viernes, mayo 31, 2013

MEGADETH- Super collider (2013)

Este es el disco más idiota que han sacado MEGADETH en toda su carrera, con diferencia. Un disco previsible, convencional, insustancial, anodino… todo lo que se diga es poco. Un disco en el que es imposible encontrar nada interesante, o un momento inspirado, o siquiera un fragmento pegadizo de verdad. Sería preferible que tuviera estribillos facilones pero de los que enganchan, temas pensados para corear en grandes estadios, fórmulas calculadas para abrirse hueco en las radios, cualquier cosa con tal de huir de la indiferencia y el sopor. Ni siquiera delata ambición comercial por intentar seducir a públicos nuevos, ni tampoco tiene el mérito de quien honestamente abraza la experimentación llevado por la inquietud creativa de probar cosas nuevas. Si cubre los mínimos es simplemente porque “no molesta” y porque tampoco es que esté mal hecho.

Que sea Thrash o Heavy Metal no es ya la cuestión, cada grupo cambia de estilo si le da la gana y a la hora de valorar un disco hay que hacerlo dentro del género al que pertenece, no al que pertenecía su producción anterior, por más que la echemos de menos. SLAYER haciendo Nu-Metal, KREATOR Gothic, CRYPTOPSY Deathcore y un largo etcétera no dejarán nunca de ser fuente de polémica y de discusiones interminables, como ya les pasó a los propios MEGADETH con “Risk”, pero dentro de esos nuevos ámbitos puede que hayan hecho cosas buenas, o no. Pues bien, esto es Heavy Metal del de toda la vida, sin más, ya está, pero es HM del más soso y gastado que uno pueda imaginarse.

Riffs ramplones, estrofas genéricas y estribillos repetitivos, así están hechos todos los temas. Un disco del montón que da la impresión de haber sido compuesto en unos pocos días. Los temas están faltos de imaginación e inspiración, y la engañosa apariencia de fuerza que transmiten en algún instante aislado es mérito del sonido, no de la composición (o, en el caso del primer tema, porque han ‘recreado’ el “Children of the grave” de BLACK SABBATH). Suena bien, sí, pero eso es fácil hoy día y más para un grupo grande. Aparte de eso, el disco entero es un monumento a la vulgaridad, y por momentos casi resulta bochornoso, sobre todo hacia el final. No es ya que MEGADETH se plagien a sí mismos y repitan las mismas fórmulas desde hace dos décadas, sino que ahora lo hacen sin ninguna gracia. Como mucho, este disco no pasaría de ser una aceptable colección de caras B.

Pocas cosas positivas se pueden decir de él, aparte del buen sonido: que los temas tienen todos velocidades distintas entre sí, lo que hace que no se confundan unos con otros y que la escucha, toda seguida, no se vuelva monótona (o no más de lo que ya la hace la falta de inspiración); que la participación ocasional de instrumentos como el violín o el cello, junto a los cambios de ecualización y efectos en las guitarras, le da un colorido exótico; que Mustaine ha tenido la precaución de limitar su tesitura vocal al registro grave, con lo cual después en los directos no resultará tan lamentable como le viene ocurriendo desde hace tiempo; y que los solos, sin ser nada del otro mundo, son dinámicos, incisivos, rápidos y vigorosos. Ya. Y lo malo es que estos discos “correctos” pero insulsos, si uno los oye mucho, acaban pareciendo buenos cuando en realidad no pasan de aceptables, y esto sólo porque el acabado es pulcro y engaña.

Insisto, si Mustaine sigue empeñado en hallar su camino dentro del Mainstream y aún sueña con emular los pasos de sus antiguos compañeros de banda, allá él, es libre, pero que lo haga bien y no sacando bodrios. Alex Skolnick se puso a tocar Jazz después de TESTAMENT, Bill Steer se pasó al Blues-Rock con FIREBIRD, Justin Broadrick al Industrial en distintos grupos y Michael Amott hace Stoner con SPIRITUAL BEGGARS, ¿y qué? La diferencia es que todos ellos lo hacen bien en cada estilo. El disco negro de METALLICA también era un grandísimo álbum de HM, al margen del drástico cambio de estilo. No creo que los temas con estructura estrofa/estribillo/solo sean en sí mismos malos (en tal caso habría que tirar por tierra todo BLACK SABBATH, o discos inmortales como el “Back in Black” y un millón de cosas más), es simplemente que este disco es aburrido. MEGADETH eran buenos haciendo Thrash, pero el HM a partir de “Youthanasia” no es lo suyo y cada vez lo hacen peor.

viernes, mayo 24, 2013

BURZUM- Sôl Austan, Mâni Vestan (2013)

Éste no es un disco más de BURZUM, sino una serie de piezas instrumentales que ha usado, enteras o en parte, como banda sonora de la película “ForeBears”, realizada por Marie Cachet y el propio Varg Vikernes. Visto el ritmo anual de publicación que ha cogido últimamente, quizá veamos aún en este 2013 un nuevo disco “normal” de tan peculiar personaje, pero por ahora, como digo, éste no lo es. El título significa “Al este del sol, al oeste de la luna” y, según su autor, se trata de un álbum conceptual acerca de “un descenso en la oscuridad y el consiguiente ascenso de vuelta hacia la luz”.

