sábado, abril 21, 2012

GODHATECODE- Weltenschmerz (2012)

Segundo disco para estos austriacos fundados en el 2007 por el inquieto guitarrista Wolfgang Rothbauer (DISBELIEF, ZOMBIE INC., EISBLUT, IN SLUMBER, THIRDMOON, OLEMUS) para dar forma a una banda de Death brutal pero no de Brutal Death. Su debut “Aeons” del 2008 se movía en un estilo más Old School, a medio camino entre el Grind, el Punk y el Death, pero en este segundo asalto han depurado su propuesta a todos los niveles, sobre todo el sonido, hasta ofrecer un álbum moderno y agresivo a partes iguales.

Lo de moderno no es porque presente elementos vanguardistas, sino porque la producción es clara y ultrapotente y porque musicalmente los rasgos de Old School han desaparecido casi por completo. Nada de ambientes tenebrosos, riffs arrastrados ni guitarras pastosas, esto es Death Metal afilado como una cuchilla y perfecto para el siglo XXI. Combinan partes rápidas con otras ultraveloces a base de blasts y algunas pesadas y casi marciales (a las que dan protagonismo en “Schlöne Fraude” y en la final “Todessog”), riffs clásicos junto a otros de diseño más grindcorero (“Beuteschema Überdruss” por parte de los primeros o “Värdighetens Avgrund” por los segundos) y una voz que se mueve en un registro vociferante pero en absoluto gutural. Es decir, que tienen toda la libertad que les da el no adscribirse a rajatabla a ninguna escuela concreta.

Hasta se atreven con ocasionales teclados de fondo (muy muy discretos, todo sea dicho, salvo en el mencionado “Todessog”) y algunos fraseos melódicos en las partes solistas. Y ese sonido de guitarra… Tremendo, absolutamente tremendo, cortante y quirúrgicamente limpio pero a la vez con mucho cuerpo. Todo el sonido del grupo sigue esa línea, es potentísimo y nítido, pero no frío ni excesivamente digital. Hay que decir que ahí se han lucido (el disco ha sido masterizado por Dan Swanö), y es que con ese sonidazo cualquier cosa suena muchísimo mejor, al igual que grandes temas o discos enteros pueden palidecer por culpa de una mala producción.

Tampoco es que los méritos compositivos se queden atrás, pero sí es cierto que, sin ser una revelación ni una obra maestra, ganan mucho gracias al sonido. No creo que ningún tema en particular se pueda considerar una maravilla (aunque sobresalen los cuatro mencionados), pero el conjunto es muy homogéneo y apenas hay fisuras. Quizá, dado el estilo, les vendría bien usar menos cambios de ritmo y dotar a cada tema de un carácter propio, lo que consiguen muy bien en los temas a medio tiempo o en los que son especialmente rápidos y directos, como el citado “Värdighetens Avgrund”. Desde luego queda claro que se trata de un grupo muy sólido, situado por encima de modas, revivals y dogmatismos y con un muy prometedor futuro.

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