Tercer disco de los
noruegos y primero para Comatose tras abandonar la escudería española
Pathologically Explicit Recordings. Siguen con su apuesta por el Brutal Death
cruzado con Slam, o más bien con la suma de las dos. Todos los temas alternan
una y otra casi por igual y en ambos registros se esfuerzan por sonar
inteligibles y alejarse de las zonas más cabestras y zotes del género. Así
pues, parece contradictorio que después no aprovechen mejor sus recursos
musicales o que no busquen algo más de “sutileza” –entiéndase bien en el
contexto de hacer el bestia-. El disco no está mal, e incluso tiene unos
cuantos aciertos, pero se queda a medias y tiene potencial para haber llegado
más lejos.
Comenzando por los méritos:
el que primero llama la atención es el sonido, muy logrado, crepitante,
ruidoso, denso, orgánico… Todo perfectamente compactado pero a la vez cada instrumento
audible por separado, y el conjunto con pegada y potencia. Seguramente es lo
mejor del álbum, pero claro, empezar por una afirmación así no pinta muy bien
para lo que queda por venir.
El bajo, como decía, se
distingue sin problema al tiempo que está bien empastado con el resto, pero
como contrapartida se limita a doblar las líneas de las guitarras sin aportar
nada propio (salvo algún pasaje como en “Baptized in boiling sewage” y algún
otro momento aislado). Más “pros”: la batería suena a las mil maravillas, pero como
“contra” su ejecución es tremendamente monótona y apenas sale de los patrones
básicos. Pro: los temas alternan partes pesadas y rápidas, lo que le da
variedad; contra: repiten la fórmula en todos ellos, con lo cual no sólo pierde
efectividad, sino que se vuelve previsible y le quita identidad personal a cada
tema, aparte de que ninguno ofrece nada especialmente memorable. Además, casi todos
los riffs pivotan alrededor de la misma nota, con lo que cuesta distinguirlos
entre sí. Otro ‘contra’ sin ningún ‘pro’ a cambio: la voz tiene UN único
registro.
Aparte del sonidazo, lo
mejor del disco viene cuando la batería y las guitarras trabajan juntas en la
construcción del riff, en lugar de que la batería sea un simple pegote acoplado
de fondo, como en “Compulsive mutilation disorder”, o cuando inventan interesantes
juegos rítmicos como en “Bursting rectal sores”. Otros momentos destacables son
las guitarras en la parte central de “Sculptures of perverse suffering” cuando
cada una ejecuta una parte diferente, pero lo insólito de este giro demuestra
que en general desaprovechan el hecho de contar con dos guitarras.
Por lo demás, el resto
de riffs caen en el anonimato y podían estar en cualquier trabajo de grupos
compañeros de discográfica como ABORTED FETUS, o de los ABOMINABLE PUTRIDITY
que ellos mismos versionan para cerrar el álbum, u otros muchos grupos también
rusos que pululan por sellos como Coyote o Inherited Suffering. Al menos
KRAANIUM han tenido el buen criterio de no racanear con los temas ni rellenar
con intros inacabables, las tres que hay son cortas, el tema introductorio es instrumental
y la citada versión viene cuando ya han entregado diez cortes de cosecha
propia. Un ‘pro’ sin ningún ‘contra’ que reprocharle.
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