No estamos propiamente ante música ambiental, sino ante una colección de miniaturas cada una con su construcción e identidad propias. Muy livianas, eso sí, pero piezas individuales todas ellas. Cada una está organizada en torno a una melodía principal (en menor medida la primera, “Sôl Austan”, y la número nueve, “Heljarmyrkr”), por lo general simple y fácil de recordar, incluso pegadiza (la del segundo tema, por ejemplo, aparece de nuevo en el séptimo). A esta melodía se añaden otros pequeños motivos que la complementan, o se crean varios planos que se superponen discretamente, rehuyendo siempre todo asomo de densidad o complejidad, pero logrando amenos intercambios tímbricos.

Como digo, no es música ambiental en el sentido de “atmosférica”, es decir, a la manera de esas obras que tienen más contenido de sonidos y ruidos diversos que de música como tal, con la intención de recrear una situación física. Sí tiene, desde luego, un carácter ambiental en la medida en que está destina a crear un clima, un ambiente, una sensación general. Pero esto ha sido una constante en las últimas ediciones de Vikernes, así que en ese sentido se mantiene su línea expresiva.

El ambiente que se construye a lo largo del disco es sosegado, no exactamente evocador ni nostálgico, sino simplemente apacible. La instrumentación, punto fuerte de este tipo de obras, no está mal, es variada y oportuna, pero en los últimos cuatro temas los sonidos "espaciales", que en realidad están presentes desde el principio pero sin llamar demasiado la atención, comienzan a tener una relevancia grotesca, casi ridícula, muy especialmente en los temas octavo y noveno. Entre esto y el mencionado hecho de que el tema nueve apenas tiene sustancia, este acaba siendo el momento más flojo de todo el disco. Otras carencias de estos últimos temas son que se pierde la gracia rítmica que hacía tan amenos los primeros, y que disminuye mucho la presencia de "instrumentos" graves (salvo en el penúltimo, “Mâni Vestan").

Pese a tener cierto encanto, el disco da la impresión de haber sido hecho un poco deprisa. Casi siempre es difícil asegurar que detrás de un disco haya habido o no precipitación, pero a veces la impresión es clara, y en este caso yo diría que las cosas se podrían haber rematado con más esmero y que el disco, por mucha simpleza y capacidad de sugestión a la que aspire, parece un poco tosco. En cualquier caso, no puede ser considerado más que como un trabajo menor, porque eso es lo que es, y desde ese punto de vista es agradable y hasta tiene cierta cualidad hipnótica. Ideal para oírlo de fondo mientras uno se encarga de tareas que no requieran mucha concentración, o en un momento de sosiego, un remanso de paz, o un interludio entre platos de un menú más intenso.

martes, mayo 21, 2013

ROTTED REBIRTH- The depth of cessation (MCD, 2009) 2012 Re-release

Vaya animalada de disco, ¿qué es esto, Ultra-Guttural-Brutal-Death o qué? Llamémosle desquiciamiento sonoro y nos vale, porque no es fácil describir este ejercicio de mega-cafrismo subsónico. La mayor parte del tiempo no hay manera de distinguir qué está pasando, toda sensación rítmica está ausente y las guitarras forman junto a la voz un amasijo sonoro imposible de atravesar. ¡Una gozada absoluta! Por más que lo intento escuchar detenidamente, incluso con cascos, apenas consigo enterarme de nada… y sin embargo van todos a la vez. Los músicos, quiero decir. O sea, el conjunto tiene sentido, se nota que cada uno está en su sitio, las cosas están bien hechas aunque resulten impenetrables, y lo que se percibe no es un caos absurdo sino un misterio que desafía y seduce a partes iguales. Una barrera de brutalidad con la que estrellarse una y otra vez. Cuando lo oigo no puedo imaginarme músicos tocando, personas, instrumentos, sólo monstruos sin rostro, pesadillas desfiguradas, el horror primigenio…

