Primer disco completo por fin para los zaragozanos, después de varias Demos, un EP y un Split, unos cuantos años en la escena y una ruptura que a su vez dio lugar a un regreso hace poco más de año y medio. En esta ocasión se presentan como trío, habiendo pasado Jesús de la guitarra a la batería, con Ángel a la guitarra e Iván al bajo y voz. Lo que ofrecen es un Death a medio camino entre lo brutal y lo más clásico y oscuro del género, con ritmos pesados que alternan con acelerones y salvajes estampidas, riffs incisivos, voces guturales junto a formidables gorrinillos y un sonido pastoso y orgánico pero que permite distinguir la música sin problemas.
Todo está hecho de forma bastante elemental, no hay florituras técnicas ni detalles instrumentales, sólo un ataque sin descanso a base de terror sonoro y escenas gore, todo muy bien ambientado con una fantástica edición. Los cambios de ritmo son casi continuos, aunque la mayoría de las veces son un tanto aleatorios y los temas podrían haber tenido una personalidad individual más marcada si les hubieran dado estructuras no tan inconexas. Por otra parte, el álbum se queda corto, con apenas veintinueve minutos, seguramente una duración idónea para que la excitación no decaiga pero al mismo tiempo una manera de desaprovechar la singular ocasión.
Como adelantaba, la edición merece una mención especial: un trabajo de diseño cuidadísimo que añade una dimensión extra a la música y revaloriza el formato físico del disco. El sello andaluz Hecatombe Records ha sacado una tirada normal de mil copias en caja dura y además una edición limitada de quinientas copias en digipack, y en ambas el alarde visual es digno de alabanza, tanto en el folleto desplegable como el tríptico o hasta las imágenes del propio Cd o la contraportada, con la peculiaridad añadida de que ambas ediciones son distintas y las fotos y el contenido varían entre una y otra.
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