Segundo disco de uno de
los grupos más emocionantes que ha dado últimamente el Black Metal
internacional, más allá de experimentos post-Black o elucubraciones
vanguardistas, por lo demás siempre lícitas. UNDER THAT SPELL aportan su
granito de arena al género, sin aspirar tampoco a causar una revolución pero
manteniendo al día su propuesta con elementos frescos y una marcada
personalidad. A diferencia de su debut del 2010, ahora se decantan por hacer un
disco que va a la velocidad de la luz durante el 99% de su duración. Podían
haber avanzado por la línea abierta entonces de temas pegadizos, riffs
efectivos y medios tiempos, lo que les habría situado en esa avanzadilla de
renovación que tantos otros grupos siguen hoy día, pero en su lugar prefieren
arriesgar recuperando las esencias más salvajes del género.
Para compensar este
carácter tan homogéneo del disco, alternan oportunamente los temas
ultrarrápidos con otras propuestas: el tema inicial y el último, ambos
titulados “Mantra”, son el mismo pero la primera vez sin batería, y brindan una
muy adecuada ambientación épica; en el medio justo del álbum se marcan una
instrumental (aunque también va a mil por hora, así que su única peculiaridad
es la ausencia de voz); y pasadas tres cuartas partes del disco colocan lo que
sí es verdaderamente un interludio como tal, el tema acústico y ambiental
“Redemption”. Los temas, digamos, ‘normales’ se instalan en el blastbeat y de
ahí casi no salen, aunque tienen la precaución de incluir en todos algún pasaje
distinto: “Haunted” con un desconcertante parón acústico, “Zenith” y “I
complete” con un cambio de tempo, y “Sun” con un comienzo más lento que
reaparece después. Y luego está la larga “I set the fire”, que durante sus más
de ocho minutos cambia varias veces de velocidad.
Curiosamente, es la
mencionada instrumental que hace de bisagra, “Sinister circle”, el único tema
que no sale en ningún momento de la hipervelocidad. Y de paso sirve como
paradigma del carácter obsesivo de todas esas partes rápidas: no sólo van a la
velocidad de la luz, sino que despliegan largas frases melódicas a base de
trémolos creando un efecto de repetición ciertamente hipnótico. Entre eso y el
aire épico de las armonías, consiguen dejarte clavado en el sitio, estupefacto
y como en estado de trance. La intensidad con que está ejecutada la música, las
texturas que crean los instrumentos, la insistencia en la velocidad, los
detalles sonoros que le dan carácter atmosférico… todo está diseñado para
provocar ese efecto, y lo logran con creces, pero evitan sabiamente la
monotonía con los recursos ya explicados. El disco está claramente concebido
para escucharse seguido, como una experiencia sonora total, como un ritual
iniciático o un viaje alucinante. Un concepto sólido llevado a la práctica con
convencimiento y con formidable resultado.
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