Primer disco de este grupo sueco formado en el 2006, en una onda ciertamente peculiar, ya que parte de un Thrash sucio y elemental al que añaden un toque canalla, casi punk a veces, y una voz áspera que podría tener cabida en casi cualquier subgénero extremo. Además de todo esto, sueltan de vez en cuando unos riffs con sabor groovy, como en “Dead and destroyed”, o a veces casi con insinuaciones rockeras, caso del principio de “Firebrand” o de un título tan significativo como “Rape Kill Rock’n’Roll”.
El planteamiento general es el de hacer todo lo más simple posible, sin complicaciones ni complejidades, y su baza es precisamente el ingenio mostrado en las ideas que articulan los temas. Riffs sencillos, ausencia de guitarras solistas, patrones rítmicos clásicos y en general una música muy directa. Pueden tener momentos desconcertantes, pero es justo eso lo que mantiene alto el interés, ya que cuando se adentran en terrenos más genéricos, y dada la mencionada simpleza general, el resultado palidece.
En el apartado instrumental destaca la labor del batería Fredrik Widigs, miembro también de SOILS OF FATE y ex-KRAANIUM. Los momentos más llamativos del álbum serían los ya mencionados, junto al tema-título, que incluye una larga sección central pesada, pegadiza y con mucho groove, pero la verdad es que, por desgracia, no hay muchos más, y el disco fluctúa en su capacidad de ofrecer ideas atrayentes y de mantener vivo y constante su interés.
Y sin embargo, en el colmo de las sorpresas, reservan para el final el que probablemente sea el tema más variado y elaborado pero a la vez más violento y hasta brutal, y en el que caben tanto arpegios, armonías inusuales o cambios de ritmo como blasts ametrallados sin descanso. Una muestra del potencial compositivo que parece tener el grupo y un buen final para un disco con resultados irregulares pero con suficientes atractivos para confiar en un futuro mejor.
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