¡Ahora sí! Con este segundo disco los suecos IMMACULATE dan un enorme paso y se convierten en una banda que ya puede ser tomada en serio, y de qué manera. Para empezar, por fin tienen un estilo propio y han dejado de robarle riffs y frases a grupos consagrados. Las influencias existen, lo cual es lógico en cualquier grupo y más haciendo Thrash Metal, sea de la tendencia que sea, pero ahora las sintetizan en una propuesta totalmente única. Lo más curioso es que el estilo que ahora despliegan con tanto convencimiento y que les hace reconocibles y atractivos estaba ya en su disco debut, pero escondido bajo una absurda pose de querer ser más “trues” que nadie.
Tampoco es que hayan abandonado del todo la pose, porque siguen teniendo títulos tan pueriles como “Thrash Metal avenger” o “Thrashark”, aparte de “Gutterthrash” (al menos nunca tan ridículos como los del primer disco de FUELED BY FIRE), pero la música sí es sensiblemente más personal y totalmente creíble. Y lo mejor de todo es que suman creatividad, variedad y técnica a un sonido añejo y a una enorme intensidad interpretativa. En todo ello reflejan fielmente el ambiente ochentero que parece inspirarles, ese ímpetu de cuando existía una continua efervescencia creativa por parte de los grupos y éstos se esforzaban por resultar cada cual más personal.
A mí me siguen trayendo a la mente la versatilidad, la velocidad y el espíritu inquieto de unos HOLY TERROR, sobre todo en el glorioso “Mind wars”, sin sus ocasionales elementos melódicos y heavys. O, aún más alejado en estilo, el no menos fabuloso “Master of disguise” de SAVAGE GRACE, dicho todo ello como un elogio en toda regla, por supuesto. Lo que no es tan fácil de ubicar en algún antecedente concreto es la manera de cantar del vocalista, Mika Eronen, sobre todo por su registro ultra-agudo y sus desquiciados chillidos, que quizá a alguien puedan incomodarle pero que no desentonan con la música, igualmente desquiciada e indomable. Tienen algo de hilarantes, sin duda, pero si te gustan, al final se acaban volviendo adictivos.
Más que agresividad o violencia, lo que transmiten IMMACULATE es muchísima energía, un ataque metalero sin descanso ni para ellos ni para el oyente, un maratón de Speed/Thrash que no da respiro. Y, sinceramente, ni registrando en los más remotos fondos del estallido original del Thrash se encuentran muchos discos que desplieguen este tipo de energía a la vez que esta enorme cantidad de cambios, ritmos y riffs frenéticos. O que lo haga sin que sean un grupo “técnico” al estilo de los discos publicados rozando ya la década de los 90, es decir, impecable en ejecución pero frío en expresividad. IMMACULATE lo hacen y funden en pleno 2010 lo mejor de todo un estilo y una época, sin sonar desfasados y sin plagiar a nadie. Impresionante.
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