Otro grupo que
demuestra que es posible innovar y exhibir una fuerte individualidad sin
abandonar los presupuestos de brutalidad y el compromiso con la pureza del
género. Estos valencianos practican una suerte de Grindcore esquizoide,
rabioso, ingobernable, que pasa de las secciones rápidas a las intermedias sin
inmutarse y junto a otro montón de posibilidades rítmicas y tímbricas, todo en
medio de ambientes claustrofóbicos y desquiciados. El talento que derrochan en
cada riff y cada frase está muy por encima de los planteamientos simplistas que
a veces propicia el género: si uno quiere dejarse arrastrar por la marea de
brutalidad sonora podrá hacerlo, pero si además le gusta rascar la superficie y
escuchar con atención todo lo que están haciendo los instrumentos, se llevará
una sorpresa tras otra.
Y es que la avalancha
está respaldada por un tejido musical sólidamente enlazado, donde cada pieza
tiene su lugar necesario y donde todas compiten por crear la melodía más
ingeniosa, el riff más impensable o el redoble más audaz. Temas cortos y
furibundos, voz rugiente, guitarras como un muro que nada pudiera atravesar y
una batería totalmente lisérgica son los artífices de la locura. Intercalan
pasajes acústicos, arpegios técnicos, líneas solistas de bajo, repentinas melodías
soñadoras, solos nítidamente ejecutados, constantes cambios de ritmo, la música
más inquieta y creativa que puede encontrarse en este género… Y cuando retoman
la caña directa todo vuelve a estar tan perfectamente encajado como antes del
desvarío de turno, pero dando una impresión de caos absoluto. Impresión falsa,
por supuesto, pero de la cual uno se puede dejar arrastrar con total garantía
de aniquilamiento.
Las letras son igualmente
cortas y penetrantes, cosa que logran a veces por su carga crítica y otras
veces precisamente por su visión surrealista del entorno, por su deslumbrada lucidez
propia de un visionario. ¿Y qué decir de los títulos? Sin palabras… Completan los
trece temas del disco con otros diez procedentes de su Demo 2008, redondeando
la oferta y dándole así las dimensiones que merece. Tratándose de un grupo aún
con una corta trayectoria y viendo el potencial que derrochan, es fácil
augurarles una gran proyección, ya que esto es sin ninguna duda todo un ejemplo
de Grind destructivo e inteligente hecho en pleno siglo XXI. Un motivo de
orgullo para el género en nuestro país, que vuelve a demostrar que se coloca en
primera línea internacional gracias a talentos de la categoría de TROCOTOMBIX.
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