen el mismo esquema, y si cada uno por separado es entretenido y hasta dan ganas de volver a oírlo gracias a esos riffs sencillos y directos (sobre todo en las partes pesadas), todos seguidos acaban por abotargar la sesera del respetable: comienzo rápido, voz cavernosa, parte pesada, retomamos el principio y listo. Y vuelta a lo mismo en el siguiente. Además el diseño de los riffs rápidos es igual de repetitivo, a base de una mitad más frenética y llena de notas y otra más pausada y simple. La voz también es invariablemente monótona, con un solo registro y una sola inflexión, todo un lastre. Al menos Niels Adams cuando hacía eso en PROSTITUTE DISFIGUREMENT tenía un timbre inverosímil que nadie más en el planeta podía igualar.

La breve “Dysfunction”, colocada oportunamente a mitad de recorrido, supone una agradable excepción, aunque sólo sea porque la parte pesada va al principio y porque más adelante aparece otra incluso más lenta, de modo que entre estas alternancias y la concisión del conjunto logran hacer algo un pelín distinto al resto, como también sucede en “Echoes / Deprivation of the quintessential source”, sin ser tampoco un cambio drástico. Y luego están los habituales rellenos que no guardan relación con ningún tema ni sirven para articularlos, resaltarlos, enlazarlos ni nada justificable: la intro con piano y cuerdas pase, pero los cuatro minutos largos de bajo en “A peaceful descend” están de más. En cualquier caso, disco correcto, brutal y entretenido, para adictos a los grupos mencionados.

miércoles, marzo 13, 2013

WORMED- Exodromos (2013)

Mucho han cambiado las cosas en diez años para WORMED desde su aclamado debut en larga duración hasta esta continuación que llega de la mano de Willowtip (en Europa lo distribuye Hammerheart Records), un sello cada vez más orientado a seleccionar de entre las hordas de grupos de Brutal Death aquellos que destacan por su inquietud, su calidad técnica, su complejidad, por tener una propuesta personal o por contribuir a ampliar el sonido más convencional del género y su temática repetitivamente escabrosa. Los madrileños, hace una década, iban por delante en este segundo aspecto mientras que el primero seguía anclado en el carácter impenetrable y reiterativo de unos BRUTUS o de unos primeros DECREPIT BIRTH, pero ahora, igual que hicieran éstos últimos, le han dado un vuelvo drástico también a la música.

Eso sí, la brutalidad e intensidad son exactamente iguales, incluso potenciadas por una serie de factores que la hacen más efectiva. Siempre impacta más una buena dosificación de la agresividad que un chorreo continuo de riffs que acaban por dejarle a uno embotado. Perder el barullo sonoro también les ha venido bien, y no impide que sigan machacando sus instrumentos y desgarrándose las cuerdas vocales con la misma violencia. Quizá el nuevo enfoque no agrade a los ultras más sectarios, pero el hecho de ofrecer un producto con miras más amplias y no tan cerril desde el punto de vista sonoro hace que la impresión global sea la de estar mejor hecho, con más cuidado, más logrado.

Está claro que han aligerado la excesiva densidad del debut, que era casi asfixiante (aunque en parte eso fue lo que gustó, como pasa con grupos como ORIGIN, PORTAL, etc.), y han hecho de ello una virtud en este disco: es más digerible, respira mejor y, pese a ser un trabajo difícil que no entra a la primera, es infinitamente más dinámico y tiene partes pegadizas que se recuerdan sin problema, algunas incluso hipnóticas. La fórmula consiste en darle variedad a las composiciones, ni más ni menos, incorporando arpegios, notas tenidas, discretos “leads”, ampliando el uso del registro agudo, profundizando en el las disonancias, explotando algo más el diálogo entre las guitarras (que se queda corto y podría haber dado más de sí), alternando riffs complejos con otros algo más simples… en general extendiendo mucho el catálogo de recursos a la hora de confeccionar los temas. Los continuos y bruscos cambios de ritmo, sin embargo, no son ninguna novedad porque siempre han sido marca de la casa, y en todo caso perjudican a la cohesión de los temas porque pecan de aleatorios.

En general, sin ser desde luego revolucionario, creo que es un disco con un pie en la modernidad, gracias a una serie de ritmos y armonías audaces, cierto aire a grupos canadienses como NEURAXIS, ATHERETIC (otro grupo igualmente denso e impenetrable), ARCHSPIRE o inevitablemente CRYPTOPSY, e incluso unos cuantos arpegios exportados directamente de VOÏVOD (el que hay poco antes del segundo minuto en “The nonlocality trilemma” es descarado) y que le dan la nota psicodélica a su Brutal Death, lo cual es innovador (en otros géneros puede que no fuese nada nuevo, pero en este sí). Puestos a escoger temas, “Stellar depopulation” probablemente sea de lo mejor, seguido de cerca por “Multivectorial reionization” y “Tautochrome”, al menos en cuanto a accesibilidad combinada con variedad, rasgos que, como digo, no son incompatibles con el molde general de brutalidad, complejidad, técnica y ambiente sci-fi, y que creo que materializan el planteamiento deliberado que han seguido WORMED en esta ocasión.

