jueves, mayo 31, 2012

ABOSRANIE BOGOM- COPROcessor (EP, 2011)


Copro-Death… ¿eso existe? Pues parece que sí. Este peculiar grupo, liderado por un ruso emigrado a Israel, suele hacer Goregrind, pero este EP durante más o menos la primera mitad es Death por lo que respecta a la parte instrumental, tiene un sonido de voz totalmente a cisterna/gárgaras y temática 100% escatológica, así que… sí, parece que existe, y si no, se inventa. Hasta que llega el tema “Poop in da soup” prácticamente todos los ritmos son pesados, pausados y contundentes, luego se arrancan con ritmos más movidos y vacilones sin abandonar del todo los anteriores, e incluso asoma algún blast fortuito (“Baptized in a toilet-bowl” reúne él solo los tres ritmos en su poco más de un minuto de duración), y para acabar el disco retoman la tendencia inicial. Es un planteamiento curioso, y da como resultado un viaje muy entretenido a lo largo de un cuarto de hora largo de cochinadas metalizadas.

Como puede uno imaginarse, los riffs son simples, de diseño básico y de intención directa, plasmados en temas muy cortos que rondan o sobrepasan por poco el minuto. No se enredan con intros ni samples, salvo en el tema “Fart analysis”, y verdaderamente van al grano en todos los sentidos. Otra gran ventaja es el hecho de que la batería es real, lo que se traduce en buen sonido y en una interpretación menos mecánica y lineal que cuando están programadas, cosa frecuente en el género. En definitiva, una propuesta diferente, sin ser rompedora, que resulta amena y engancha, y un trabajo que no deja de lado el ambiente guarro habitual del grupo pero demostrando haber hecho las cosas bastante mejor que en otras ocasiones.

martes, mayo 29, 2012

7 H TARGET- Fast-slow demolition (2012)


¿Quién dijo que el Slam no puede innovar, ser distinto o ser original? 7 H TARGET lo hacen a la perfección y sin dejar de ser más cafres que nadie ni más brutales que cualquier otro grupo del gremio, o incluso más. Mientras que el papel de los VULVECTOMY, CEPHALOTRIPSY y demás que existen en el mundo consiste en perpetuar el estándar del género, estos rusos pasan por encima de los convencionalismos, se encaraman sobre ellos, hacen un triple mortal con tirabuzón y se quedan tan anchos. Son como unos VOIVOD del Slam, trasplantados a la actualidad con toda su carga de renovación, extravagancia y personalidad propia. Donde llegaron DEVOURMENT y el resto de honrosos continuadores como los mencionados, empiezan 7 H TARGET.

El secreto consiste en hacer el mismo Slam Brutal Death de tantos otros grupos –muchos de ellos compatriotas suyos- pero con una serie de propuestas imaginativas que le dan un dinamismo normalmente ausente en el género. Riffs extraterrestres, o desquiciados, o epilépticos, o todo a la vez, junto a muchos otros de una ortodoxia intachable, sumados a una voz que parece ir por libre, cambios imposibles, una producción devastadora, títulos alejados de los tópicos y un montón de detalles repartidos por los temas sin previo aviso. El resultado es uno de los casos más emblemáticos de “caos controlado”: parece que todo es una broma o una casualidad o que se lo están inventando sobre la marcha, pero es justo al contrario. La gama rítmica que manejan estos tíos es asombrosa, muy por encima de la media de sus competidores, y en realidad se trata de una música de un alto nivel técnico, quizá no por las necesidades de la ejecución, pero sí por las de la precisión a la hora de diseñar y ensamblar las piezas.

Lo que a veces parece estar fuera de control es la voz, que no siempre tiene patrones definidos y que, por supuesto, no hace más que emitir un ruido indescifrable. Si me dicen que está improvisando me lo creería. El batería, por el contrario, es la pura expresión de la precisión combinada con velocidad y contundencia. Al final es la mezcla de todas estas cosas –la impresión de barullo, el encaje de bolillos técnico, la voz que va a espasmos, la brutalidad general y las ideas delirantes- lo que resulta chispeante, nuevo y adictivo.

Las partes Slam usan los conocidos ritmos a veces regulares del todo y otras más entrecortados y hasta con cierto Groove, las partes brutales van a saco con blasts inalcanzables, los cambios de ritmo son continuos… en fin, que no dejan de lado los presupuestos del género, pero luego incorporan tal cantidad de riffs y ritmos sorprendentes y a la vez pegadizos, que uno se queda clavado en el sitio. Además añaden pinceladas curiosas en la grabación, como ruidos diversos, voces no guturales, explosiones, alguna intro, una repentina reverb desmesurada en la caja de la batería… pueden parecer minucias, pero sorprenden, crean texturas y dan variedad, rasgos muy poco frecuentes en el género, y que, si la base compositiva es de calidad, como aquí, se agradecen. Además, aprovechar los recursos de una producción siempre es un mérito.

