El concepto de Deathcore, si se piensa bien, es una cosa bastante peculiar y hasta desconcertante. DESPISED ICON deben ser los más dignos exponentes de cómo dos estilos como el Death y el Metalcore pueden encontrar puntos comunes y fundirse en un engendro con identidad propia. Lo malo con estos ISRAFEL es que ellos mismos se reducen demasiado el campo de acción y se quedan con los tempos lentos que pueden darse en ambos estilos, los ritmos entrecortados, los infalibles riffs simplones a mitad de tema y la voz completamente devota del último Barney Greenway, pero poco más.
Y si además en ese estrecho círculo en que trabajan hubieran producido ideas rompedoras, riffs ingeniosos o temas sobresalientes, el resultado habría estado bien. Me temo que no es así, y el disco ciertamente es agresivo y desprende furia, pero no logran destacar entre el torrente de grupos parecidos que ya existen. Todo está hecho con verdadera entrega, eso sí, y creo que lo mejor que se puede decir de ellos es que no son unos arribistas ni parece que se hayan subido al carro de ninguna moda, y en verdad el grupo tiene potencial siempre y cuando logren pulir varios apartados.
Principalmente el de las composiciones, que caen demasiado a menudo en el saco de lo genérico (para hacer, por ejemplo, riffs de dos notas a estas alturas de la película habría que tener una inspiración privilegiada), lo caótico de las estructuras y también el de la voz. No sé por qué, pero el veterano voceador de NAPALM DEATH o, sin salir de casa, el cantante de HINDRANCE, tienen un registro y una forma de berrear parecidos pero no resultan ni de lejos tan monótonos como el de ISRAFEL. Y además, el enfado continuo que intenta transmitir deja de ser creíble sin nada que le sirva de contrapeso.
Sólo en el tema-título, ya el penúltimo del disco, se atreven con unos chillidos histéricos –no en plan Grindcore, sino a la manera agónica de algunos grupos de Black cuando parece que están en un potro de tortura- que, la verdad, le sientan muy bien y por simple contraste le devuelve fiereza a la voz principal. Es una línea que podría depararles resultados interesantes en el futuro. De paso, ese tema junto con el anterior y sarcásticamente titulado “Parasite Hilton” son lo más logrado y ambicioso del álbum. Quizá están situados hacia el final del mismo como una promesa de tiempos mejores.
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