No obstante, el disco resulta irregular, porque tiene varias partes muy estáticas frente a las ya aludidas y dotadas de enorme intensidad y gran diversidad musical. De repente nos encontramos un totalmente superfluo “Solar neutrinos” con dos minutos de sonidos ambientales, recitados vocales y unas pocas notas repetidas que luego desaparecen, y vista la duración total del álbum -al margen ya del tiempo que han tardado en publicar disco completo nuevo-, esta especie de interludio es sólo un parón, una distracción, un obstáculo. Y otro tanto pasa después con “Darkflow quadrivium”, en el que no plantean nada salvo repetir una y otra vez un mismo riff con algún cambio en el patrón de la batería, dando la apariencia de ser un retal sobrante y acabando por convertirse en un pasatiempo que no aporta nada en absoluto. Aún hay otro caso, sobre el que volveré más adelante.

Retomando los méritos de “Exodromos”, también hay que elogiar la magnífica producción, superior con creces a la de su debut en todo, la nitidez, la potencia, el equilibrio de los instrumentos o en particular el sonido de la batería. Ya en “Quasineutrality” las cosas habían mejorado sensiblemente, acercándose al resultado actual, más sofisticado, más pulido y de paso más acorde con la ambientación temática del grupo. Con cada nuevo trabajo WORMED han dado pasos de gigante en este apartado, y entre “Exodromos” y “Planisphaerium” hay tanta diferencia como la que hubo entre éste y su primerísima Demo “Floating cadaver in the monochrome”. La voz, por su parte, en lugar de gruñir o rugir, que sería lo propio del género, lo que hace es ruido, literalmente puro ruido. Desconozco la técnica y no sé si lo hace aspirando o cómo, pero es un maravilloso ruido ininteligible que llega a ser adictivo y cuyo timbre recuerda a veces al debut de DISAVOWED, pero con mucha más variedad y una enorme gama de matices.

La citada ambientación temática, toda esa recreación conceptual propia de un universo de ciencia ficción, está bastante lograda, gracias a la portada y, sobre todo, a la historia que narran los temas (la precuela de “Planisphaerium”: la historia de Krighsu, el último ser humano en el cosmos, y de su viaje a través de los “xenoversos” después de que el universo conocido haya sido absorbido por un agujero cuántico “en una reionización inversa multi-vectorial”). OBSCURA, PROTEUS, RINGS OF SATURN y otra serie de grupos de Tech Death vienen a la cabeza ante estas epopeyas intergalácticas. Los títulos de “Exodromos”, sin embargo, resultan recargados, artificiales, como demasiado "buscados" y un tanto excesivos, en evidente consonancia con las letras.

Para concluir, retomo la cuestión que dejé antes a medias: el disco termina con “Xenoverse discharger”, y el tema está bien durante tres minutos, una brutal estampida a toda velocidad sostenida con obsesión propia de bandas post-Black como PANOPTICON y discos como el debut de ALTAR OF PLAGUES o el segundo de UNDER THAT SPELL. Pero desde que a continuación retoman uno de los riffs de “Stellar depopulation” ya no ocurre nada de nada: dos minutos de repetición y repetición y luego uno más con ruiditos atmosféricos. Ah, que se acaba el disco y hay que darle un final y un carácter apropiados, pero es que se han cepillado la mitad del tema, y cuando es ya la tercera vez que hacen algo parecido, y sabiendo que WORMED no son un grupo especialmente fértil, uno acaba preguntándose si esas secuencias no están puestas para rellenar o para que el disco alcance una determinada duración.

Quizá las hayan puesto para “relajar” la escucha, para dar un respiro al oyente a intervalos regulares -su colocación (temas 4, 7 y 10) no parece casual-, pero ningún grupo de las corrientes más retorcidas, arduas y densas se molesta en hacer eso hoy día (más bien lo contrario), porque si ceden un palmo en la batalla son rápidamente superados por una legión de competidores a cual más abstruso. Parece un contrasentido ponérselo fácil al oyente a base de estas “áreas de descanso” perfectamente distribuidas. Quizá pueda argumentarse que son parte de la historia narrativa del álbum y, por tanto, participan de sus subidas y bajadas a la hora de dosificar la tensión, como pasa en todo relato, pero no parece una razón muy sólida vistas las dimensiones del disco. Lo sería si hubieran construido un álbum más ambicioso, una especie de obra magna que reconvirtiera la fuerza conceptual de unos PINK FLOYD en forma de criatura monstruosa de Brutal Death del siglo XXI. Tal como configuran el disco, esos bajones de intensidad sólo consiguen distraer y hacer perder la concentración, no tienen la capacidad de articular el conjunto y, sinceramente, sabiendo que con un simple botón podemos saltárnoslas, no me imagino a nadie poniéndose el disco de principio a final para cumplir obedientemente con su historia conceptual.