Literatura aparte, la descripción de este engendro sería más o menos la expuesta hasta aquí: ritmo desdibujado, riffs indescifrables, una mole de distorsión y una voz que no es más que un ruido informe y continuo, sin el menor asomo de patrones rítmicos y que a veces ni siquiera gruñe, sino que crepita, cruje, chirría… Un par de veces hasta se oye un bajo con momentos de protagonismo fugaz, pero el resto del tiempo se funde con la maraña de guitarras. BRODEQUIN o DEVOURMENT se quedan cortos como posibles paralelos, los primeros por inteligibles y poco densos y los segundos por falta de velocidad y de enrevesamiento (sólo en comparación, recordemos). ROTTED REBIRTH están más cerca de GUTTURAL SECRET, GUTTED, DEATH DU JOUR, ORIGIN, el primer disco de WORMED o los primeros EMETH, y se aproximan, aunque no llegan, a cosas como PORTAL. La sensación sonora que transmiten puede recordar a grupos como ATHERETIC, ULCERATE, CROWPATH, COMMIT SUICIDE o KALIBAS, y se podría decir que su propuesta se inspira en el espíritu de unos ANAAL NATHRAKH, UNQUINTESSENCE, V.E.G.A. o THE AXIS OF PERDITION, sin que, por supuesto, sus estilos se parezcan.

Eso sí, luego lo estropean todo cuando de repente plantan unos convencionales pasajes Slam (pocos, la verdad) y unos riffs perfectamente comprensibles con sus notas regulares y su conocido palm-mute… ¿en qué estaban pensando? ¿Lo hacen para dar un momento de respiro? ¡¡Si no hace falta!! Lo que queremos es más locura, más bestialismo, más de todo y más enfermo. Plantear una propuesta tan extrema y luego aligerarla con esos momentos es un contrasentido, y da rabia que no hayan terminado de sonar inhumanos del todo superponiendo voces o añadiendo disonancias, chillidos, ruidos, lo que sea, es una pena llegar hasta aquí, haber hecho lo más difícil y quedarse a las puertas del abismo sin lanzarse de lleno en él.

Por otra parte, lo que reseñamos aquí es la reedición hecha en el 2012 del MCD originalmente publicado en el 2009 por Bound To Dissonance (sello que a todas luces parece ser de andar por casa, si uno se fija en los componentes de los dos únicos grupos que ha editado). A ese MCD le han añadido una Demo de dos temas y le han cambiado la portada por otra indudablemente mejor y más apropiada para el estilo que practican. Es una pena que el grupo se separara poco después de aquel trabajo, porque lo ideal sería haber regrabado esos dos temas, componer alguno más y parir un disco completo verdaderamente devastador que fuese la abominación de todas las abominaciones. Además, esos dos temas son tan inferiores en sonido a los cinco principales -también en composición, pero no tanto- que la continuidad respecto a ellos no existe. El estilo es prácticamente el mismo, o muy parecido, pero el sonido es tan malo que se disipa toda la sensación de brutalidad del EP: la música se distingue, por desgracia, es como una radiografía de lo que habíamos oído en los cinco primeros temas y en cierta manera se rompe el misterio y el halo de fascinación alucinada que provocaban. Si a todo esto le unimos que el conjunto dura veintitrés minutos, cuesta aceptar que el EP se haya convertido en algo más que un EP sólo porque la compañía lo diga.

Para terminar, una curiosidad sobre la formación: el batería Andrew Sutton y el “cantante” James Ipock (que no fue el mismo que vio los últimos días de existencia de la banda) tocaron juntos en el también extinto grupo de Black FUNERAL EUCHARIST pero intercambiando sus papeles, Ipock a la batería y Sutton a la voz, además de guitarra y bajo. Y este mismo Sutton se marchó con Dylan Cox (sustituto de Ipock en ROTTED REBIRTH) a formar VISCERAL THRONE junto a dos de sus excompañeros de KINGDOM, el otro grupo que había sido editado por el sello del EP de ROTTED REBIRTH, Bound To Dissonance. Lo dicho, todo queda en casa. 

sábado, mayo 18, 2013

BIRTH OF DEPRAVITY- The coming of the ineffable (2012)

El Death griego no ha parado de crecer en los últimos tiempos, con nombres de largo recorrido como OBSECRATION a los que se han ido añadiendo los más recientes DEAD CONGREGATION o RESURGENCY. El equivalente en el Brutal Death serían los ya clásicos INVERACITY junto a grupos asentados durante este milenio como MASS INFECTION, HUMAN REJECTION o TERRORDROME, y finalmente nuevas incorporaciones como CEASE OF BREEDING, ABNORMAL INHUMANE o BIRTH THROUGH GORE (nombre parecido al de quien nos ocupa, y más proclive aún a la confusión si pensamos que su disco del 2012 se titula “Reign of depravity”). Ciertamente, la tendencia a la endogamia está presente en todas partes del planeta, apenas hay escuelas nacionales -salvo donde las hubo desde un principio, caso de Holanda o los países nórdicos- y tampoco en Grecia se libran, como queda claro. Al menos estos BIRTH OF DEPRAVITY aportan cosas propias que les ayudan a llamar la atención en medio de la avalancha de compatriotas.

