Media hora de entretenimiento y brutalidad elemental, eso es lo que ofrece el dúo italiano COPROPHILIAC en su debut editado por Sevared. Lo primero que se me ocurre es que el estilo no es el que suele promocionar el sello, ya que esto es Goregrind/Death, no el Brutal Death al que estamos acostumbrados. Al margen de eso, el disco no está a la altura de lo publicado habitualmente por Sevared, por culpa de unas composiciones bastante monótonas y una grabación demasiado tosca.
Creo que el problema es que el grupo ha planteado su música de forma poco afortunada: ya sabemos que siendo Goregrind lo que hay que esperar es precisamente composiciones simples, temas directos y brutalidad a raudales, pero lo raro en este caso es que ningún tema baja de los tres minutos, y por eso acaban por cansar. El rollo MORTICIAN, XXX MANIAK o primeros EXHUMED (a quien, por cierto, se dan un aire) es divertido en la medida en que resulta simple y efectivo, pero más allá de la píldora concentrada la cosa se vuelve repetitiva. Normal, porque los materiales de por sí son muy básicos, así que dan para lo que dan. Se pueden hacer pocas cosas a base de riffs siempre con ritmo regular y blasts casi idénticos, y desde luego va a ser muy difícil que dé para tres minutos largos.
Hay momentos como los temas “Ball-gag punishment” y “Smothered with vaginal cum” en que parece que el grupo aspira más bien a fabricar temas Death, y de hecho alternan varias partes contrastantes, componen riffs con otro diseño, hay cambios de ritmo, usan varios tempos… Pero aun así sigue habiendo varios riffs que, pese a querer salirse del diseño habitual, no terminan de decidirse y se quedan a medio camino, víctimas aún de su simplismo rítmico. Por eso decía que el planteamiento global del álbum no está muy claro, y esta ambivalencia al final pasa factura.
Y respecto a la grabación tampoco hay conclusiones muy felices: la batería programada suena artificial a más no poder, maquinera total, con el resultado de que vuelve aún más monótona la música, no hay relieves ni dinámicas ni cambios, y el sonido de por sí puede llegar a ser irritante (por no decir que es un dolor, aunque gustos hay para todo). A cambio, el resto de instrumentos suena denso, pastoso, como una mole, y las dos voces se reparten lo gutural y lo chillón creando entretenidos juegos de respuestas y marcando acentos rítmicos en las líneas vocales. Este es uno de los mayores elementos de amenidad del disco, junto a la propia brutalidad, la portada o los títulos. Cada cual que juzgue a qué le da más importancia en un disco y qué le parece secundario.
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