viernes, marzo 08, 2013

MALIGNANCY- Eugenics (2012)

Y he aquí al grupo menos “headbangeable” del mundo…Ya sé que no, era una broma, hay una larga lista de muchos otros que los superan con creces, pero está claro que MALIGNANCY no son un grupo directo, que sus ritmos no pueden seguirse a impulsos físicos, ya sea a cabezazos, con los pies, o repiqueteando en una mesa, y que se han propuesto desde hace tiempo que su batería no mantenga un mismo patrón durante mucho rato seguido. Todo lo cual no es a priori ni bueno ni malo, se trata de su estilo y en este reciente “Eugenics” lo consagran una vez más como su identidad inamovible, por si alguien no lo tenía claro. Bien pensado… quizá no sean tantos los grupos que los superan en esto del retorcimiento a ultranza, el cambio continuo y el “más difícil todavía”.

Brutal Death técnico pero no a la manera de OBSCURA, sino por el lado del citado retorcimiento y la inestabilidad rítmica. La pericia con que los instrumentos consiguen ensamblar entre sí sus distintas partes, todo ese meticuloso entramado de riffs, redobles, cortes, acentos, etc., a cual más irregular, demuestra una maestría digna de admiración. El riesgo es que acaben sonando fríos, o que obliguen a una aproximación demasiado intelectual a su música, demasiado analítica, en lugar de ofrecer una experiencia visceral, que sería lo propio del género (o lo fue en sus orígenes). En general en este álbum esquivan bien ese peligro, y a la vez que conservan su estilo, machacan sin piedad a base de una música brutal, violenta y tremendamente intensa.

No deja de ser curiosa la participación simultánea de Roger J. Beaujard en dos entidades tan diferentes como MALIGNANCY y MORTICIAN, consagradas a la complejidad compositiva y la excelencia instrumental, la una, y a la simpleza en ambos apartados la segunda, hasta el punto de poder considerárseles como exponentes arquetípicos de dos polos opuestos. La música de MALIGNANCY no está concebida para provocar una reacción emocional más o menos inmediata, ni tampoco está dotada de capacidad de sugestión o de creación de atmósferas, pero en “Eugenics” sí logran al menos que sea expresiva, lo cual ya es mucho, porque es ahí donde más se la juegan siempre con su peculiar propuesta y donde más carencias suelen mostrar.

“Global systemic collapse” y “Separatists”, por ejemplo, ofrecen secciones algo más regulares y riffs que la memoria puede retener sin tener que hacer un Máster, y la segunda presenta además una fantástica sección intermedia, con solos de guitarra incluidos, en la que demuestran que se pueden combinar los ritmos espasmódicos con los riffs inteligibles, sin renunciar, por tanto, ni a su estilo ni a una mayor cercanía al oyente. Por su parte, el riff principal (??) de “Creatures of conformity” o el principio de “The breach” parecen un híbrido entre PSYCROPTIC y CANNIBAL CORPSE con algo de DYING FETUS, confirmando así los méritos generales de un disco que consigue ser técnico, difícil y a la vez impetuoso y agresivo.

La producción, magnífica, en línea con lo dicho sobre su música: lo bastante clara para que todo se distinga a la perfección, pero con la potencia necesaria para aplastar al oyente y cocearlo mientras agoniza. Por otro lado, y aunque esto sólo empiece a suceder al cabo de muchas escuchas, el disco se “rentabiliza” más cuanto más tiempo pasa, porque cuando uno consigue asimilarlo -tarea larga y peliaguda- es cuando despliega todo su atractivo y puede apreciarse su rico catálogo de riffs, ritmos, creatividad y trabajo minucioso. Eso sí, el caos estructural provoca la impresión de no saber dónde se está en cada momento, y también resulta innegable, casi desde un punto de vista estadístico, el abuso de armónicos a la hora de estructurar los riffs, otra desafortunada marca de la casa.

martes, marzo 05, 2013

Portada y temas del nuevo disco de IMMOLATION


IMMOLATION will release their ninth full-length album, "Kingdom Of Conspiracy", on May 14 in North America, both digitally and physically, via Nuclear Blast Records. The follow-up to 2010's "Majesty And Decay" was recorded at Sound Studios in Millbrook, New York with longtime producer Paul Orofino, and mixed and mastered once again by Zack Ohren (ALL SHALL PERISH, DECREPIT BIRTH, SUFFOCATION). The "Kingdom Of Conspiracy" cover imagery was brought to life this time by Pär Olofsson, who has previously worked with IMMORTAL, THE FACELESS and ABYSMAL DAWN, among others.

