Un par de cosas me quedaron claras después del concierto de ayer: la primera es que DEATH ANGEL en directo son bestiales, un grupo ultra-violento (nunca mejor dicho, jeje), o al menos así son lo que queda de su formación original, un frenético Mark Osegueda al micro y un Rob Cavestany terriblemente ruidoso con sus continuos harmónicos, rasgados y demás chirridos concebidos para taladrar tímpanos. Fueron un ciclón y destrozaron al público tocando su "The ultra-violence" de principio a final. Mención especial también para su actual batería, Will Carroll, otro animal que metió tralla por un tubo machacando su instrumento como un poseso, vaya forma de aporrear. Tres de cinco haciendo el bestia son un porcentaje tremendo en un grupo. El final del concierto, con un larguísimo chillido, redoble, guitarreo y traca final de luces, fue apoteósico.
La segunda cosa es que Lee Altus se lo pasa mejor con EXODUS que con HEATHEN: ya le había visto tocar con los primeros, pero nunca con su banda original y menos aún con ambas formaciones en la misma noche y el mismo escenario, y hay que decir que con EXODUS no para de vociferar las letras, se mueve más, cambia de sitio, incita al público y en general se le ve mucho más suelto. Claro, que el repertorio también lo favorece, y es que los temas de HEATHEN tienen bastante más enjundia y no le permiten tanta libertad de movimientos ni dejar de mirar sus seis cuerdas casi de continuo. Quizá ambos grupos cubren en él dos necesidades complementarias como músico, en cuyo caso sólo cabe alegrarse por él y envidiarle por estar donde está, haciendo lo que más le gusta y encima por partida doble.
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