domingo, agosto 17, 2014

CONFESSOR- Condemned (1991)

Este es un disco único en su especie, una 'rara avis', una flor de un día, un fogonazo en medio de la noche y después de nuevo las tinieblas: CONFESSOR llegaron tarde y acabaron pronto. "Condemned" apareció en 1991 (publicado por Relativity en Estados Unidos y por Earache en Europa) y después no se ha vuelto a grabar nada que remotamente se le parezca, ni siquiera con la explosión de géneros '-core' de las últimas dos décadas -Deathcore, Metalcore, Mathcore- ni con su más rabiosa evolución, el Djent. La denominación de Technical Doom para este disco no es cosa de Metal Archives, es unánime en todas las reseñas, revisiones y reivindicaciones de este álbum insólito. Porque las hay, y bastantes, se trata de un disco de culto, poco difundido pero sí bien conocido por ciertos sectores de la audiencia. CONFESSOR tuvieron una corta existencia en un momento en que el Metal se encaminaba hacia su mayor período de letargo en cuanto a relevancia pública -no en cuanto a creatividad-. La extrañeza de su música hizo el resto, y aunque alguno de los temas tuvo cierta difusión en los medios de su país, no llegaron a gozar del favor de los fans y enseguida cayeron en el olvido, lo que les llevó a disolverse poco después.

El grupo se reformó en el año 2002 e incluso sacó un nuevo disco, "Unraveled", en el 2005, que por ahora no he tenido ocasión de escuchar. En todo caso, y sin querer desmerecer la labor actual de CONFESSOR, su importancia y su prestigio residen en lo que tan arriesgadamente plantearon a principios de los 90. Otros grupos con trayectorias previas ya se habían transformado cuando llegó la nueva década, pero CONFESSOR nacen ya así, no son fruto de una evolución interna ni de una renovación, su propuesta es genuina y había sido la misma desde que empezaron a grabar Demos en 1987 con los mismos temas que luego aparecerían aquí. Su estilo es ciertamente inclasificable y hay que oírlo para hacerse una idea. Se pueden aventurar mezclas entre QUEENSRYCHE y CATHEDRAL, VOIVÖD con TROUBLE, CRIMSON GLORY con SOUNDGARDEN o FATES WARNING con WATCHTOWER, por decir algo, pero en último término se trata de una banda que no guarda parangón con ninguna otra de las que existían entonces y que, sin embargo, tiene una profunda huella rastreable hoy día en todo el espectro musical que va de PERIPHERY a MESHUGGAH, quienes reconocen explícitamente la valía del disco y de sus creadores.

Recuerdo que durante mucho tiempo no me gustó, no es que lo odiase, porque no es de esos discos que se aborrecen o que provocan pasiones enfrentadas (salvo la voz, luego entraremos en esto), te puede aburrir y acabar siéndote indiferente, sin más, pero desde el principio se ve que es un disco serio, sólido y de calidad, que no se puede despreciar alegremente ni desacreditarlo sin más. Hace años me parecía artificial y excesivamente extraño, pero hoy día que hemos oído de todo, lo más brutal, lo más enrevesado, lo más progresivo, adquiere una nueva luz y resulta más fácil valorarlo y llegar a disfrutar de él. Cuesta, pero merece la pena. Puede llevar incluso años, pero en mi caso me alegro sobremanera de haberlo hecho. En el 91 no creo que hubiese oído ni hablar de la etiqueta "Doom", e incluso ahora sigo sin tener claro que le cuadre bien, salvo en temas como "Prepare yourself" y "Defining happiness", o en general la cara B, sobre todo en "Eve of salvation". Pero qué más da, las etiquetas sobran cuando la ambición musical rebosa los límites de lo convencional.

La batería es el principal personaje en este espectáculo de desafío estilístico y musical, guiando los cambios entre sección y sección, las inflexiones rítmicas, los acentos de las frases y los riffs, y en todo momento demostrando una solvencia absoluta por muy enrevesada e irregular que sea la métrica de cada tema. De paso está algo más alta que el resto de instrumentos en la mezcla, así que es difícil no atender a su minuciosa labor. La voz, como ya adelanté, es el gran caballo de batalla para los detractores de "Condemned", una voz limpia, melódica y entonada, pero sobre todo aguda. Muy aguda. No es falsete, como algunos equivocadamente creen, es aguda porque la tesitura de Scott Jeffreys era así de alta, cosa más frecuente en el Speed, el Power Metal y el Metal Sinfónico que en estos derroteros sonoros de guitarras graves, riffs densos, tempos lentos y ritmos inasibles. El timbre en sí de la voz puede ser molesto, pero tampoco es un timbre especialmente histérico ni estridente: el problema es que no pega con la música. No solo porque, como digo, sea más propia de otros géneros, sino porque literalmente no pega con la música, cada una va por su lado, armónica y melódicamente, y por momentos parece mentira que el resultado no sea más disonante, especialmente en la cara A. Guitarras y voz recorren simultáneamente escalas distintas y, sin embargo, hay un vínculo, crean un conjunto, la música tiene sentido.

El disco también tiene algunos puntos flacos, como ciertas líneas vocales que tienden a parecerse mucho (mejoran cuando Scott Jeffreys se pone a chillar por encima de la tesitura habitual, como en "Prepare yourself", o con algo tan simple como que le respondan, aun tímidamente, unos coros en "Uncontrolled", tema en el que de paso aparece un breve solo, otro elemento de distensión interesante). Tampoco sale bien parado el comienzo de los temas, que muchas veces no parecen tener una dirección clara, una presentación acorde con su naturaleza, sino que empiezan 'in media res', tan abruptamente que cuesta saber cuándo hemos pasado de uno a otro. La producción también es algo fría, sin relieves, sin dinámicas, hay momentos en que la música parece no tener vida ni expresividad por culpa de una grabación excesivamente plana, como sin alma, y es una pena, porque los ritmos pesados en los que se recrean continuamente quedan bastante desaprovechados por falta de contraste entre las partes de cada tema.

Por último, las letras introspectivas y depresivas son otro elemento distintivo de CONFESSOR y otro rasgo que los aleja del sometimiento a los dogmas de ninguna corriente. Puede que hoy día les den mil vueltas los delirios del Suicidal Black Metal o los del Funeral Doom, pero en el 91 era excepcional consagrar todo un disco a hablar de desesperación, culpa, dolor, desengaño y sufrimiento, las visiones de un alma aislada y atormentada por la angustia. Ciertamente vivían ya en los 90 y a ella pertenecen en sonido y temática. Veinte años después "Condemned" sigue siendo una pieza oculta pero admirada por muchos, un disco ajeno a tendencias, excluido en un rincón del árbol genealógico y suspendido en el tiempo sin apenas parientes musicales ni antes ni después, pero indudablemente toda una 'delicatessen' musical para quien quiera concederse el tiempo de llegar a paladearlo.

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