No le han sentado bien
los ocho años de espera a JASAD desde su anterior “Annihilate the enemy”. Tampoco
es que fuesen unos lumbreras entonces, pero tenían una buena reputación desde
su fenomenal debut “Witness of perfect torture” del 2001 y el justo mérito de
haber abierto camino al Brutal Death en su tierra natal junto a SIKSAKUBUR,
GRIND BUTO o KILLHARMONIC, allanando el terreno para los actuales PLASMOPTYSIS, TURBIDITY y demás mediante
una intachable asimilación del estilo americano. Riffs brutales, Slams,
complejidad rítmica y guturalidad sin compasión eran sus señas de identidad,
perfectamente depuradas ya en el mencionado debut gracias a un largo
entrenamiento previo. Luego ficharon con
Sevared y siguieron por la misma senda, aunque con una producción ciertamente
inferior.
Y ahora reaparecen
convertidos en otro grupo, en una banda insoportablemente vulgar y con un disco
simplista y muy pobre. Lo más llamativo tras la correcta introducción con
“Pasukan Karuhun” es que casi siempre la voz y los instrumentos hacen todos lo
mismo, todos a la vez, batería, guitarra y patrones vocales, una cosa
completamente absurda. Bueno, en realidad lo más llamativo es el mal sonido y
la mala producción, pero en cuanto a composición me reafirmo en lo dicho. Y
luego están los temas en sí, con una sucesión de riffs anodinos, partes pesadas
sin ninguna personalidad y, sobre todo, una batería lamentable. El nuevo
aporreador Abaz está a años luz del anterior y veterano Dani, y sus blasts son
un prodigio de monotonía, solo de vez en cuando cortados por algún redoble, un
fill-in o un doble bombo.
El disco se redime en
su segunda mitad y gracias a los últimos temas se salva de la quema. Aparecen
algunas partes pesadas entretenidas en “Sunyaruri”, alguna parte medio melódica
en “Silwangi” -y un final también entretenido-, algún hiperblast por ahí
perdido en “Kujang Rompang” y “Precious moment to die” y poco más. En defensa
de Abaz hay que señalar que la producción es un horror y ha desequilibrado
tanto el nivel entre los instrumentos como los componentes de la batería entre
sí, sacándole además un sonido sucio y sin pegada. Pero da igual, eso puede
disculparle respecto al sonido, pero no en ejecución ni en ideas, y,
considerando el disco en conjunto, tampoco es consuelo frente a una colección
de temas tan ramplones. No hay forma de saber que esto es un disco hecho por
JASAD si no se mira su nombre en la portada, y aun así cuesta creerlo.
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