Notable progresión desde su anterior disco “From past suffering comes new flesh” para estos americanos volcados por completo en el Slam. Aquel álbum era bastante tosco y a ratos incluso parecía una colección de bocetos más que de temas bien rematados. Ahora han ganado en este aspecto y este segundo intento resulta mucho más compacto y con un acabado superior, especialmente en cuanto a sonido.
La composición, sin embargo, no ofrece nada especialmente impactante y no se aleja mucho del mencionado debut ni lo supera. Slam puro y duro, con ritmos de sobra conocidos (aparte de secciones más rápidas en temas como “From creation to dust” o “Decimation of fear”), el stop-and-go de rigor, mucho palm-mute, riffs cromáticos… En fin, lo propio del género pero realizado sin el menor atisbo de personalidad. Es un buen pasatiempo y, como decía, el sonido logra que uno brinque y sacuda la cabeza, así que no se le puede negar efectividad, pero es uno más entre cientos de discos.
Quizá algún tema como “A world apart” da muestras de querer ir más allá de lo obvio, su variedad resulta refrescante e incluye varias partes que se alejan del carácter genérico presente en el resto de cortes. Algunos otros momentos esperanzadores aparecen por aquí y por allá, pero son pocos y en general el disco va perdiendo interés a medida que confirma su personalidad previsible (“Forsaken memories”, “Genocidal God”) y que empieza a volverse repetitivo.
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