En principio esto es Brutal Death a la americana sin más misterio, pero sobre esta base bien conocida añaden ciertos elementos: el más llamativo, el gusto por moverse en la tesitura aguda más que en la grave, de manera que las guitarras parecen ejecutar una sucesión continua de frases solistas. El resultado es algo parecido a imaginar a SPAWN OF POSSESSION creyéndose DISGORGE. No está nada mal, y desde luego ofrece más posibilidades que el quedarse sólo en los primeros trastes del instrumento, registro que también usan cuando les conviene (“Enslaved in somnium”, “Misconceived superiority”, etc.), demostrando que no rehúyen los riffs simples y de pocas notas, pero que tampoco es ésa su principal aspiración.

Otro punto a su favor es que la batería se integra bastante bien con los demás instrumentos a la hora de estructurar los riffs y no se limita a marcar el ritmo sin más. A diferencia de tantos discos en los que acaba siendo poco más que un elemento de fondo y dando la sensación de que un mismo patrón podría acompañar cualquier riff por distinto que fuese, aquí la batería sí tiene relevancia. Aparte de colaborar en los riffs, también dirige los cambios de unas partes a otras dentro de los temas, y en general todos los músicos trabajan juntos. Además, pese a ser Brutal Death, muy a menudo los tempos rápidos no están hechos a base de blasts, sino a la manera tradicional de batería rápida a contratiempo, lo que le da un punto bastante retro y una variedad interesante.

Sin embargo, no siempre siguen los procedimientos explicados y muchas veces caen en lo previsible y lo ordinario, e incluso dentro de sus riff/leads no todo el material es interesante o igualmente inspirado. El resultado, como tantas veces, es que la mayoría de los temas se parecen demasiado. Por otra parte, la variedad rítmica no va mucho más allá de los dos tempos principales, el rápido y el ultrarrápido, y las ocasionales partes pesadas en medio, de manera que al final la aportación de los leads continuos pierde chispa y se difumina en ese mar indiferenciado. El paso de “Patterns of hatred” a “Dehumanization by Hellfire” es un claro ejemplo, de hecho son tan parecidos que uno se pregunta si lo han hecho adrede.

La voz también podría mejorar y ganar en variedad, aunque al menos tiene dos registros, el gutural de siempre y uno áspero y rasgado que a veces recuerda a los NAPALM DEATH más vociferantes. Lo mejor lo consiguen  cuando superponen los dos, como en “Dehumanization by Hellfire” o ya desde el primer tema, “Enormous voracity”. Y la producción, mediocre y con un sonido poco más que decente, les quita buena parte de la potencia que podrían tener, aunque refuerza el carácter retro tan peculiar ya mencionado.

Para el final dejan el estupendo “The coming of the ineffable”, que demuestra por contraste todo lo que he dicho: este tema sí tiene personalidad, respira y fluye mejor que la mayoría, también usa las fórmulas descritas (voz, leads, batería, ritmos) y consigue no caer en los errores del resto del álbum. En realidad lo que plantea da para mucho más e inexplicablemente lo dejan poco más que esbozado, otra prueba de que el grupo tiene talento pero aún debe pulir muchas cosas. En general ésa es la impresión que deja el álbum, la de contar con ideas propias -de las que tal vez ni son conscientes del todo-, talento, inquietud y sobrados recursos técnicos, y sólo les falta ordenarlo bien para poder sacarle el máximo partido.

(Originalmente publicado en Xtreemmusic.com)

miércoles, mayo 15, 2013

DARKALL SLAVES- Abysses of seclusion (Sgl, 2013)

No es frecuente que los grupos editen hoy día Singles con dos temas, pero este es el caso de los franceses DARKALL SLAVES. Tras múltiples cambios de formación y sólo una Demo en el 2008 -también con dos temas-, aparece ahora bajo el sello también francés Kaotoxin lo que en principio era la pre-producción de una nueva Demo para Tsun Tsun Productions. El grupo cuenta en la actualidad con dos vocalistas y lo suyo es Brutal Death a la americana, con ramalazos de grupos holandeses como SEVERE TORTURE, TOXOCARA o CAEDERE, seguidores también de dicha corriente. Es decir, rollo GORGASM, DISGORGED, etc., pero aligerando un poco la carga de técnica y usando más ritmos aparte de los sempiternos blastbeats.