"The figures in the artwork have all been bound and chained and have their eyes and mouths sewn shut symbolically, showing the chilling of speech and the intentional blinding of the masses," explains IMMOLATION guitarist Robert Vigna. "They all make up the huge ominous structure behind them, which is symbolic of the growing security state as well as our failing structures today, and how they are slowly and methodically consuming and controlling us all. It has a very Orwellian feel to it, which is what we were going for since the album is very dark in a slightly different way."

In regards to "Kingdom Of Conspiracy"'s lyrical content, Vigna says: "The album deals with the world today and the slow unraveling and breakdown of our societies and the systems and structures behind them. It speaks of the human side to all this and how we have all lost our way and have fed into these very systems that are slowly coming apart. This is the common thread running throughout the album and the cover paints a very dark picture of the future, where these systems have completely absorbed our world, and our freedoms and we have become a part of the very fabric of these structures that we have created. Each song is a symptom of this mass sickness that has brought the world to the point it is at now, and we paint a very bleak picture of this slow and gradual breakdown and the human failures that sped this process along. This is the 'Kingdom Of Conspiracy'."

"Kingdom Of Conspiracy" track listing:
01. Echoes Of Despair
02. Keep The Silence
03. Kingdom Of Conspiracy
04. Serving Divinity
05. The Great Sleep
06. Indoctrinate
07. A Spectacle of Lies
08. God Complex
09. Bound To Order
10. All That Awaits

viernes, marzo 01, 2013

DEVOURMENT- Conceived in sewage (2013)

Olvidemos por un momento que esto es un disco de DEVOURMENT, por aquello de intentar verlo sin condicionantes: lo que oímos es un disco de Death bien hecho pero bastante convencional. Pensemos ahora que ésta es la cuarta entrega de esa institución de la brutalidad llamada DEVOURMENT… lo que tenemos delante es un disco de Death bien hecho pero bastante convencional. Pues vaya. El caso es que se trata de un álbum sólido, variado, brutal y bien producido, pero cuesta identificar que haya sido creado por DEVOURMENT, y no porque se hayan alejado tanto de sí mismos como para confundir al oyente, sino simplemente porque han incorporado algunos elementos nuevos y han ampliado su paleta sonora hasta el punto de que el disco podría estar firmado por otros cuantos grupos y no pasaría nada.

Ahora bien, que eso sea bueno o no, que lo decida cada cual. En justicia hay que decir que se han dejado por el camino parte de su identidad pero que a la vez han enriquecido su música. Ya no ofrecen la conocida ristra interminable de ritmos ultramachacones, parte Slam tras parte Slam, ni doscientos riffs que cuesta diferenciar entre sí. Esta vez la variedad de velocidades y ritmos es la más amplia de su catálogo, pero eso les ha llevado a abandonar su carácter más radical y extremo. Todo no se puede tener a la vez, me temo.

Hay temas en los que predominan las partes pesadas, como “Fucked with rats” o buena parte del tema-título, pero la presencia de partes rápidas, y sobre todo la alternancia de unas con otras, es constante a lo largo de todo el disco, por eso decía que esto ya no es el festival de Slam reduccionista y repetitivo de su anterior “Unleash the carnivore”. Tampoco es que haya ‘temas rápidos’ ni ‘temas pesados’ ni ‘medios tiempos’, ya se sabe, esto es Brutal Death y en todos los temas hay de todo. Quizá los dos mencionados son los más consistentes en el sentido contrario, frente a, por ejemplo, el que sirvió como adelanto promocional, “Fifty ton war machine”, un típico tema “hecho a cachos”, resultón y destructivo pero un tanto deslavazado.

Los riffs no es que sean nada del otro mundo, ni innovadores, ni especialmente inspirados, ni marcadamente personales… cumplen, unos más que otros (personalmente me quedo con varios de “Parasitic eruption”), pero es el conjunto lo que hace que el disco salga bien parado, la manera de combinarlos, la variedad que le han imprimido, el carácter más accesible de muchas partes -con momentos abiertamente pegadizos en “Legalize homicide” o “Today we die, tomorrow we kill”-, y la fantástica producción cortesía de Erik Rutan. Por último, la voz también abandona el registro limitado a regurgitaciones y sonidos de cisterna, añadiendo otros muchos, pero siempre dentro del universo gutural y Death y con el acierto de no renunciar a los anteriores. En definitiva, no se han matado para hacer el disco, siguen siendo brutales y mantienen su estilo, pero como novedad salen de la madriguera y dejan que corra un poco el aire, no sea que los cadáveres putrefactos acumulados dentro acaben por oler demasiado.