Estos juegan en casa, porque han publicado su debut con sus compatriotas del creciente sello Inherited Suffering Records. Y es que Rusia está que arde en cuestión de Slam Brutal Death: junto al citado sello, que pertenece a dos componentes de ABOMINABLE PUTRIDITY, cabe mencionar el aún más grande Coyote Records y alguno más como Soulflesh Collector, propiedad, respectivamente, de gente de MEMBRO GENITALI BEFURCATOR y KATALEPSY. Todo queda en casa, y a las inevitables influencias de todos esos grupos se suman en este disco las de otros como ABORTED FETUS, GUTTURAL DECAY o MORGUE’S CHILD, todos consagrados al citado género.
Tras una portada y un logo que recuerdan vagamente al “Age of onset” de PATHOLOGY, lo que aquí tenemos es uno de los mejores exponentes de esta imparable avalancha rusa, el Slam mejor hecho, más creíble y más depurado. Con todo lo que cabe esperar en el estilo -voces infrahumanas, ritmos ultrapesados, el Stop-and-go de turno, tempos cambiantes y riffs simples-, pero hecho con profesionalidad y cuidado. Eso sí, en cuanto a invención no aportan nada que los distinga de sus otros compañeros de promoción, pero al menos cada tema está currado, el disco no escatima variedad ni tampoco duración (y no hacen el capullo con interminables intros y outros), y el sonido de las guitarras… oooh, ese sonido, y esa distorsión salvaje, sin duda uno de los más logrados en este tipo de producciones.
La lástima es que lo que ganan por ahí lo pierden con el de la batería, que suena completamente artificial y mecánica y le quita al disco toda su capacidad de haber sido un monstruo orgánico y aplastante. Suena muy “disparada” y acaba dando una impresión plana y fría. Toda una pena, y más sabiendo que ahora ya tienen un batería humano (a la vez que han perdido el cantante que grabó este álbum). Porque el resto de la música está plagado de aciertos y tiene un montón de momentos interesantes, trémolos, constantes pinch-harmonics, blasts imposibles en “Emanation of putrid entrails”, guitarras dobladas en esa misma o en “Mechanical maggots”, parones llevados al límite en esta última o en “Atrocity domination”, algún breve solo ocasional… Un más que aceptable repertorio para pasar media hora de cabeceo y gruñidos.
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