Dentro del panorama del revival del Thrash, SKELETONWITCH son uno de los pocos grupos que destacan por tener un estilo propio, un sonido personal, y por no basar su propuesta en imitar a nadie consagrado. Tras el debut del 2004 “At one with the shadows”, su primer disco con gran distribución, “Beyond the permafrost”, así lo demostró en el 2007, dos años más tarde lo confirmaban con “Breathing the fire” y ahora se mantienen exactamente en el mismo punto gracias a su cuarto álbum.
Entre los rasgos de ese estilo propio que les hace reconocibles y que cimenta su credibilidad están el fusionar el Thrash de siempre con elementos melódicos, sin derivar hacia experimentalismos chocantes, o el uso de una voz más próxima al Black. Velocidad y guitarras armonizadas son también sello inconfundible por parte de estos americanos que desde hace un tiempo están consiguiendo bastante reconocimiento.
Su línea continúa inalterada en “Forever abomination”: riffs thrasheros pero no típicos, voz áspera y guitarras bien trabajadas se dibujan sobre un fondo rítmico en general muy movido para dar lugar a temas relativamente cortos pero de variada y sólida estructura. Hasta aquí todo son ventajas y nada se le puede reprochar al álbum, pero sí se podría esperar más. La única pega es precisamente lo que no hay, y es que faltan temas rompedores que destaquen sobre este ambiente de corrección general que, sin embargo, no llega a desatar la euforia.
“The infernal resurrection” muestra una orientación Thrash más ortodoxa en los riffs, a la vez que la sigue mezclando con elementos Black, “Cleaver of souls” tiene un grácil solo cuando el tema finaliza bajando el tempo, y “Of ash and torment” suena como unos ARSIS con un nivel de técnica más contenido. Todo esto está bien, y es una suerte que se mantengan fieles a sí mismos y que sigan siendo capaces de recrear la energía y la frescura de “Beyond the permafrost”. El día que logren componer temas verdaderamente antológicos conquistarán el trono al que por ahora no van mal encaminados.
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