Pese a las dimensiones, no se privan de empezar con una discreta intro separada de los temas propiamente dichos. Es curioso, aunque en proporción esta intro sería mucho mayor que otras también de un minuto puestas en discos que no se acercan a la media hora, aquí no parece mero relleno: crea ambiente, le da un punto de arranque a la música y ayuda a formar la sensación de conjunto -lo que en el caso de un Single se hace más necesario, para que los temas no aparezcan tan desarropados-, y no hay afán de rellenar porque no hay intento de aparentar más de lo que hay, es un Single y está claro desde el principio.

La música como tal ofrece sus cosas mejores y peores, pero bastantes más luces que sombras. El estilo es el ya explicado, con pocas sorpresas y poco margen para resultar personales. Lo que mejor hacen es atacar sin piedad sus instrumentos y transmitir una intensidad desbordante. Son nueve minutos de Brutal Death sin descanso, verdaderamente agresivo, contundente y compacto. Otro elemento valorable -y acaso la única singularidad estilística- es que salen con frecuencia del tempo ultraveloz y no se estancan haciendo blasts y más blasts, al contrario, los alternan con partes pesadas o ritmos diversos, los retoman, los abandonan y los vuelven a usar siempre que quieran, por pequeñas que sean las secciones. Es una visión interesante, qué duda cabe.

Esto, además, les permite dar mayor continuidad entre así a las partes, fenómeno no siempre habitual en el género, sobre todo cuando mantienen un mismo riff dejando que sea la batería la que cambie sus ritmos y juegue con sus tempos mientras tanto. La impresión, sobre todo en el primer tema, es la de que con una notable economía de medios son capaces de variar bastante y aprovecharlos bien, aunque luego hacen todo lo contrario y esta cualidad desaparece en el segundo tema, ensamblado de forma más caótica. El mencionado primer tema, por cierto, presenta una curiosa estructura: tres partes distintas, cada una un poco más corta que la anterior (en torno al minuto y medio, minuto y cuarto y un minuto, respectivamente), entre las cuales nada se repite.

Por lo demás, el disco suena claro y la música se entiende a la perfección, aunque la batería está un pelín baja -y también toda la música respecto al volumen de la intro, pero esto importa menos-, o al menos lo está la caja. En cualquier caso, la calidad está muy por encima de una Demo, tal como debe ser, ya que esto no es una Demo, sino una edición en toda regla. Como conclusión, me quedo con su intensidad, con la inquietud rítmica que demuestran y con cierta cualidad machacona o un tanto mecanicista de sus riffs, que recuerda a grupos como ANOMALOUS, GOROD o BENEATH THE MASSACRE, aunque al mismo tiempo deben podar el boscaje para que se les entienda mejor.

domingo, mayo 12, 2013

IMMOLATION- Kingdom of conspiracy (2013)


Cambiar o permanecer, ese es el dilema para muchos grupos consagrados. IMMOLATION lo esquivan y optan por el “cambiar para permanecer”, introducir los mínimos cambios necesarios para no estancarse y a la vez no dejar de ser ellos mismos, lo que sería una catástrofe tratándose de un grupo único e irrepetible. Los cambios, al menos desde después de su debut, han sido siempre suaves, incluso sutiles, y sin traspasar nunca unas líneas maestras que conocen y manejan a la perfección. El alejamiento progresivo de los temas religiosos es la mayor novedad últimamente, con “Majesty and decay” ya fue notable y ahora es más que evidente en la portada, títulos y letras, y el propio grupo lo ha pregonado a los cuatro vientos durante la campaña de promoción. Sus preocupaciones líricas se centran en el mundo actual y sus estructuras de poder -simbolizadas en la ominosa mole de la portada-, la falta de libertad -representada por las cadenas y las bocas y ojos cosidos- y cómo todos hemos alimentado estos sistemas de control de masas hasta ser absorbidos por ellos, de modo que la portada retrata este ambiente propio de Orwell dando una imagen oscura del futuro. El tema habrá cambiado, pero la oscuridad permanece.

