Primer disco completo de este grupo americano que ahora, por lo que tengo entendido, se han quedado en cuadro, con la única continuidad de sus dos componentes femeninas, ambas a las guitarras y las voces. La sugerente portada es lo primero que llama la atención, por su prometedora mezcla de elementos Folk, Pagan y Black, junto a un logo que aglutina ese mismo tipo de resonancias. Sin embargo, la música se inclina claramente por el Black y no incluye nada relacionado con esos otros estilos, aunque sí con el Thrash y a veces con algunos ramalazos Death. La fusión de géneros los emparenta con grupos como SATHANAS o GRAVEWÖRM –con quienes compartieron un Split en el 2007-, aunque su estilo se mueve por otros derroteros.
Concretamente, HEKSERI potencia de forma singular el componente melódico, siempre dentro de la perspectiva general de Black primitivo. Pero que no piense nadie que por ello les falta agresividad, ni mucho menos, y ese componente se refiere sólo a las armonías que utilizan, más diatónicas que pentatónicas, y al gusto por doblar las melodías de las guitarras con bastante frecuencia, mientras que la voz, por ejemplo, en ningún momento “canta” ni muestra un timbre limpio, sino siempre rasgado y chillón. Por cierto, la principal cantante es una de las dos chicas que permanecen en la banda, aunque en la grabación de este disco la ayudó el bajista aportando un segundo registro algo más grave, sin llegar a gutural.
En efecto, agresividad tienen en cantidades razonables, pero quizá no alcanzan la suficiente sensación de furia y malignidad, y no necesariamente por el componente melódico. También tienen fragmentos con riffs pesados, que vendrían a ser su ocasional conexión con elementos Death, y muchos otros riffs de clara inspiración Thrash, además de tempos por lo general rápidos aunque con pocos blasts. Como se ve, su mayor atractivo es el eclecticismo, siempre que lo consideremos una virtud. Y en líneas generales hay que convenir que lo llevan a cabo con fluidez y que logran una mezcla homogénea, como los buenos platos en los que nada destaca de forma estridente pero que permiten rastrear los ingredientes.
Junto a los rasgos melódico y de eclecticismo, también encontramos un amago de ambiente de caos, un aparente intento de crear una atmósfera verdaderamente malévola. Pero al final esto se limita a los solos de guitarra y poco más, y las insinuaciones de caos y confusión no llegan más allá, lo cual es una pena, porque le habrían dado una dimensión más creíble a su música y una mayor capacidad de impacto, del cual en general carecen. Además la producción acentúa estos problemas, porque presenta todos los instrumentos demasiado diferenciados, dada la orientación de la música; al menos el sonido es crudo y añejo, pero la producción, que es con diferencia el mayor lastre del disco, es demasiado clara y no encaja con el estilo, o lo que parece que pretendían como estilo.
Por otra parte, no hay temas que destaquen sobre los demás, salvo quizá “Enjoin the circle”, con una interesante labor del bajista, o algunas partes más épicas en “Awakened to wrath”, mientras que sí hay varios que tienden a volverse repetitivos y que al cabo de un rato parecen no avanzar, siendo el caso más llamativo “Gods of rotting death”. En general los temas ganan con la brevedad y ésta les da parte del carácter directo que les falta en otros sentidos, pero cuando pasan de los cuatro minutos les cuesta mantener el tipo. En realidad es lo que le sucede al disco entero, que se queda a medias y que deja con la sensación de haber empezado algo valioso a lo que no le han sacado todo su potencial.
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