viernes, noviembre 01, 2013

PYREXIA- Feast of iniquity (2013)


Chris Basile es a PYREXIA como John Mc Entee a INCANTATION o Erik Rutan a HATE ETERNAL, dueño y señor del grupo y único miembro permanente a lo largo de sus muy variadas encarnaciones, con la curiosa salvedad de que no es miembro fundador. Excepto el cantante de su segunda y actual etapa, juraría que nadie ha repetido en dos full-lengths de PYREXIA, quienes comparten con los citados INCANTATION venir de Nueva York, pero en absoluto filiación musical. Sí la comparten con los también neoyorkinos SUFFOCATION e INTERNAL BLEEDING, por similitudes estilísticas, por el ir y venir de músicos -especialmente Guy Marchais- entre estas formaciones y, en el caso de los primeros, por el trabajo compartido previamente en MORTUARY. Hoy día las conexiones prosiguen en la figura de los baterías Doug Bohn y Dave Culross, que se sucedieron en SUFFOCATION a mediados de los años 90, que hoy día militan respectivamente en PYREXIA y SUFFOCATION y que, para rematar la jugada, han grabado a medias la batería de este “Feast of iniquity”.

El disco podría definirse como un intento de incluir las diversas tendencias del grupo a lo largo de su carrera, sin privilegiar ninguna y cuidando de que no haya estridencias molestas, pero al final se decanta demasiado por las partes pesadas y los ritmos machacones, con un resultado en el que todo es correcto pero nada destaca. El estilo, como digo, no es ni de lejos el de “Sermon of mockery”, pero tampoco se han entregado en cuerpo y alma a moderneces demasiado Groove, hay un poco de todo y la verdad es que lo fusionan con bastante elegancia y manteniendo el sentido de unidad. No tengo nada en contra de este estilo “híbrido”, ni tampoco del que alterna tendencias pasando de una a otra cada poco rato, creo que mi tarea es informar de cómo es y valorar qué tal lo hacen dentro de ese estilo, y el resto ya es cosa de los gustos personales de cada cual.

El caso es que dentro de este estilo les ha quedado un disco demasiado plano: el principio con “The pendulum” es arrollador, Brutal Death de manual a toda velocidad, con blasts furibundos y riffs directos tras una introducción corta y efectiva. Parece una declaración de intenciones, pero a partir de ahí el repertorio se irá abriendo progresivamente -aunque sin los saltos y las bruscas sorpresas de un “System of the animal”-, los tempos se relajan, aparecen partes pesadas, ritmos diversos y aires moderadamente groovies. La ejecución de todos los músicos es impecable, principalmente la batería, así como una voz que ruge, grita, cambia de registro, se dobla a sí misma y en todo momento vocaliza los textos con una claridad inusitada en el género. Nada que objetar ahí, ni tampoco a las guitarras y a su habilidad con trémolos y palm-mutes propios del estilo neoyorkino, el problema es que las composiciones no dan la talla, especialmente a partir del quinto “Cryptic summoning” y en toda la segunda mitad.

Quizá deberían haber sido más severos a la hora de desechar materiales, porque muchos son propios de temas extra, caras B, rarezas o recopilaciones de retales sobrantes, caso de “Thy minion”, “Panzer tank lobotomy” o “Born of a jackal”. Y no porque sean temas lentos, sino porque los riffs son ramplones, sin más, y encima los repiten demasiadas veces. En toda esta segunda mitad, además, flirtean con elementos que tienen algo de Death, algo de Thrash, algo de Slam y algo de Deathcore, sin que se defiendan del todo en ninguno de esos campos. La batería sigue siendo lo que salva los trastos en esos momentos y lo que mantiene vivo el interés, pero los temas como tal caen uno tras otro en el pozo de la indiferencia.

Al menos, como en general son cortos (diez en media hora, la cuenta es fácil), la intensidad está garantizada, además van al grano a base de ideas simples, sin filigranas técnicas, y en las primeras escuchas es poco probable aburrirse. Otro aliciente es la mencionada variedad, sobre todo rítmica, ya que hay temas como “Infliction” que conservan la velocidad incluso sin necesidad de abusar de blasts, y esta regresa en “Wheel of impunity” con una furia demoniaca que contrasta con el resto de temas y le da el rango de brutalidad que se espera por parte de PYREXIA y que en este disco se echa de menos. Cierran con “The feast”, un tema también veloz pero no tan desaforado como los pocos que le preceden en esta categoría.

En otro orden de cosas, la portada es obra del conocido Toshihiro Egawa, autor también de la de su anterior “Age of the wicked” del 2007, quien en ambos casos, pero sobre todo en este “Feast of iniquity”, ha creado imágenes más sintéticas y menos orgánicas que las de trabajos previos para DEVOURMENT, LIVIDITY, KRISIUN o DEFEATED SANITY -inevitable traer a la mente la del “Chapters of repugnance”- y más en línea con otras como la del “Torture of decimation” de HUMAN REJECTION. La producción peca también de este carácter aséptico y demasiado digital, le falta vida, realismo, presencia, y no sé hasta qué punto habrá influido en ello la mezcla y masterización de Zeuss, productor habitual de grupos como THE ACACIA STRAIN, HATEBREED o BLEEDING THROUGH y que, en una coincidencia más, también mezcló y masterizó el último trabajo de SUFFOCATION, “Pinnacle of bedlam”.

Se puede alabar la variedad del disco, sobre todo rítmica, o el hecho de que mantiene abiertas vías para seguir creando Death Metal en pleno 2013 sin repetirse eternamente como le pasa a tantos grupos de Brutal Death y a la vez sin salirse mucho de los cánones ni ponerse a hacer cosas raras (en el peor sentido del término). Todo eso son virtudes objetivas que hay que reconocerle, pero al final cuenta tanto o más la capacidad de levantar pasiones y conquistar al oyente, y en ese sentido el disco pierde fuerza tras unas pocas escuchas. Todo es bastante correcto, muy profesional, muy trabajado, bien planeado y llevado a cabo, pero… le falta ingenio, garra, la chispa suficiente como para haber creado temas que den ganas de oír una y otra vez. Me recuerda a ciertos álbumes de MALEVOLENT CREATION donde ocurre algo parecido, son irreprochables pero difícilmente te exaltarás con ellos o te pondrán en estado de trance. Aunque hacer predicciones en una reseña suele ser absurdo, me atrevo a pensar que el tiempo pasará por este “Feast of iniquity” y lo dejará atrás sin pena ni gloria.

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