Tercer disco de EZURATE, totalmente centrado en sonidos y planteamientos Black de cuando ellos mismos empezaron, es decir, en la década de los 90. Interminables blasts acompañados de chillidos infernales, guitarras que raspan y letras que invocan al Príncipe de las Tinieblas son los ingredientes que toman de esa noble tradición cuyos cánones siguen sin apenas desviarse.
Dentro de estos parámetros añaden una orientación melódica que recuerda a grupos como OLD MAN’S CHILD o a algunas partes más accesibles de DIMMU BORGIR. Pero a diferencia de los primeros les falta imaginación, y frente a los segundos carecen de cierta grandilocuencia que suele sentar bien a este tipo de grupos. Su mayor atractivo es que son fieles a los rasgos del género, en plan DARK FUNERAL, y que lo hacen con innegable autenticidad. Temas rápidos, rapidísimos, voces agónicas y una distorsión que se filtra por tus poros hasta envenenarte el alma, con esos ingredientes el disfrute está asegurado para los amantes del género, aunque quizá sólo para los más incondicionales.
Algunos temas se llegan a hacer algo largos –el propio disco supera la hora de duración-, sobre todo porque las fórmulas del grupo no varían demasiado a lo largo de las quince canciones que presentan y que incluyen una intro, dos interludios y una outro. No inventan nada ni tampoco lo hacen con una personalidad radicalmente propia, y están lejos de poder ponerse medallas en cuanto a inspiración, pero sólo por el placer de su sonido maléfico y de su velocidad inalcanzable ya merecen la pena. Si en directo transmiten toda la entrega que han logrado plasmar en disco, sin duda harán pasar un buen rato a más de uno.
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