El sonido es otro gran logro, quizá sobre todo por la batería, retumbante en los graves y repiqueteante en los agudos, con ese sonido seco tan seductor que otras veces es aún más de “lata” y otras adquiere timbres diversos (la variedad de sonidos del kit también llama la atención), aparte de la citada reverb ocasional. Las guitarras son cortantes, salvajes y con mucho cuerpo. Y el universo lírico se mueve en una temática sádica en plan futurista que huyen de tópicos de vísceras y recurre a elementos orientales junto a engendros mecanizados, dando una inquietante sensación de fantasía perturbada. “Technosex”, “Metal + Flesh” o “Hara-Kiri torture mechanism” son una buena muestra. Los títulos y temas de sus anteriores EPs también valen como ejemplo, y en ellos se ve que la temática ha sido siempre constante.

No sabría qué tema destacar, porque en todos se cumple el esquema descrito y ninguno baja el nivel. Quizá el tercero de los recién mencionados, un caso representativo de variedad y precisión rítmica desde el comienzo, seguidas de riffs raritos al lado de otros de lo más “normal”. Los dos últimos del álbum también regalan una alta dosis de diversidad e imaginación. En definitiva, el disco se lleva la palma en todo, sonido, composición, originalidad y ejecución. Sólo queda algo empañado por el hecho de que hayan rescatado por segunda vez los seis temas de su primer EP –como ya hicieron al editar el segundo- en lugar de grabar un álbum nuevo entero, pero al menos los han regrabado y además la continuidad estilística es incuestionable, así que no hay saltos ni de sonido ni de estilo.

lunes, mayo 28, 2012

ONICECTOMY- Drowning for salvation (2011)


Más Brutal Death desde Italia, tierra cada vez más prolífica en este género. Lo que hacen ONICECTOMY ni destaca ni ofrece nada que no estén haciendo ya otro montón de grupos, y bastante mejor. Se trata de Brutal Death que no se decanta por ningún subgénero en particular, ya sea Tech, Slam, etc., ni se fusiona tampoco con otros estilos. Al margen de eso, resulta convencional, impersonal y predecible, y en su mayoría se limita a alternar partes rápidas con otras pesadas, haciendo que el aspecto rítmico sea particularmente monótono. Hay algún fragmento de transición entre unas y otras que llega a valer la pena, pero no mucho más.

Además el sonido no ayuda nada, sucio y neblinoso como es, y especialmente en las partes rápidas cuesta distinguir qué están haciendo las guitarras. Ciertos floreos agudos de los riffs, o los armónicos, sí llegan a oírse, pero el resto queda perdido en una mole de confusión sonora. En las partes lentas esto no ocurre, pero no se sabe qué es peor, porque son todas prácticamente iguales en cuanto a velocidad, ritmo y línea melódica, y a veces hasta cuesta saber si seguimos en el mismo tema o hemos cambiado, como pasa entre el final del segundo y el principio del tercero. “Human flesh dressing” plantea un intento mayor de variedad dentro del álbum, pero dura poco y de nuevo el principio de “Virgin women cannibalistic ritual” vuelve a repetir el mismo diseño lento y pesado, que aún aparecerá varias veces más antes de que acabe el disco.

La batería contribuye también al aire general de monotonía, limitándose a patrones básicos y blasts del montón, y la voz otro tanto, o incluso peor, desprovista de inflexiones, cambios de registro, cambios de timbre o alguna otra cosa que la pudiera hacer salir de su reiteración… excepto por el único aporte llamativo de todo el disco: una especie de sonido de ¡¡relincho de caballo!!, como se puede oír en el primer tema, “Brain pressure breaking skull”, o en el penúltimo, “Falling to the cannibal butchery”. Una más para añadir al repertorio de voces animalescas dentro del universo extremo.

