viernes, marzo 11, 2011

IMMORTAL SENSE- Call it anything (2010)

Según algunas fuentes, este grupo japonés se hace llamar ENEMA en su país e IMMORTAL SENSE fuera de sus fronteras, pero en la hoja biográfica que acompaña a su CD promocional dicen que “empezaron llamándose ENEMA” en el otoño del 2001, y aunque no confirman que se trate de un cambio de nombre ni especifican cuándo se produjo, en toda la hoja se refieren a sí mismos como IMMORTAL SENSE y esta información es la que aparece también en la página web de la discográfica Rising Records. Además, el CD les presenta con ese nombre incluso tratándose de la edición japonesa a cargo de Beethoven Music (sello en el que también participa el guitarrista del grupo, Masatoshi Kurosawa), por todo lo cual en esta reseña se les denominará IMMORTAL SENSE. Por otra parte, la portada que se adjunta corresponde a la mencionada edición japonesa. Y hablemos ya de su música. Versión corta: Thrash melódico con buena producción y estupendos arreglos de guitarras pero totalmente falto de ideas y de variedad. A partir de aquí, la versión larga.

La supuesta mezcla de estilos e influencias de la que hablan en su hoja de presentación así como en la página de Rising Records no es tal: hacen Thrash melódico, y punto. Como mucho, se podría hablar de Death melódico, al menos en el sentido en que esta etiqueta se empezó a aplicar después de que AT THE GATES publicaran “Slaughter of the soul”. Pero de elementos Metalcore nada de nada, salvo quizá la voz. Y creo que es más apropiado hablar de Thrash que de Death porque aquí no hay atisbos de oscuridad ni nada lejanamente siniestro, pero sí mucha agresividad directa, riffs afilados y una producción nítida y cortante. Es más, si aquella etiqueta se puso de moda fue porque se refería a AT THE GATES y éstos venían de haber grabado una música genuinamente Death en sus dos primeros discos y más aún en el EP “Gardens of Grief”, pero en realidad lo que acabaron haciendo estaba mucho más cerca del Thrash. Pero eso es otra historia.

O no tanto, porque estos japoneses retoman casi todas las directrices de aquel estilo y las plasman en su disco sin más actualización que el contar con una producción brillante y moderna. Por lo demás, es una especie de “Slaughter of the soul” después de haberse desprendido de sus últimas reminiscencias Death. Es decir, algo muy parecido a THE CROWN, DIMENSION ZERO o los efímeros NAIL WITHIN. Se le añaden melodías de guitarra trabajadas con un matiz entre neoclásico y NWOBHM y ya tenemos el patrón para este “Call it anything”, frase, por cierto, que se atribuye al trompetista Miles Davis en relación con su concierto en la isla de Wight en 1970. Pero tal como decía, aquí no encontramos nada del eclecticismo o amplitud de miras o variedad creativa de la que presume el grupo. Más bien al contrario, porque han aplicado el patrón descrito anteriormente a todas y cada una de las diez canciones hasta completar un disco que, oído del tirón, confunde, despista e incluso aburre.

El aspecto del que más abusan con diferencia es la armonía: todos los temas salvo dos recurren a la misma secuencia diatónica en modo menor típica de IRON MAIDEN, y que es, cómo no, la misma de la que ya hicieron un uso extensivo AT THE GATES en el mencionado “Slaughter of the soul”, con la diferencia de que en ese disco había muchas más cosas y aquí no. Salvo el nº 7, con título en japonés, y el nº 9, “War to myself”, la armonía de todos los temas empieza igual y sigue igual, y supongo que los guitarristas estarán entretenidos con sus riffs y sus intercambios de frases, pero el bajista se tiene que aburrir mucho, sinceramente. Yo desde luego, como oyente, sí.

La velocidad de los temas tampoco varía mucho y casi siempre se centra en tempos rápidos, y el aspecto rítmico de los riffs también tiende a repetirse: muchos contratiempos, muchas notas entrecortadas, el diseño convencional y conocido desde hace tiempo. Al menos los israelíes NAIL WITHIN en este aspecto eran, sin abandonar un estilo bastante ortodoxo, más variados y más exigentes. De remate, las canciones de IMMORTAL SENSE no tienen partes que destaquen, “estribillos”, si queremos llamarlo así –salvo quizá la propia “Immortal Sense”-, algo que dé identidad y fuerza a los temas en medio de tanta uniformidad. El resultado final es que, si se escucha todo seguido –y en realidad en eso consiste un disco o eso es lo que evaluamos aquí- es casi imposible retener nada, porque no es que los temas se parezcan entre sí, es que prácticamente son el mismo. Ahora bien, cada uno por separado tiene un innegable atractivo, entre la producción, la agresividad, lo épico de sus armonías y los formidables arreglos melódicos, y creo que son el típico grupo que en una recopilación destacan enseguida pero cuyo disco después no cumple las expectativas.

Eso sí, los temas 7 y 9 son otra historia, sobre todo el 7. Ahí sí tenemos un verdadero trallazo de Thrash Metal directo, brutal, variado y terriblemente eficaz. Por qué no han aplicado estas directrices al resto de su trabajo quedará como un misterio. Al igual que otros aspectos desconcertantes como la duración de los temas, por qué esa indecisión entre los temas largos, más apropiados a su afán por sonar épicos, y los temas cortos de tres minutos o menos, por qué el tema 6 dura poco más de un minuto (¿era un boceto que han colado aquí con calzador?), por qué enlazan el tercero con el cuarto siendo tan parecidos entre sí, por qué una intro de más de tres minutos en el primer tema… ¿es esto lo que entienden por eclecticismo?

En el apartado de méritos destacan la producción y la intensidad que transmite el grupo, que ya es mucho, y, como ya he mencionado, unos fabulosos arreglos de guitarra, muy especialmente en las partes solistas. Y no me refiero a los solos, sino a todos los adornos, rellenos y frases que elaboran, entrecruzan y doblan ambos músicos y a cómo se apoyan entre sí y se intercambian las partes rítmica y solista. Aquí hay que reconocer su enorme valía y el intenso trabajo previo que evidencian. De hecho, dejan muy atrás a las huestes de Steve Harris, por mantener la comparación. Pero me temo que en un disco siempre valoramos más la parte creativa que la de los arreglos, y es lógico, y a todos nos gusta deslumbrarnos ante una idea genial o un fogonazo de inspiración mucho más que apreciar el esfuerzo y la paciencia a la hora de elaborar unos arreglos.

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