domingo, julio 20, 2014

LAST DESCENDANTS- One nation under God (1988)

Un solo año puede dar mucho de sí, y sin salir de un estilo, como el Thrash, podemos encontrar enfoques y tendencias muy distintas. Dentro del mismo año, el mismo género y el mismo país -Estados Unidos-, sorprende la variedad de registros y la cantidad de álbumes que no tuvieron demasiada suerte en su día. Hoy es el turno de LAST DESCENDANTS, otro de esos grupos que no llegaron lejos y se separaron tras publicar un solo disco, pero que tenían potencial para poder haber desarrollado una carrera larga y de categoría. Su "One nation under God" lo editó la alemana Aaarrg Records, especializada en grupos europeos y especialmente patrios, como HOLY MOSES, MEKONG DELTA o LIVING DEATH, de modo que LAST DESCENDANTS fueron una excepción en su catálogo, por otra parte escueto. Lo suyo era un Thrash Metal técnico con hondas raíces en el Heavy Metal pero fundamentalmente guitarrero, basado en los riffs y los desarrollos instrumentales, muy bien trabajado en cuanto a las estructuras y con gran sentido de las dinámicas. La evolución de su estilo desde la Demo del 86, "W.W. III", hasta este disco solo dos años posterior es más que notable, y aquí los rasgos más tradicionales han desaparecido casi por completo. La voz es lo único que los delata, aparte de ciertas melodías, algún pasaje tranquilo y, en general, el evidente desinterés por intentar ser más salvajes que nadie. No era esa su pretensión, sino hacer una música compleja y de calidad pero a la vez cercana y potente, e incluso por momentos tender hacia un estilo cercano a lo progresivo, lo que hace aún más inexplicable que no tuvieran continuidad en la década que estaba a punto de empezar.

Son siete temas en tres cuartos de hora, lo cual ya dice mucho. Ninguno baja de los cinco minutos, hay tres que rondan o superan los siete e incluso se permiten el lujo de terminar el disco con una instrumental, que encima es el más largo de todos los temas, y empezarlo con el segundo más largo. Yo no recuerdo muchos discos que terminen con una instrumental, y menos con una de siete minutos y medio, y hay que tener mucha seguridad y mucho orgullo sobre la propia propuesta musical para marcarse semejante puntazo en un debut. Ciertamente el estilo del grupo está totalmente acabado y pulido en este trabajo, es un grupo maduro que se ha desarrollado muy deprisa y que está ya en su primer trabajo oficial al nivel de bandas veteranas, pero con la frescura y el empuje de un grupo nuevo. Los siete temas son todos igual de buenos y es difícil elegir favorito o ensalzar uno más que el resto. Personalmente me quedo con la instrumental, ya que en un disco de Thrash técnico quizá sea ese el ámbito donde dan lo mejor de sí mismos, y aparte porque es un grandísimo tema. Desde el primer riff con el que abren en "Not my world" ya dejan claras sus intenciones: compás compuesto y acentos irregulares para un riff prototípicamente Thrash en su diseño y comedido en la agresividad de su sonido. Pero inmediatamente hacen la rareza de bajar la intensidad mediante una frase acústica que luego dará paso a la estrofa. Es otra manifestación más de esa seguridad que tienen en sí mismos, como una especie de fe ciega en su visión de las cosas, y también es un recurso que utilizan bastante, porque a lo largo del disco hay más cambios de intensidad colocados, como este, en momentos poco convencionales. Tienen personalidad, ese es otro de sus méritos, y son consscientes de su propia valía como músicos y como compositores.

Después de un montón de cambios, pasajes y riffs, siempre fenomenalmente enlazados mediante transiciones con sentido y ritmos relacionados unos con otros, el tema de apertura nos conduce a "Vision", cuyo comienzo repite los rasgos descritos en el principio del anterior: riff de indudable Thrash Metal pero también de marcado sabor progresivo. A partir de ahí se despliega la prodigiosa inventiva guitarrística y la ejecución impecable de todos los músicos, incluidos bajo y batería, y en todo momento una intensidad poderosa que llega al oyente y le sacude. La producción ayuda mucho a que la música de LAST DESCENDANTS respire y tenga la sensación de vitalidad propia del género en aquellos tiempos e incompatible con la mayoría de producciones digitales actuales. "One by one" apuesta más por los ritmos machacones y sube el nivel de agresividad, también gracias a las respuestas de los estribillos. "P.O.W. 13" empieza con otro riff típicamente Thrash pero esta vez regular, al menos hasta alcanzar las últimas notas, al que siguen más cambios de velocidad, más derroche de riffs, más solos inspirados y perfectamente ejecutados. "Malpractice" se da un aire a SLAYER en su comienzo, pero enseguida retoman su propio estilo y entregan siete nuevos minutazos de Thrash técnico, si bien este es el tema peor construido de todos y el único al que le falta verdadera unidad. "Fight the fight" insiste en los estribillos poderosos en medio de ritmos irregulares y riffs siempre originales y complejos, todo con una desbordante intensidad a la que ahora contribuye notablemente el batería. Y por fin llegamos a "P.G. 13", una instrumental redonda y rotunda donde las haya, todo un ejemplo de coherencia estructural, en las antípodas, por ejemplo, del "The ultra-violence" de DEATH ANGEL. Una práctica muy común la de las instrumentales desde los comienzos del HM y que había ido ganando en prestigio a la vez que ganaba en duración, más aún desde que cierta corriente de grupos de Thrash las añadieron a sus repertorios. LAST DESCENDANTS pertenecían claramente a esta corriente, tanto que se puede afirmar que son uno de sus mejores ejemplos, por mucho que también sean uno de sus exponentes menos conocidos.

Por suerte este disco fue reeditado por Stormspell Records en el 2010, sello americano que hace una labor fabulosa con sus reediciones de clásicos, conocidos y no tan conocidos, además de editar grupos nuevos, así que se puede encontrar con relativa facilidad y no hace falta pagar sumas desorbitadas por un original, salvo que uno sea un coleccionista de reliquias. Es una edición limitada y remasterizada que incluye letras, fotos, biografía por el guitarrista Gary Morton -compositor exclusivo del grupo- y una entrevista con el batería William C. Ackerman. Respeta además la portada original del vinilo, salvo por el pequeño cambio de desplazar a la izquierda el nombre del grupo, aumentar su tamaño y recuperar el logo que venía en la contraportada con otro tipo de letra y un dibujito de una espada (la versión en CD de 1988 también retocaba esto, expandiendo el logo de lado a lado de la portada, y cambiaba además la fuente de las letras del título). Pero lo mejor de todo es que incorpora como bonus la citada Demo de 1986 entera, "W.W. III", lo que permite apreciar del todo la evolución creativa del grupo. Una edición de lujo para un disco de lujo que por fortuna vuelve así a la vida.

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