Pero algo tan anecdótico no basta ni de lejos para elevar sustancialmente los méritos del disco. Su vulgaridad de planteamiento, la interpretación plana y lineal de los músicos y lo confuso de la producción hacen que sea difícil rescatar algo con verdadero valor. Por si todo esto fuera poco, nos despachan con 24 minutos de música, a los que añaden el minuto de rigor en forma de intro que luego engordan burdamente con un interludio de guitarra clásica que además está grabado a un volumen muy superior al resto.

sábado, mayo 26, 2012

KREATOR- Phantom Antichrist (2012)


KREATOR vuelven a la carga en un año que por ahora ha dado frutos magníficos por parte de las grandes bandas veteranas de los 80 y 90. Los alemanes mantienen la línea de la etapa que abrieron con “Violent revolution”, pero esta vez su propuesta se bifurca nítidamente entre un Thrash con sonido moderno y una música de elementos claramente melódicos, enfatizando bastante la segunda, en un movimiento que recuerda al de ANTHRAX en su último trabajo. El resultado es algo que muchas veces no es Thrash sino más bien un Heavy muy intenso y agresivo, haciendo de este disco el menos unidimensionalmente thrashero de los últimos cuatro.

Como perros viejos que son, repiten patrones cuya efectividad han comprobado durante más de una década, tanto en los temas como en la organización global del disco: canciones más cañeras al principio y progresivamente mayor presencia de medios tiempos con fragmentos melódicos, rematando esta vez con un final particularmente calmado. Pero ahora la balanza se decanta hacia la segunda tendencia, entonada en plan grandilocuente (qué decir de un estribillo como el de “From flood into fire”), y la caña parece estar colocada al principio para contentar a los acérrimos. Por suerte, el nivel de inspiración vuelve a ser casi el del 2001 y la potencian mediante recursos como estribillos básicos, pequeñas células melódicas en vez de riffs, armonías épicas, abundantes frases solistas de guitarra, solos marcados por la contención técnica en favor de la expresividad… El disco se aparta en buena medida de los dos anteriores y evita su sensación de premeditación, presentando además ideas pegadizas, una ejecución bárbara y una brillante producción.

Sobre cómo los riffs propiamente Thrash ceden su lugar a los pequeños motivos melódicos, basta escuchar el principio de “The few, the proud, the broken” o “Victory will come”. En otros hay que esperar a que pase la intro, ya sea acústica o de batería, como en “Until our paths cross again” o “From flood into fire”, o dejar que lo que parece ser la melodía principal dé paso a la que de verdad lo es, como en “Your Heaven, my Hell” (por cierto, calcada del tema “Scenery” de ANVIL). En “United in hate”, sin embargo, tras la intro acústica lo que emerge es un tema con auténticos riffs thrasheros, uno de los casos que hay en el disco junto a “Death to the world”, “Civilisation collapse” o el tema-título, y en menor medida “Victory will come”.

Pero incluso en estos temas Thrash vuelven también a incluir partes decididamente melódicas y, cómo no, los estribillos facilones que se limitan a repetir el título (antecedentes no les faltan en la discografía reciente: “Impossible brutality”, “Escalation”, “Hordes of chaos” “World anarchy”, “Ghetto war”…), además aplicando varias veces el mismo esquema de responder rítmicamente a las guitarras en la segunda mitad de las frases. Si el truco funciona para qué cambiarlo, habrán pensado.

En mi opinión el estilo gana mucho cuando funden en una la orientación agresiva y la melódica, como en “The few, the proud, the broken”, pero en general el disco se polariza demasiado entre las secciones de un tipo y las del otro, como pasaba de manera extrema en el último de MORBID ANGEL, sólo que aquí llevado a las distintas partes de los temas y no a estos enteros, aunque con el mismo efecto de confusión.

Tal como decía, la estela de “Violent revolution” está más presente que la de los dos siguientes discos, y si “Hordes of chaos” era una especie de “Enemy of God 2”, este parece retomar aquel otro a la vez que expande sus rasgos menos salvajes. Hay momentos en que uno de repente espera oír el estribillo de “Servant in Heaven, king in Hell” (en “From flood into fire”) o el del propio “Violent revolution” (en “Your Heaven, my Hell”), pero en general no se les puede acusar de copiarse a sí mismos, ya que son casos aislados y en gran medida han superado la tendencia tan repetitiva de sus últimos dos trabajos, sobre todo en las partes menos Thrash, que a veces hasta recuperan aires de la era “Outcast”.

La complejidad estructural es otro rasgo muy marcado de este “Phantom Antichrist”. Todos los temas tienen un montón de partes distintas, tanto en ritmo como en velocidad y carácter. Pero normalmente tienen tan poco que ver unas con otras, o presentan cambios de carácter tan bruscos que resultan cargantes. No sabemos si será una herramienta para despistar al oyente, pero está claro que los temas habrían sido mucho más compactos si no los hubieran planteado así. No veo qué pintan de repente ciertas partes agresivas y rápidas en medio de los temas más evocadores, o ciertas partes líricas en los temas cañeros, ni en general qué necesidad hay de meter tantas y tantas cosas en una sola canción. Acaba dando la impresión de que pretenden, como en la publicidad o en esos videoclips en los que las imágenes van tan deprisa que ni atiendes a la música, confundir al espectador con la avalancha de estímulos simultáneos. Es una estrategia clásica, poco honrada pero efectiva. Entre esto, los estribillos, la soberbia producción –sonido, mezcla, arreglos, coros, guitarras dobladas- o la fuerza de la ejecución (sin olvidar la megacampaña publicitaria que llevan meses desplegando), el disco da el pego, resulta apabullante, prácticamente deslumbra, pero no hay que exagerar, y ni es un clásico ni creo que resista el paso del tiempo con suficiente entereza.