Y lo que no cambia es la música. IMMOLATION en estado puro y 100% inconfundibles. La misma fuerza diabólica, la misma voz potentísima de Ross Dolan y la misma forma de componer, todo lo que hace que el estilo de IMMOLATION sea inimitable. Aun así, podrían haber tenido algún atisbo de audacia, en lugar de ir a lo seguro y no arriesgar ni lo más mínimo, y aunque el repertorio de sus fórmulas es amplísimo y la calidad del resultado enorme, no habría pasado nada por usar alguna guitarra acústica -como ya han hecho otras veces-, o una pequeña intro, o una instrumentación especial en momentos aislados -caso de “Illumination” en el EP del 2011-, o darle mayor protagonismo a las disonancias. Pero tal como decía, su paleta en enorme y no existe riesgo de repetición, pese a usar las recetas de siempre: el estilo de IMMOLATION consiste en riffs más rítmicos que melódicos -generalmente de pocas notas, aunque caben muchos esquemas-, cambios de velocidad constantes y muy bruscos, ritmos entrecortados e irregulares, densas texturas a base de arpegios, notas tenidas, leads y frases superpuestas, solos desquiciados y un generoso uso de armónicos, todo lo cual está en “Kingdom of conspiracy” de forma omnipresente.

La técnica de construcción es también la habitual en ellos, tipo “ristra”, aunque siempre repiten partes previas para crear al menos la ilusión de unidad, y esta vez incluso han logrado varios temas más homogéneos que de costumbre, en concreto “Echoes of despair” y “Serving divinity” (aparte de “The great sleep”, del que luego hablaré), pero en menor medida que en el EP “Providence”. Los cambios de ritmo siguen siendo tan bruscos como siempre, sin transiciones, sin siquiera una parada en medio, y a menudo sin que las distintas velocidades tengan la menor relación entre sí, lo que hace que cueste “pillar” el segundo ritmo y percibir su pulso, como ocurre en los solos (particularmente en “Keep the silence”), aunque IMMOLATION han conseguido hacer de esto un rasgo de identidad. Rítmicamente, abundan los compases compuestos (el 5/4 con que arranca el disco, sin ir más lejos, o el 7/4 en “God complex”, “Echoes of despair” o “A spectacle of lies”), ritmos irregulares con acentos desplazados (el principio de “Bound to order”, las tres mencionadas, “Serving divinity” o “All that awaits us”… los ejemplos sobran), un uso de compases ternarios muy superior a discos anteriores (prácticamente en todos los temas), y por supuesto alternancia de todo ello de manera continua, creando el personalísimo universo rítmico de IMMOLATION.

¿Y entonces por qué digo que es menos arriesgado de lo que podría haber sido? Porque, vista la fuerza titánica con que asientan todos sus rasgos esenciales, podrían haber tenido algún pequeño atrevimiento y no habría pasado nada. Pero es que incluso sin salir de sus propios recursos, algunos no los han explotado del todo: los armónicos son menos estridentes que de costumbre, lo que le quita parte de su carácter más incisivo, y los leads son en general poco ambiciosos, a veces sólo repiten el mismo que acaba de sonar pero una octava alta, o se limitan a doblar la guitarra rítmica haciendo lo mismo que ella (“God complex”, “Indoctrinate”, “A spectacle of lies” o el tema-título). Eso sí, los solos son tan furibundos y caóticos como cabría esperar, y de todas formas lo anterior es una cuestión de intensidad, o de aprovechamiento de esos recursos, pero ahí están, desde luego, y es que IMMOLATION no serían IMMOLATION sin sus armónicos ni sus leads. La producción es otro de los logros, mucho más potente que en “Majesty and decay” y a la vez más agresiva, aunque sigue resultando un tanto plana y digital, sobre todo la batería, y muchos echamos en falta un sonido más orgánico, aunque no sea éste el signo de los tiempos.

Y entremos ya en los temas: el disco empieza sin intros ambientales ni introducción musical, directamente atacando el primer riff y continuando a toda velocidad; lo fastidian luego al bajar de golpe pasados 40 segundos, con un cambio que es para ir de más a menos cuando ha pasado muy poco tiempo de disco y aún estamos inmersos en el ímpetu del primer impulso… quizá colocado en otro momento importase menos, pero aquí es un giro poco acertado, la verdad. En todo caso, es un detalle menor y si algo tiene en abundancia este disco es potencia e intensidad. Tras el tema-título inaugural, “Bound to order” y “Keep the silence” (títulos reveladores) mantienen las pautas descritas, luego llega “God complex”, tema que se recrea en las irregularidades, toda una brutalidad y toda una gozada. La primera mitad se cierra con “Echoes of despair”, un tema arrastrado, verdaderamente oscuro, siniestro, donde recuperan las densas texturas tan reconocibles en su música, hechas a base de superponer varios planos sonoros simultáneos.

