¿Quién dijo que el Slam
no puede innovar, ser distinto o ser original? 7 H TARGET lo hacen a la
perfección y sin dejar de ser más cafres que nadie ni más brutales que
cualquier otro grupo del gremio, o incluso más. Mientras que el papel de los
VULVECTOMY, CEPHALOTRIPSY y demás que existen en el mundo consiste en perpetuar
el estándar del género, estos rusos pasan por encima de los convencionalismos,
se encaraman sobre ellos, hacen un triple mortal con tirabuzón y se quedan tan
anchos. Son como unos VOIVOD del Slam, trasplantados a la actualidad con toda su
carga de renovación, extravagancia y personalidad propia. Donde llegaron
DEVOURMENT y el resto de honrosos continuadores como los mencionados, empiezan
7 H TARGET.
El secreto consiste en
hacer el mismo Slam Brutal Death de tantos otros grupos –muchos de ellos
compatriotas suyos- pero con una serie de propuestas imaginativas que le dan un
dinamismo normalmente ausente en el género. Riffs extraterrestres, o
desquiciados, o epilépticos, o todo a la vez, junto a muchos otros de una
ortodoxia intachable, sumados a una voz que parece ir por libre, cambios
imposibles, una producción devastadora, títulos alejados de los tópicos y un
montón de detalles repartidos por los temas sin previo aviso. El resultado es
uno de los casos más emblemáticos de “caos controlado”: parece que todo es una
broma o una casualidad o que se lo están inventando sobre la marcha, pero es
justo al contrario. La gama rítmica que manejan estos tíos es asombrosa, muy
por encima de la media de sus competidores, y en realidad se trata de una
música de un alto nivel técnico, quizá no por las necesidades de la ejecución,
pero sí por las de la precisión a la hora de diseñar y ensamblar las piezas.
Lo que a veces parece
estar fuera de control es la voz, que no siempre tiene patrones definidos y que,
por supuesto, no hace más que emitir un ruido indescifrable. Si me dicen que
está improvisando me lo creería. El batería, por el contrario, es la pura
expresión de la precisión combinada con velocidad y contundencia. Al final es
la mezcla de todas estas cosas –la impresión de barullo, el encaje de bolillos
técnico, la voz que va a espasmos, la brutalidad general y las ideas
delirantes- lo que resulta chispeante, nuevo y adictivo.
Las partes Slam usan
los conocidos ritmos a veces regulares del todo y otras más entrecortados y
hasta con cierto Groove, las partes brutales van a saco con blasts
inalcanzables, los cambios de ritmo son continuos… en fin, que no dejan de lado
los presupuestos del género, pero luego incorporan tal cantidad de riffs y
ritmos sorprendentes y a la vez pegadizos, que uno se queda clavado en el
sitio. Además añaden pinceladas curiosas en la grabación, como ruidos diversos,
voces no guturales, explosiones, alguna intro, una repentina reverb desmesurada
en la caja de la batería… pueden parecer minucias, pero sorprenden, crean
texturas y dan variedad, rasgos muy poco frecuentes en el género, y que, si la
base compositiva es de calidad, como aquí, se agradecen. Además, aprovechar los
recursos de una producción siempre es un mérito.
El sonido es otro gran
logro, quizá sobre todo por la batería, retumbante en los graves y repiqueteante
en los agudos, con ese sonido seco tan seductor que otras veces es aún más de
“lata” y otras adquiere timbres diversos (la variedad de sonidos del kit
también llama la atención), aparte de la citada reverb ocasional. Las guitarras
son cortantes, salvajes y con mucho cuerpo. Y el universo lírico se mueve en
una temática sádica en plan futurista que huyen de tópicos de vísceras y
recurre a elementos orientales junto a engendros mecanizados, dando una
inquietante sensación de fantasía perturbada. “Technosex”, “Metal + Flesh” o
“Hara-Kiri torture mechanism” son una buena muestra. Los títulos y temas de sus
anteriores EPs también valen como ejemplo, y en ellos se ve que la temática ha
sido siempre constante.
No sabría qué tema
destacar, porque en todos se cumple el esquema descrito y ninguno baja el
nivel. Quizá el tercero de los recién mencionados, un caso representativo de
variedad y precisión rítmica desde el comienzo, seguidas de riffs raritos al
lado de otros de lo más “normal”. Los dos últimos del álbum también regalan una
alta dosis de diversidad e imaginación. En definitiva, el disco se lleva la
palma en todo, sonido, composición, originalidad y ejecución. Sólo queda algo
empañado por el hecho de que hayan rescatado por segunda vez los seis temas de
su primer EP –como ya hicieron al editar el segundo- en lugar de grabar un
álbum nuevo entero, pero al menos los han regrabado y además la continuidad
estilística es incuestionable, así que no hay saltos ni de sonido ni de estilo.
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