Qué lástima de grupo: después de un debut heterodoxo y transgresor como fue su anterior “Chainsaw cunt”, parece que están decididos a ser un grupo más y a perderse en la vorágine de bandas indiferenciadas. Una pena, porque iban camino de haber podido consolidar una propuesta de lo más singular dentro del universo extremo, en particular del Brutal Death cruzado con Grind, y sin embargo se alejan justo en la dirección contraria.
Sí, la música de este “Rectal torment” es terriblemente destructiva y depravada, los instrumentos destripan sus respectivas partes con absoluta brutalidad y la voz se acerca, sin llegarle, a la de Niels Adams de PROSTITUTE DISFIGUREMENT cuando era más o menos un troglodita del inframundo. Y también mantienen el doble ataque vocal además de una alta dosis de caos en muchos pasajes, pero han disminuido sensiblemente las partes con arpegios limpios, las melodías delirantes o los solos cacofónicos, que se limitan al principio de “Impurity” y un poco en “Penetrate to desolate” y “Vanity’s illusion”, pero de forma tan anecdótica que parece hecho por cumplir, y en general se aprecia una merma muy clara de todo lo que sea personalidad propia.
Y otro punto desconcertante: ¿por qué han publicado este disco sólo diez meses después del anterior? ¿Qué sentido tiene eso? No sabemos si querían quitarse de encima una colección de retales o es que simplemente han hecho las cosas con precipitación y falta de criterio. Y esto enlaza con el último asunto y el más imperdonable: el disco dura diecisiete minutos. Diecisiete. Se le puede llamar “disco” porque es redondo y suena, pero me parece el colmo del despropósito y puede que estemos ante el álbum más corto publicado y distribuido como larga duración. No creo que haya que profundizar mucho en hasta qué punto, y más tal como está el mercado musical, esto es poco menos que una tomadura de pelo.
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