Lástima que en cuanto a originalidad, personalidad e inspiración no anden muy boyantes, porque por lo demás el disco es una gozada. Un álbum que no entiende de épocas ni de subgéneros cerrados o rasgos exclusivos a los que atenerse. Aquí lo mismo hay blasts que ambientes Old School o ciertas insinuaciones técnicas, todo dentro de un estilo en general clásico. Y, sobre todo, temas muy compactos, con cambios de ritmo fluidos y naturales, un uso satisfactorio -aunque poco más- de las dos guitarras y una alternancia vocal muy bien aprovechada.
Death Metal atemporal y toda una patada en la cara a base de potencia y furia. Precisamente en esto último destacan temas como “Unbound” y “Cast from Hell”, aunque la constancia a lo largo de todo el álbum es muy alta y apenas hay bajones es ese sentido. Portada del gran Dan Seagrave, que siempre es un aliciente añadido para cualquier disco.
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