jueves, abril 26, 2012

DIMINISHED- Origin of Apocalypse (2012)

DIMINISHED abandonan las portadas de sadismo misógino explícito y brutal: ¿será el anuncio de un cambio en su música? Por suerte, no. Progresan, mejoran y hasta maduran, pero no dejan de ser ellos mismos. Buena noticia, porque se trata de uno de los grupos más personales del panorama Brutal Death / Grind actual, y más aún dentro de la escena de Texas de la que proceden, bastante cerrada, que aúna a bandas como SINTURY, VIRAL LOAD, INSIDIOUS DECREPANCY, IMAGES OF VIOLENCE, PROPHECY –cuyo último disco lleva el incuestionable título de “Don’t fuckin’ mess with Texas”-, o los propios padres de todo el tinglado, DEVOURMENT, junto a otras ya desaparecidas como AVERSION TO LIFE o VITALITY. En medio de ese panorama un tanto endogámico DIMINISHED despuntan por su propuesta ecléctica, que incorpora elementos Grind, técnicos y hasta melódicos y un marcado gusto por sorprender al oyente.

Con este disco han alcanzado una síntesis formidable de sus dos anteriores trabajos, un punto intermedio entre las extravagantes audacias de su debut “Chainsaw cunt” y el convencionalismo de “Rectal torment”, demostrando que pueden encuadrarse con todo derecho en una determinada tendencia y a la vez tener unos fuertes rasgos de identidad. En ese sentido se puede decir que han “madurado”, pero ni de lejos han perdido fuerza ni brutalidad.

La portada, como decía, refleja muy bien esta tendencia, en un giro compartido con otros clientes de Jon Zig como BEGGING FOR INCEST, quienes para su último álbum también han recurrido a escenas fantasiosas en lugar de imágenes realistas. DIMINISHED mantienen la colaboración con el famoso ilustrador, pero esta vez en una línea muy diferente que trasluce a la perfección el carácter del disco. Igualmente mantienen la colaboración con el sello Sevared Records, aunque esta tercera ocasión es en principio la última que tenían contratada con ellos.

Otro apartado significativamente distinto es el letrístico, ya revelador desde el mismo título del álbum. Han dejado de lado el tema gore, pornogore y homicida y se han decantado sin contemplaciones por el contenido político. El “apocalipsis” del que habla el título se refiera ni más ni a menos que a eso, centrado en la situación de su país. De hecho la intro es un conglomerado de fragmentos de discursos de John F. Kennedy, George Bush, Martin Luther King, Ronald Reagan, Richard Nixon y Barack Obama, como ejemplo de generadores de promesas y después traidores e incompetentes, en opinión del grupo. Sin embargo, no todas las letras siguen esta dirección, y algunas como “Forced fed gratuitious amounts of semen” o “Tearing back the flesh” se mantienen íntegramente en la anterior línea de depravación sádica. Quizá ya las tuvieran escritas antes de elegir la orientación del disco, no lo sé, pero el efecto de ambivalencia y el contraste que provocan quedan un poco mal, aparte de que no poseen la delirante imaginación de las de “Chainsaw cunt”.

Y entrando ya en la música, conviene aclarar que no es Death técnico, a pesar de los ocasionales arpegios, lo complejo de muchos riffs y lo enrevesado de las estructuras, aunque ciertamente sí es más técnico que los dos discos anteriores (especialmente en temas como “Inializing the beginning”). Es Brutal Death / Grind con toda su ortodoxia pero al que acoplan otros ingredientes ya vistos en su trayectoria –y que en “Rectal torment” se redujeron muchísimo-: mantienen los acordes disminuidos, si bien ya no hay disonancias ni partes atonales, conservan también las armonías diatónicas (que empiezan en “Uninhibited”, se intensifican en “Tearing back the flesh”, siguen en “Divine rite” y llegan hasta “Inializing the beginning”), y una vez más construyen los temas a base de hacer una amalgama variopinta e imprevisible. Las famosas estructuras acumulativas tan queridas en el Brutal Death, pero al menos repiten trozos sobre los que vuelven y así la técnica del “ensartado” se atenúa y queda limitada a la del collage, que siempre tiene más sentido. En esto recuerda al “Killing on adrenaline” de DYING FETUS, al igual que en la variedad y en la vitalidad que desprende. En realidad los temas sí tienen unidad individual, aunque no lo parezca y aunque cueste notarlo (también es cierto que resulta más fácil lograrlo en temas de tres minutos que en los de cinco o seis, y en este disco predominan los primeros).

Otro rasgo distintivo es la inconmensurable variedad de ritmos, muy por encima de lo habitual en el género, y otro serían los constantes cambios de ritmo, aunque este no tiene nada de exclusivo. Repiten también la diversidad de duraciones en los temas –una más de sus señas de identidad- e incluso la aumentan, de hecho la primera “mitad” del disco dura once minutos largos frente a los diecinueve de la segunda. En general, como decía, les gusta despistar al oyente y bombardearle con su planteamiento heterogéneo, y lo que para unos será genialidad para otros será un desorden incomprensible, pero es que el disco entero a unos les resultará irritante y a otros estimulante. Aun así el cupo de excentricidades se ha reducido sensiblemente frente a su debut (el “Oh yeah!” de “Uninhibited” queda casi como único testimonio). Contar con un montón de partes memorables es otro de los muchos méritos del disco.

Las líneas del bajo son muy movidas, aunque en general se limitan a seguir a la guitarra, con notables excepciones como el tema “Tearing back the flesh”; curiosamente el bajo tiene un sonido totalmente limpio, por cierto. Y la batería es terriblemente creativa en todas sus partes, tanto los rellenos como el soporte rítmico básico, y se ve que no tiene el menor interés por ser un simple machaca-blasts. El sonido del álbum es limpio, pero cruje, raspa y chirría todo lo necesario, gracias a una producción sencilla pero muy profesional y al hecho de que todas las guitarras y el bajo los ha grabado el mismo hombre, Daniel Andrew Balle, la cabeza pensante y el alma del grupo.

La voz, sin embargo, resulta muy monótona y consiste casi en un ruido informe, sin apenas relieve, y eso que a veces se la entiende, como en “Shattered by the reformations”. Al menos lo compensan usando dos, ya que combinan la voz principal con la del citado Daniel, creando buenas respuestas entre el registro gutural y el gritón o usando ambas a la vez. Otro fallo considerable del disco es que el bombo está demasiado alto respecto al resto de la batería, y además suena bastante disparado. Añádasele la citada indecisión de las letras y lo dicho sobre la voz, y poco más se le podrá reprochar a este fabuloso “Origin of Apocalypse”.

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