El paradigma de por dónde van aquí los tiros son los estribillos incendiarios y fáciles de corear en directo, que podrán rentabilizar sin problema en los conciertos, en medio de estructuras tipo batiburrillo y demasiado saturadas. KREATOR han grabado un disco que en su conjunto los mantiene frescos y en primera línea, sin haber hecho nada del otro mundo. Quizá no se renuevan drásticamente –tampoco tendría mucho sentido-, pero se revitalizan y además alejándose de fórmulas seguras y buscando caminos distintos aunque ya presentes en su discografía. La habilidad para crear frases convencionales y estribillos sencillos empaquetándolo todo en un recipiente bastante correcto es lo ideal para que puedan pasearlo por los escenarios y que la gente desee oír los temas nuevos. Al fin y al cabo el grupo vive de sus giras –como todos hoy día-, y este disco es un buen balón de oxígeno para seguir adelante en esa interminable campaña.

jueves, mayo 24, 2012

MAGISTRAL FLATULENCES- Under the sign of the vagina (2011)


Segundo disco completo de este desparrame musical Porno-Grind, limitado a quinientas copias y obra del pintoresco personaje llamado Omega-Etron, que vuelve a encargarse de todo en solitario. En grabaciones de otras épocas había contado con baterías de sesión, pero ambos discos completos los ha grabado enteros él. Las directrices no cambian lo más mínimo, temas cachondos, música simple pero muy variada y efectiva, voces tipo alcantarilla/cisterna junto a adorables gruñidos, poca velocidad, guitarras corrosivas y bajos bulldozer de sonoridad MORTICIAN, títulos disparatados y en general un humor muy imaginativo. De eso se trata, de pasarlo bien, hacer un rato el cafre y echarse unas risas, que no por querer ser más underground que nadie hay que tomarse las cosas a la tremenda.

Todos esos elementos estaban ya en sus otras publicaciones y se mantienen aquí, y hay que decir que este tiparraco se las ingenia para sacar leche de las piedras, porque consigue que la música sea accesible, fresca y divertida pero sin dejar de ser Grind del bruto, y todo a base de ideas directas pero ocurrentes y mucha variedad, seguramente la clave para el éxito en este género. Son diecisiete temas, entre ellos cuatro versiones (y en otros cuatro hay colaboraciones de invitados), una hilarante intro, una instrumental con vacilada rocanrolera, y para despedir el engendro un tema techno-friki como en su disco del 2010. Por el camino ha habido samples, ruiditos, mugidos, algún solo bastante marciano, riffs básicos y muchos ritmos contrastantes que dan ganas de acompañar a cabezazos. El género en su mejor expresión, como muy bien describe su nombre Flatulencias Magistrales.

Y para acabar, algunos datos. El grupo lo montó hace una década, en una onda –según él mismo explica- “Porn-Scat-Gore-Noise” al estilo de grupos como GUT, ABOSRANIE BOGOM, UTERUS, AMOEBIC DYSENTERY o NECROBESTIALITY, pero después de quedarse solo al frente del proyecto, éste adquirió tintes más Grind-Gore tipo REGURGITATE o ROMPEPROP. En sus primeros Splits no usaba ni letras ni títulos (como sus compatriotas S.C.D.), y ahora letras tampoco, pero esto no impide que exista un universo lírico y que la música forme un conjunto coherente con los títulos y con las diversas excentricidades sonoras que se marca. En este disco algunos de los temas proceden de otros Splits o de álbumes de tributo, y entre eso, la abundancia de temas ajenos y la presencia de intro/outro –mas un innecesario silencio en esta última-, se queda corto y se echa de menos que hubiese incluido más material propio y nuevo, más locuras y desvaríos porno-sonoros que hubieran llevado este disco tan festivo aún más lejos.

martes, mayo 22, 2012

KATANA- Heads will roll (2011)


A ver… se llaman KATANA, portada con guerrero oriental victorioso, pintas ochenteras a más no poder, títulos como “Blade of Katana”, “Heart of Tokyo”, “Asia in sight”… ¿Son los hijos de Andy Boulton?, ¿la sucursal sueca de LOUDNESS?, ¿un grupo de versiones de clásicos del HM? Pues todo a la vez y ninguna de ellas. Es cierto que se gastan unas ropas directamente sacadas de los DEF LEPPARD del “Pyromania” o de los MAIDEN del “Piece of mind” (del que me tocará hablar al final), pero consiguen situarse por encima de los plagios y ofrecer una propuesta propia. En absoluto original ni tampoco demasiado lograda, pero al menos propia, por más ilustres antecedentes que use como modelo.

