Este debe estar entre
los títulos más cutres de toda la historia del Metal, o de la música en general,
mucho peor que llamarlo como el propio grupo. No bastaba con los varios “13”
publicados este año, entre SUICIDAL TENDENCIES, BLACK SABBATH o el anunciado
“XIII” de nuestros compatriotas BARBARIAN PROPHECIES, el de SIX FEET UNDER
bastante anterior, el “Th1rt3en” de Mustain & co. hace un par de años o el
“This Is Thirteen” de ANVIL un poco antes, pero al menos el trece tiene una
simbología por la cosa de la superstición y demás. ¿Pero el 6? Ya, el número
del Anticristo opuesto al 7 como número bíblico, bla bla bla… Pues para eso
échale imaginación y al menos invéntate un “Formulas Fatal to the Flesh”, con
los tres seises, ante el cual lo de “66fuckin’6” queda hasta bochornoso, o
ponle delante un “Chapter”, “Issue”, “Revelation” o “Pestapokalypse”, como se
han molestado en hacer otros. Aunque viniendo de títulos como “Killing peace” y
“Sounds of violence” tampoco se podía esperar mucho.
Pero en fin, no nos quedemos
en la superficie. ONSLAUGHT han dado tumbos toda su carrera y este título puede
no ser más que otro pequeño tropiezo, así que vayamos con la música: tras una
intro oportuna y ajustada, el primer tema empieza potente, aunque cayendo ya en
lo mismo de hace más de un cuarto de siglo, copiar a SLAYER descaradamente. El
riff es facilón aunque efectivo, sobre todo para un primer tema, pero la estrofa
canta más de la cuenta y luego lo del break a mitad de tema es para sacarle los
colores a cualquiera. Habrá que seguir esperando y seguir teniendo fe… El
segundo, “Fuel for my fire”, también suena a los maestros de maestros, pero
tiene unos estupendos cambios de ritmo y un estribillo directo sencillo e
ingenioso. Después dan visos de querer abrir aún más el repertorio estilístico
con un sorprendente “Children of the sand”, pero enseguida se ve que fue un
espejismo.
De ahí en adelante
vuelven la escasez de identidad y el “homenaje” continuo a los riffs clásicos
del difunto Hanneman y a las líneas vocales de Araya (qué decir de un “Enemy of
my enemy”, por ejemplo). Al menos lo compensan con una gran variedad rítmica,
unas estructuras muy sólidas, estribillos resultones y una ejecución furiosa y
trepidante. No serán unos chavales, pero el disco suena como si en verdad lo
fueran, y si en el aspecto creativo siguen sin llegar lejos -el sino de su
historia-, sí que logran sonar convincentes, ser más directos que en discos
recientes y arrollar al respetable a base de fuerza salvaje, aparte de los
otros méritos ya citados. Puede que por momentos suene risible en pleno 2013 oír
a Sy Keeler vociferando una y otra vez “Killing is my aim in life!”, pero no
más que oír a un canoso, lisiado, devoto padre de familia y cristiano confeso
Tom Araya hacer lo mismo. Y entre tener que tragarme a oportunistas como
ENTRENCH, NEKROMANTHEON o los ANTICHRIST suecos y disfrutar de este último
disco de ONSLAUGHT, lo tengo muy claro.
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