domingo, junio 10, 2012

UNDER THAT SPELL- Black sun zenith (2011)


Segundo disco de uno de los grupos más emocionantes que ha dado últimamente el Black Metal internacional, más allá de experimentos post-Black o elucubraciones vanguardistas, por lo demás siempre lícitas. UNDER THAT SPELL aportan su granito de arena al género, sin aspirar tampoco a causar una revolución pero manteniendo al día su propuesta con elementos frescos y una marcada personalidad. A diferencia de su debut del 2010, ahora se decantan por hacer un disco que va a la velocidad de la luz durante el 99% de su duración. Podían haber avanzado por la línea abierta entonces de temas pegadizos, riffs efectivos y medios tiempos, lo que les habría situado en esa avanzadilla de renovación que tantos otros grupos siguen hoy día, pero en su lugar prefieren arriesgar recuperando las esencias más salvajes del género.

Para compensar este carácter tan homogéneo del disco, alternan oportunamente los temas ultrarrápidos con otras propuestas: el tema inicial y el último, ambos titulados “Mantra”, son el mismo pero la primera vez sin batería, y brindan una muy adecuada ambientación épica; en el medio justo del álbum se marcan una instrumental (aunque también va a mil por hora, así que su única peculiaridad es la ausencia de voz); y pasadas tres cuartas partes del disco colocan lo que sí es verdaderamente un interludio como tal, el tema acústico y ambiental “Redemption”. Los temas, digamos, ‘normales’ se instalan en el blastbeat y de ahí casi no salen, aunque tienen la precaución de incluir en todos algún pasaje distinto: “Haunted” con un desconcertante parón acústico, “Zenith” y “I complete” con un cambio de tempo, y “Sun” con un comienzo más lento que reaparece después. Y luego está la larga “I set the fire”, que durante sus más de ocho minutos cambia varias veces de velocidad.

Curiosamente, es la mencionada instrumental que hace de bisagra, “Sinister circle”, el único tema que no sale en ningún momento de la hipervelocidad. Y de paso sirve como paradigma del carácter obsesivo de todas esas partes rápidas: no sólo van a la velocidad de la luz, sino que despliegan largas frases melódicas a base de trémolos creando un efecto de repetición ciertamente hipnótico. Entre eso y el aire épico de las armonías, consiguen dejarte clavado en el sitio, estupefacto y como en estado de trance. La intensidad con que está ejecutada la música, las texturas que crean los instrumentos, la insistencia en la velocidad, los detalles sonoros que le dan carácter atmosférico… todo está diseñado para provocar ese efecto, y lo logran con creces, pero evitan sabiamente la monotonía con los recursos ya explicados. El disco está claramente concebido para escucharse seguido, como una experiencia sonora total, como un ritual iniciático o un viaje alucinante. Un concepto sólido llevado a la práctica con convencimiento y con formidable resultado.

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