sábado, diciembre 21, 2013

DEATHFUCKINGCUNT- Ungodly violation (2013)


A pesar del nombre y del título, estos australianos no hacen Porno-Gore ni Gore-Grind ni nada por el estilo, sino Brutal Death estilo BENEATH THE MASSACRE, ANOMALOUS, VIRAEMIA… Ese Death heredero de FEAR FACTORY, con base maquinera y sensación de cyborg sin llegar a ser Metal Industrial, al que luego superponen un buen puñado de arpegios técnicos ejecutados con pulcritud quirúrgica. Brutal Death Técnico, se le suele llamar, pero no en plan DEFEATED SANITY o DECREPIT BIRTH, sino siguiendo la citada derivación machacona. Ni siquiera sé para qué tienen batería, porque suena exactamente como si lo hubiese grabado una caja de ritmos programada, y si no ha sido así, desde luego va saturado de triggers hasta las cejas.

Ecos de THE FACELESS, ORIGIN, BRAIN DRILL o THE BERSERKER por la filigrana técnica combinada con brutalidad biomecánica, pero sin llegar a las exageraciones de ninguno de estos grupos. Ahí reside el atractivo de DEATHFUCKINGCUNT, en que equilibran con gusto las dos tendencias y no sobrecargan ninguna. A diferencia de grupos como MONUMENTAL TORMENT, no intentan presumir de técnica hasta el punto de convertir los temas en una sucesión de puros ejercicios y aburrir a todo dios, sino que hacen música de verdad. Cada tema tiene sus propias ideas, sus frases, sus ritmos, todos ellos individuales y además bastante ocurrentes en general. Cuando les apetece meter partes virtuosísticas lo hacen, pero estas siempre tienen un sentido musical y estructural.

Para quien sea aficionado a este poco difundido subgénero pero se sienta fácilmente saturado por sus excesos, “Ungodly violation” será una buena sorpresa, porque tiene las ventanas abiertas de par en par y el aire circula entre el retumbar de dobles bombos y la avalancha de notas agudas, incluso cuando alcanzan niveles de ametralladora como en “Suffocated by macromastia”. Temas como “Broken glass colonoscopy”, “Rectal gorge” o “Castration” destacan por su naturalidad, por la sencillez con la que fluyen, comparado con lo que hacen otros compañeros de género. También la casi instrumental “Apoplexy” y la final “Beset by rapists”, con sus sonoridades a NILE, son momentos destacados. Lo único reprochable es que el disco se queda un poco a medias: los temas son cortos, la mayoría en el entorno de los dos minutos, lo que en sí no es malo sino probablemente todo lo contrario, pero por eso mismo debían haberse permitido mayor ambición, en vez de reducir la música a unos tristes veintiséis minutos y encima prescindiendo de arreglos, ambientaciones y otras cosas con las que podrían haber redondeado su más que interesante propuesta.

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