RESISTANT CULTURE es el grupo de Anthony Rezhawk, vocalista en TERRORIZER desde su segundo “Darker days ahead”, además de letrista y creador de su portada. También incluye en sus filas a la que ahora es nueva guitarrista de los míticos grinders sustituyendo a Jesse Pintado, Katina Culture (de manera que con la vuelta de David Vincent, TERRORIZER son hoy día mitad MORBID ANGEL, mitad RESISTANT CULTURE), y el propio Jesse había empezado a colaborar estrechamente con ellos poco antes de morir. Vienen de Los Ángeles y se definen a sí mismos como Tribal Grind Crust Punk (también es frecuente verlos etiquetados en diversos medios musicales como “Crusty Grindcore”). Al margen de lo pintoresca que resulta esa descripción, lo cierto es que hacen una especie de Hardcore acelerado que por momentos se inclina hacia el Death (“Warning civilization ahead”, “Surviving in darkness”, aparte de la propia voz) y otras veces flirtea con el Grindcore.
Dejando a un lado la iconografía del grupo, su compromiso político o su preocupación por los nativos norteamericanos y las poblaciones indígenas de Suramérica, si nos centramos en la música hay varios aspectos que vuelven un tanto aburrido este disco. El primero es el estilo, que, como se ve, podría haber dado lugar, bien conducido, a temas de lo más variado o a un resultado muy personal y nada limitado por las convenciones de un solo género. Sin embargo, con todo a su favor el grupo acaba limitándose a sí mismo a base de repetir ritmos y ambientes desde el mismo comienzo. Especialmente repetitivas resultan tanto la batería como la voz, la una con sus D-beats casi invariables (o sólo sustituidos por los blasts) y la otra con sus patrones rítmicos previsibles y monótonos (“Animal nations” es un buen ejemplo, pero hay muchos otros, por desgracia). Si le sumamos que las guitarras no aportan tampoco momentos especialmente imaginativos, nos quedamos sin mucho de donde tirar para salvar este “All one struggle”.
Además, la producción es tosca y el sonido demasiado opaco y sin brillo, incluso para este género. Sí, muchos riffs suenan gloriosamente parecidos a NAPALM DEATH en sus momentos más Crust y algunos otros son un cruce de DISCHARGE con BOLT THROWER, pero eso no basta para que el disco destaque por sus propios méritos. Se salvan de la quema momentos como el tema “Runaway”, capaz de sobresalir y diferenciarse del resto, o el simpático y pegadizo “Natural law”, además de esas frases vocales con aires tribales que aparecen en “Beneath the concrete”, “Mending the hoop” y “New sun”, que parece ser lo que justifica su exótica nomenclatura, aunque se trata de elementos aislados y puramente anecdóticos, poco más que un adorno sonoro.
En general no parece acertado por su parte proclamar que su sonido “es un desarrollo de la música extrema y la música tribal que entreteje la flauta indígena, la carraca, el canto y la percusión tribales con el punk y el metal contemporáneos configurando un tapiz fluido y orgánico”. Suena muy bien, y ojalá lo hubieran plasmado de verdad en los temas del disco, pero lo cierto es que no es así y que cuando aparecen esos rasgos lo hacen de forma superficial. En todo caso, la presencia e importancia de elementos indígenas en su música se ha aminorado desde su anterior disco, “Welcome to reality”.
Para rematar las cosas, hay diecisiete temas a lo largo de cuarenta minutos, lo que contribuye aún más a que la experiencia resulte un tanto cargante. Al menos uno de ellos es un interludio (“Ominous”) y “The return” cierra el disco con una convincente ambientación de sonidos, efímeras melodías y frases que nos recitan un mensaje final sobre el poder y la credulidad del pueblo.
“All one struggle” se publicó originalmente en el año 2008 y dos años más tarde salió a la luz la edición en vinilo transparente con carpeta doble, coincidiendo con la tercera reimpresión del mencionado “Welcome to reality”. Lo dicho, no está mal y hay caña de sobra para pasar un buen rato, pero el disco se queda muy lejos de desarrollar todo su potencial, y es una pena que un grupo con tan altas aspiraciones acabe produciendo una mayor cantidad de merchandising y de consignas que de música realmente valiosa.
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