Los dos temas de adelanto del disco presentados en la red abren sus dos mitades -y sendas caras en la edición en vinilo-, ¿será casualidad?, ¿lo será también que los dos únicos títulos que mencionan términos religiosos sean el penúltimo de cada una de esas mitades? Tal vez no, dado el carácter monolítico e imponente del disco, en consonancia con la imagen de la portada. El caso es que la “cara B” se abre con “Indoctrinate”, otro trallazo a toda pastilla que después cuenta con uno de esos estribillos pegadizos raros en IMMOLATION. Y aparece entonces “The great sleep”: ¿qué es esto, un riff Black? Pues sí, puro Black, con su trémolo y su armonía característicos, aunque sea sólo por unos momentos. Pero quizá lo más sorprendente viene después, porque el tema no cambia su tempo lento… ¡¡durante dos minutos y medio!! Y cuando llega el primer parón, cambia el ritmo del riff pero no el tempo. Luego sí, luego viene la típica sucesión de secciones, pero ese larguísimo primer pasaje es paradójicamente lo más atrevido del disco, por la simplicidad y por lo insólito dentro de su discografía, una maniobra que recuerda al comienzo y estructura del tema “Epidemic of hate” de DYING FETUS, en el álbum “Destroy the opposition”.

“A spectacle of lies” mantiene la tónica de grandeza de todo el disco, dejando la media muy alta. Por último, “Serving divinity” y sus ecos de NILE constituyen otra proeza de enrevesamiento, precisión y potencia combinadas, para dar paso a “All that awaits us” y confirmar la costumbre de IMMOLATION de colocar temas estupendos al final de sus discos, un gran cierre y una oportunidad sabiamente aprovechada para culminar una valoración justificadamente entusiasta. Visto de modo global, el equilibrio entre riffs y frases (sobre todo vocales) medianamente asequibles y el estilo más “difícil” del grupo es quizá mayor que en otras ocasiones, pero no hay que temer ni de lejos guiños a la galería o que se vuelvan convencionales, su música sigue siendo ardua y densa y lleva tiempo entrar en ella, como pasa con cualquiera de los grupos grandes más “difíciles”, ya sean MORBID ANGEL, NILE, HATE ETERNAL o buena parte de CANNIBAL CORPSE. Y ese es otro gran mérito, porque son discos que no sólo resisten el paso del tiempo, sino que siguen ofreciendo detalles que descubrir durante meses y hasta años.

Como datos curiosos o interesantes, el disco lo empezaron a componer allá por mayo del año pasado, antes de entrar en el estudio en agosto, y lo terminaron entre Estados Unidos y Brasil (donde fueron de gira poco antes de ir al estudio), añadiendo luego algunas partes solistas mientras estaban de gira por Europa con MARDUK, ventajas de poderse llevar el portátil y grabar en cualquier sitio. Así que el disco fue completamente escrito fuera del estudio, en varios puntos del planeta y siempre cuando estaban de gira. Curiosamente, no tocaron los temas juntos antes de grabarlos, como ya sucedió en el EP “Providence”, sino que lo que hacen es que cada uno graba su parte y luego los ensayan juntos por primera vez antes de incorporarlos al directo y presentarlos, normalmente antes de que salga el disco. Dado que Steve Shalaty, batería, vive en Ohio, el segundo guitarra Bill Taylor en Florida, y Ross Dolan y Robert Vigna -núcleo del grupo- en Nueva York, eligen los temas que irán en el repertorio, luego cada uno ensaya su parte y cuando se juntan para el ensayo común todo tiene que salir bien en poco tiempo. Está claro que el método funciona, tanto por los directos apabullantes como por lo conseguido en este no menos apabullante nuevo disco.

jueves, mayo 09, 2013

VULVECTOMY- Abusing dismembered beauties (2013)

Mientras grupos como KATALEPSY han decidido virar hacia terrenos técnicos y abandonar en parte el enfoque más troglodita y visceral, los italianos VULVECTOMY siguen fieles a su repulsiva música para psicópatas, y muchos les damos las gracias por ello. Pero no todo es tan simple, en realidad han aligerado de guarrería sonora su propuesta y han acentuado los elementos más Groove de su estilo, creando una música directa, con mucho gancho y altamente adictiva, aunque menos pastosa que en anteriores entregas.

Cuestión de gustos, como siempre, para algunos se habrán pasado de “asequibles” y para otros serán por fin digeribles, lo que no se puede negar que el resultado es muy rítmico y tiene pegada. A base de no hacer tan evidente la presencia de los blasts y de potenciar los ritmos entrecortados, logran crear una más que entretenida media hora de Slam Brutal Death que deja atrás a aventajados competidores como RAZOR RAPE, CUMBEAST, ABORTED FETUS y un largo etcétera. Para quien prefiera la vertiente más monstruosa y aberrante, siempre le quedarán los difuntos ORCHIDECTOMY, THE EMPTY TOMB y cosas así, pero esto va por otros derroteros.

