sábado, junio 23, 2012

ANTROPOFAGUS- Architecture of lust (2012)


Después de un larguísimo parón y tras trece años desde su primer disco completo (“No waste of flesh” de 1999), el guitarrista Francesco “Meatgrinder” ha montado una versión totalmente nueva de ANTROPOFAGUS en la que el único superviviente es él y en la que también la música se ha renovado por completo. Este disco gustará a los fieles de SUFFOCATION, DEEDS OF FLESH, DISGORGED, VOMIT THE SOUL, segunda etapa de HOUR OF PENANCE o incluso cosas aún más técnicas como EMBRYONIC DEVOURMENT, SICKENING HORROR o VISCERAL BLEEDING. Es decir, velocidad, brutalidad, técnica y un sentido pasmoso de la precisión. La contrapartida es que crea un ambiente un tanto asfixiante, como resultado de un planteamiento demasiado monodimensional.

Sin duda los acérrimos de este tipo de álbumes se pondrán como motos, porque la brutalidad que desprende es colosal: es una apisonadora ciega de rabia y a la que nada saca de obsesión. Pero más allá del gusto de los sectores más “ultra”, hay que reconocer que ANTROPOFAGUS han perdido la calidez del Death Metal crujiente y orgánico de su debut. Es un cambio consustancial al haberse pasado a un género distinto, claro, pero también en este género hay grados y grados, discos que respiran mejor y otros más cerriles y enclaustrados en sí mismos. Este de los compatriotas de BLASPHEMER y FLESHGOD APOCALYPSE está claramente en el primer grupo, pero podría haberlo estado más, como lo están, sin ir más lejos, los de estos dos últimos grupos.

Eso sí, dentro de cada tema hay una alucinante sucesión de detalles de precisión que quita el hipo. Sobre todo desde el punto de vista rítmico y por el modo en que la batería cambia dentro del breve tiempo de un solo riff o de un pasaje sin que eso altere la velocidad general. Luego, como es propio del género, todos los temas pasan por algún cambio de ritmo en el que los blasts descansan, la tormenta para unos instantes y luego vuelta a empezar. Lo malo es que este esquema se repite una y otra vez, y como todo lo que se repite demasiado, pierde efectividad. Al mismo tiempo la producción no ayuda demasiado, porque tiene un sonido aséptico, frío, que, no sabría explicar por qué, pero favorece el embotamiento auditivo, y por otra parte el bajo parece estar desaparecido en la mezcla final.

Por poner otro ejemplo sacado del propio álbum: el tema “Sadistic illusive puritanism”, colocado en antepenúltima posición, es el único que se sale del patrón de todos los anteriores, con algo tan simple como dar más presencia a las partes pesadas. También las hay rápidas, ultrarrápidas, solos, riffs memorables y partes muy directas, y todo ello sin perder un miligramo de brutalidad. Luego ocurre algo parecido con el tema final (que extrañamente consideran una “outro” cuando no tiene ese carácter y además dura más de cinco minutos), en el cual el tempo es aún más lento y de ahí casi no sale. Si eligen incluirlos es que valoran todos esos rasgos, y creo que habría sido un acierto situarlos antes y haber compuesto algún otro parecido, le habría dado al disco más variedad sin traicionar sus presupuestos básicos y un mayor equilibrio al conjunto.


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