A pesar del nombre y
del título, estos australianos no hacen Porno-Gore ni Gore-Grind ni nada por el
estilo, sino Brutal Death estilo BENEATH THE MASSACRE, ANOMALOUS, VIRAEMIA… Ese
Death heredero de FEAR FACTORY, con base maquinera y sensación de cyborg sin
llegar a ser Metal Industrial, al que luego superponen un buen puñado de
arpegios técnicos ejecutados con pulcritud quirúrgica. Brutal Death Técnico, se
le suele llamar, pero no en plan DEFEATED SANITY o DECREPIT BIRTH, sino siguiendo
la citada derivación machacona. Ni siquiera sé para qué tienen batería, porque
suena exactamente como si lo hubiese grabado una caja de ritmos programada, y
si no ha sido así, desde luego va saturado de triggers hasta las cejas.
Ecos de THE FACELESS, ORIGIN,
BRAIN DRILL o THE BERSERKER por la filigrana técnica combinada con brutalidad
biomecánica, pero sin llegar a las exageraciones de ninguno de estos grupos.
Ahí reside el atractivo de DEATHFUCKINGCUNT, en que equilibran con gusto las
dos tendencias y no sobrecargan ninguna. A diferencia de grupos como MONUMENTAL
TORMENT, no intentan presumir de técnica hasta el punto de convertir los temas
en una sucesión de puros ejercicios y aburrir a todo dios, sino que hacen
música de verdad. Cada tema tiene sus propias ideas, sus frases, sus ritmos,
todos ellos individuales y además bastante ocurrentes en general. Cuando les
apetece meter partes virtuosísticas lo hacen, pero estas siempre tienen un
sentido musical y estructural.
Para quien sea
aficionado a este poco difundido subgénero pero se sienta fácilmente saturado
por sus excesos, “Ungodly violation” será una buena sorpresa, porque tiene las
ventanas abiertas de par en par y el aire circula entre el retumbar de dobles
bombos y la avalancha de notas agudas, incluso cuando alcanzan niveles de
ametralladora como en “Suffocated by macromastia”. Temas como “Broken glass
colonoscopy”, “Rectal gorge” o “Castration” destacan por su naturalidad, por la
sencillez con la que fluyen, comparado con lo que hacen otros compañeros de género.
También la casi instrumental “Apoplexy” y la final “Beset by rapists”, con sus
sonoridades a NILE, son momentos destacados. Lo único reprochable es que el
disco se queda un poco a medias: los temas son cortos, la mayoría en el entorno
de los dos minutos, lo que en sí no es malo sino probablemente todo lo
contrario, pero por eso mismo debían haberse permitido mayor ambición, en vez
de reducir la música a unos tristes veintiséis minutos y encima prescindiendo
de arreglos, ambientaciones y otras cosas con las que podrían haber redondeado
su más que interesante propuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario