La larga historia de los daneses ECITON está plagada de complicaciones y desgracias: formados con el cambio de milenio, publicaron en el 2005 su primer y meritorio “Oppressed”, que habían grabado dos años antes aún bajo el nombre de INDESPAIR. Entre una y otra fecha había muerto el bajista Søren Maiboe y se había marchado el batería, entrando en la formación el actual guitarrista Thomas Berg y el batería de INIQUITY Jesper Frost. Éste dejó paso poco después a Eskil Frantzen, quien moriría en el 2006 en medio de las sesiones de grabación del segundo álbum y habiendo completado sólo la mitad de sus temas. Con la vuelta de Jesper Frost -y la huida de su primer guitarrista- terminaron el trabajo de estudio y finalmente el disco fue publicado por la también danesa Mighty Music.
Tal sucesión de contratiempos no es relevante sólo porque explique la escasa productividad discográfica del grupo, sino porque está en la base de sus cambios musicales, todos ellos para mejor. Para empezar, de la formación que grabó el primer disco sólo permanece el cantante, pero, aún más importante, si en aquel momento la composición recayó en todos los miembros, ahora es casi en exclusiva Thomas Berg quien se ha ocupado de la misma. Y la diferencia se nota: aquella primera entrega sufría aún de un carácter bastante impersonal y de un aspecto rítmico a veces algo monótono, mientras que ahora la huella del autor se deja sentir con fuerza, aun sin ser un prodigio de idiosincrasia creativa, y rítmicamente huyen de todo síntoma de uniformidad que amenace con volverse aburrida o previsible.
Sus mejores bazas son esa enorme diversidad de ritmos y, sobre todo, el aire pegadizo de muchos de sus riffs y líneas vocales combinado con una brutalidad a prueba de toda sospecha. Beben de la tradición más sólida del Death Metal americano de los 90 y lo actualizan en nueve temas concienzudamente trabajados. Puede que los cambios entre los distintos pasajes no sean siempre muy fluidos y que la combinación de unos y otros parezca a veces algo aleatoria -defecto, por lo demás, habitual en el género-, pero siempre retoman algunas de esas secciones para que el conjunto del tema gane en cohesión. Entre los temas especialmente destacables se pueden mencionar “Lack of interest”, “Manipulated death” -probablemente el que muestra una personalidad propia más marcada- o “Fake existence”.
A todo esto hay que añadir una producción impecable y demoledora, una labor de arreglos solistas interesante -aunque sólo esbozada y algo desaprovechada- y un apartado lírico que se aleja de las saturadas temáticas de ultratumba, asesinatos y cruzadas anticristianas. Por el contrario, se centran en asuntos mundanos y sociales, a través de aspectos como el miedo, las mentiras, la tiranía o la propaganda y títulos como “Neo conservative control” o “Foreign hordes”, y el hecho de que las letras ahora sean obra sólo del cantante les da una especial coherencia. Seguramente el título del disco es ya un anuncio de esta tendencia, aunque no termina de quedar claro qué tiene que ver con la portada. Por último, cabe señalar que también han cambiado el logo del grupo, con la ayuda del propio Jesper Frost.
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