No se entiende muy bien que NEURAXIS nunca hayan dado el salto al primer nivel de popularidad internacional, porque es un grupo con unas cualidades perfectamente proporcionadas entre técnica, agresividad y accesibilidad. Pasada su primera etapa algo más cavernícola, se establecieron en un estilo que los hace muy reconocibles, a medio camino entre CRYPTOPSY y KATAKLYSM -por citar ilustres referentes de su país-, limando lo peor de unos y de otros y alejados tanto de los excesos malabarísticos de los primeros como de la tendencia comercial de los segundos.
Quizá por eso mismo no han triunfado, aunque esto es otra historia. Lo que tenemos aquí es su sexto trabajo completo, un álbum que supera con creces el intelectualoide y algo aburrido “The thin line between” del 2008 pero que no llega a la altura del fabuloso “Trilateral progression” del 2005. El estilo se mantiene sin apenas cambios y quien los conozca sabe qué va a encontrar. Han recuperado pegada, energía y frescura, y su capacidad de crear temas complejos y riffs intrincados sigue donde siempre.
La orientación técnica de NEURAXIS se centra más en usar ritmos irregulares y cambios continuos que en tocar riffs imposibles o en querer dar más notas que nadie por segundo, esa nunca ha sido su pretensión ni lo es ahora. Recurren a compases compuestos, acentos desplazados, redobles y rellenos de batería, etc., de manera que su complejidad está más en lo compositivo que en lo puramente instrumental. Y lo que les da su identidad también les lastra, porque se empeñan en meter tantas cosas contrastantes y en hacer tantos cambios de ritmo y tan bruscos que al final no hay “temas” como tal: por aquí y por allá aparecen frases llamativas o riffs interesantes -y la batería es en sí misma todo un espectáculo-, pero uno tiene la sensación de que cualquier cosa podría estar en cualquier sitio, y en realidad así es.
Por otra parte, hay cosas “llamativas” e “interesantes”, como decía, pero nada más, no hay nada impresionante o que sobresalga, salvo en los primeros tres temas, lo cual a su vez es otro inconveniente, porque han acumulado ahí las ideas más pegadizas y luego el resto del disco pierde brillo y se va perdiendo en un conglomerado de secciones aleatorias que no superan un nivel medio de imaginación. Además esos temas iniciales tienen partes melódicas que copian el mismo giro y que, de nuevo, dan la sensación de ser intercambiables. En definitiva, luces y sombras pero más de lo primero en un disco que mantiene alto el merecido prestigio de NEURAXIS.
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