Ocho temas, como hasta ahora en sus discos completos, batería programada, también como siempre, pero esta vez aún más creíble y más natural, hasta el punto de que cuesta creer que no haya un humano detrás de los parches. La voz sí plantea novedades, porque sale del registro más grave y gutural y se acerca al timbre de HUMAN REJECTION, la única pega es que en lugar de aprovechar ambas posibilidades se queda sólo en la nueva y acaba siendo algo monótona, pero para quien flipe con este peculiar y poco frecuente timbre será toda una gozada.

Las estructuras también son algo repetitivas, siempre con un principio rápido que deja paso después a una parte central pesada y luego a una ristra arbitraria de secciones, salvo “Involuntary manorexia”, que además tiene varios riffs alejados de los habituales palm-mutes sincopados, sin duda uno de los mejores temas. A continuación cierran con otro estupendo tema que tiene también partes distintas y muy ocurrentes pero que por momentos resulta demasiado genérico -hasta en el título, “Orgasmic sensation through fecal ingestion”- y que habría sido muy superior sólo con quitarle alguno de esos riffs impersonales de la primera mitad que se parecen a otros cien mil. En fin, son VULVECTOMY, si de verdad quieren conquistar el trono del Slam por encima o al menos junto a los CEPHALOTRIPSYs, KRAANIUMs y ABOMINABLE PUTRIDITYs que pululan por el mundo, tendrán que dejarse la piel en cada tema.

Pese a todo, consiguen lo casi imposible en el género, que es no dar sensación de repetición según pasan los temas -todos parecidos- y los riffs -todos parecidos- y las líneas vocales -todas parecidas-, intentando que al menos los ritmos no sean siempre parecidos. Aunque lo que digo pueda parecer una contradicción, consiguen no aburrir al oyente y que éste no se distraiga, porque el suministro de ideas interesantes -aunque no sean deslumbrantes- y cambios es continuo, y en cuanto acaba el disco ya dan ganas de volver a oírlo. Tampoco abusan de intros y las limitan a darle un toque de humor grotesco a ciertos momentos, sin más. Eso sí… la portada… ¿en qué estaban pensando? Tras dos momentos estelares de depravación casi inalcanzable nos saltan ahora con esta cosa ordinaria, predecible y parecida a otras cincuenta mil portadas de mujeres descuartizadas, y encima quitan de en medio todo elemento sexual y se limitan a la violencia sin más. Ya sabemos que es difícil subir el nivel y destacar, pero por eso mismo deberían exigirse aún más a sí mismos. Al fin y al cabo, son VULVECTOMY.

viernes, mayo 03, 2013

On and on, South of Heaven...


Sólo ha pasado un día, pero a estas alturas no creo que haya un solo metalero en todo el planeta que aún no sepa que ayer murió Jeff Hanneman. Como a tantos otros, la noticia me ha dejado sobrecogido, sabíamos de su dolencia, de sus dos años largos de lucha por recuperarse, de los problemas internos en SLAYER, las especulaciones, la incertidumbre… pero esto ha sido completamente inesperado. La brutalidad de la sorpresa, junto al hecho de que Hanneman puede ser considerado sin riesgo de exagerar el padrino del Metal Extremo, ha sido la causa de este estupor en el que muchos nos encontramos ahora, y que es aún mayor si has crecido con SLAYER como telón de fondo y les has seguido desde el “Show no mercy”.

Circunstancias biográficas al margen, la pérdida es irreparable, y aunque es más que probable que SLAYER nunca hubieran vuelto a hacer grandes discos incluso recuperando su formación original, la muerte de Hanneman marca el final de una era. Al menos esta vez las alabanzas al difunto no surgen tras su fallecimiento, porque desde que el grupo cayó en el actual periodo de inestabilidad, el consenso sobre la valía del rubio guitarrista y la reivindicación de su vuelta eran prácticamente unánimes, igual que era público y sabido que toda la lista de grandes temas de SLAYER son obra suya, tanto en letra como en música. No habrá que lamentar oportunismos, reconocimientos tardíos, falsos homenajes, porque su grandeza le acompañó en vida y le acompaña ahora. Quizá sea ése el único consuelo que nos quede.

“Come and die with me forever,
share insanity”


JEFF HANNEMAN
1964-2013
R.I.B.