Desde luego los podría haber contratado de estrangis el mencionado Andy Boulton y haberles comprado sus temas para seguir publicando discos frescos con TOKYO BLADE como los que les hicieron célebres en sus años. No se notaría mucho la diferencia, salvo porque KATANA tienen un menor apoyo en los riffs de lo que es normal en el Heavy clásico y a veces recurren más al procedimiento de melodía sobre acompañamiento de acordes (aunque luego estos estén recubiertos por un follaje de notas que parece un riff sin serlo), muy especialmente en los estribillos. Es decir, que lo suyo es Heavy melódico, o más propiamente NWOBHM pero sin tanto desarrollo instrumental.

Lo bueno es que están alejados por completo de todo rastro de chabacanería o zafiedad propio del “jevi” más burdo. Lo malo es la limitación a la que aludía y que encima agravan usando la misma armonía en muchos estribillos: aunque por separado cada uno es resultón porque presenta una melodía con un cierto aire épico y cautivador, el resultado es que después de oírlos todos seguidos ninguno se queda en la cabeza, y eso es porque todos están construidos sobre el mismo giro armónico, la misma –o parecida- serie de acordes.

Pero por lo demás el grupo transmite elegancia, buen hacer, razonable inspiración, gusto por la melodía y una presentación general más que aceptable. Se echa de menos, dada la orientación estilística, más labor de guitarras dobladas, solos más espectaculares o en general un mayor despliegue de técnica. Pero lo que hay está ejecutado con solvencia y grabado con buen gusto, aparte de contar con un sonido muy logrado, limpio pero no aséptico, cálido pero no retro.

Después de unos cuantos temas que insisten en repetir patrones constructivos y que van perdiendo fuelle paulatinamente, logran remontar con éxito gracias a otros como “Asia in sight” o “Rebel ride”, que introducen una muy necesaria alternancia frente a todos los anteriores, o en menor medida también a “Across the stars” mediante el carácter casi festivo de su estribillo, aunque vuelven a las andadas usando las consabidas armonías en la estrofa (también lo hacen en el solo de “Rebel ride”, así que está claro que esta es su gran asignatura pendiente, si no quieren acabar en el mismo estancamiento en que se han hundido Steve Harris & co. desde hace décadas).

Ahora bien, y ya que menciono a la Doncella, lo que no se les puede perdonar es que en dos ocasiones caigan en la más bochornosa imitación, calco o como se le quiera llamar, pese a lo que dije al principio. Cabe un margen de benevolencia –o de incredulidad- porque ciertamente no lo hacen nunca más a lo largo del disco salvo estas dos veces, pero es que estas dos son apoteósicas. Hay un primer amago en el minuto 1 de “Neverending world”, cuando aquello suena a IRON MAIDEN que tira para atrás… pero bueno, es parte del acervo metalero, de la memoria colectiva, y como tal puede pasarse por alto. Pero lo del minuto 3 es que es directamente el “Somewhere in time”, por el sonido, la melodía, los acordes y hasta los arreglos y la entrada de cada instrumento. Alucinante. Menos mal que dura poco, y uno acaba pensando que ha sido un lapsus. Pero llega el último tema, “Quest for Hades” –cuyo titulito ya se las trae, por aquel “Quest for fire” del álbum “Piece of mind”-, el más largo del disco y puesto al final, en la más pura tradición maidenesca, empieza a sonar y… ¡coño, el mismo bajo que en “To tame a land”, último tema del “Piece of mind”! ¿Es un homenaje, un despiste, un morro que se lo pisan? Y luego entra la voz… ¡¡Bruce Dickinson total!! Declamando como en tantos momentos de sus discos de los 90. De verdad que es completamente inverosímil, y mucho más teniendo en cuenta que no lo han hecho ni por asomo en el resto del disco (no de esta forma literal, quiero decir). Pasado el susto, el tema evoluciona con soltura, aunque tras el minuto 4 y medio se sacan de la manga una melodía instrumental demasiado parecida a la de la estrofa de “To tame a land”… ¿Más casualidades? En fin, mejor dejarlo aquí.