Desde Rusia con dolor, y muy mala uva. Destrucción, miedo, guerra, aniquilación… La cosa no es para tanto, y aunque la portada hace temer un apocalipsis de sadismo sónico y el nombre del grupo sugiere un engendro Gore-Grind, en realidad nos encontramos ante un grupo más de Slam gutural y un disco muy bien grabado, en el que todo se entiende a la perfección sin que ningún elemento de su música se pierda en la maraña que a veces afecta a otras producciones del género. Nada de sonido pastoso ni de perversiones indescifrables, sólo riffs y más riffs, pesados, devastadores, a veces rápidos, y una voz que retumba desde el fondo del abismo.
Dentro del género señalado, se mueven en un terreno semejante al de grupos como CUMBEAST o BEGGING FOR INCEST, por la variedad de ritmos que despliegan y porque lo hacen con verdadera gracia, tienen un punto indiscutiblemente ameno y aciertan con un buen montón de riffs que se quedan sin problema en la cabeza, frente a otros grupos que tienden a ser más lineales o más ultraortodoxos, caso de CLITORIDUS INVAGINATUS o los mismos DEVOURMENT, sin desmerecer a ninguno de ellos. Ya los primeros segundos de “The schizoprhenic” prometen, y en general se puede decir que el resto del disco cumple con estas expectativas.
La voz es el aspecto más monótono, porque se limita a un ruido continuo sin más que un tono y sin ningún diseño rítmico específico, y esto verdaderamente les resta gancho, incluso aunque uno disfrute sin más –como el que suscribe- con el puro placer auditivo de semejante ruido. De vez en cuando se atreven con un gorrinillo, como en “Crisis of our generation“, pero este es un campo que dejan muy desaprovechado. Otro sería el de la oferta musical propia, que se limita a veinticuatro minutos, una vez descontadas las dos versiones que añaden tras los siete temas originales y que, desde una visión de conjunto, parecen demasiadas (aparte de que, estilísticamente, la de MOTÖRHEAD choca bastante).
Pero el mayor inconveniente que arrastran estos MEMBRO GENITALI BEFURCATOR les viene dado en parte por el propio género, ya que al parecer en el Slam –como en buena parte del Brutal Death y sus subgéneros posteriores- imperan las estructuras acumulativas, es decir, esa peculiar tendencia a encadenar riffs y más riffs sin relación entre sí y al cabo de tres o cuatro minutos considerar que ya se ha acabado el tema. De tal forma que uno acaba pensando en riffs más que en temas, es decir, que te quedas con “el riff del minuto X”, “el riff del minuto Y”, etc, y lo que te acaba gustando son fragmentos sueltos que nunca vuelven a aparecer.
Ese es el principal problema, y su consecuencia es otro aún más grave que consiste en que no podemos percibir que ningún tema de este “Human destruction” tenga tal o cual personalidad, porque todos enlazan una sucesión aleatoria de riffs y ritmos y el paso de unos a otros es completamente gratuito. Si al final uno sabe cuál viene a continuación de cuál es sólo por la fuerza de la costumbre –y esto con esfuerzo-, no porque haya algo en ellos que lo produzca de forma fluida o más o menos natural, porque, de hecho, cualquiera podría estar en cualquier otra parte de cualquier otro tema. Pero estas son las convenciones del género, de manera que ni a los oyentes les pillará por sorpresa ni al grupo se le puede reprochar demasiado en este sentido.
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