ABOMINANT son como los MOTÖRHEAD del Death Metal americano, irreductibles e imperturbables. Nueve discos en catorce años, y durante la primera década del milenio a razón de uno cada dos años, sin faltar puntualmente a la cita, además de mantener la formación original con relativamente pocos cambios. Si algo hay que reconocerles es su constancia y el hecho de que se hayan mantenido siempre fieles a sí mismos por encima de modas y tendencias. Han tenido sus pequeños cambios y han permitido que su estilo se ampliase, pero también lo han hecho grupos como SINISTER u OVERKILL y al igual que a éstos sólo se les puede alabar su integridad.
Tras un primer disco labrado en la más genuina ortodoxia del Death americano estilo años 90, dieron entrada a ciertos elementos melódicos que alcanzaron su mayor presencia en el disco “Ungodly” del año 2000, y desde entonces nunca los han abandonado del todo. Claro, que sus resultados musicales distan de los de las mencionadas bandas y en general de todo lo que producen los grupos de primera línea. Junto a la fidelidad a sus raíces, ABOMINANT también cargan con una considerable falta de personalidad y un carácter demasiado genérico en sus creaciones. Son trabajadores incansables, pero no han logrado sacar a la luz nada que realmente les haga sobresalir por encima del resto de competidores.
Tampoco lo hace este “Where demons dwell”, donde los riffs, los cambios, los ambientes o la propia temática bélica suenan conocidos y hasta un poco gastados, dentro de su habitual amalgama de partes rápidas, rasgos clásicos e ingredientes melódicos. Pero son ABOMINANT, y nadie espera resultados excelentes ni que reinventen nada. Lo que hacen lo hacen con total y apasionado convencimiento y eso se transmite, llega y emociona, su espíritu y su entrega se plasman en cada tema, en el sonido, en la fiereza con que ejecutan sus respectivas partes. ABOMINANT son un valor seguro: los oyentes saben lo que pueden encontrar en cada nueva entrega y eso es ni más ni menos lo que les ofrecen una vez más, y esperemos que por mucho tiempo.
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