Segundo disco para los ingleses INGESTED, aún más decididamente Deathcore que su debut del 2009 “Surpassing the boundaries of human suffering”, pero con mejor producción: un sonido ultrapotente y unas guitarras asesinas que crean un bloque tremendamente compacto. Te pasa por encima y te aplasta sin piedad. Eso sí, siguen empeñados en sacarle a la batería un sonido totalmente disparado, que le quita dinamismo a la música y la vuelve fría y machacona. Quizá su intención es justo conseguir esto último, y en tal caso lo logran a las mil maravillas, pero a costa de que el disco no tenga apenas relieves sonoros.
Eso, unido al género, da un resultado ciertamente machacón, como decía, pero de eso se trata. Ahora bien, cada tema por separado engancha por su potencia y su dureza, todo es contundente y muy agresivo, pero el disco oído todo seguido acaba cayendo en una cierta indefinición. No hay partes que destaquen frente al resto ni temas que sea fácil individualizar. Por lo demás, encontramos lo habitual en el género (aunque aún conservan un pie en el Brutal Death, a diferencia de grupos consagrados en cuerpo y alma al Deathcore más convencional): partes pesadas, riffs de pocas notas, ritmos entrecortados, muchos breaks, voz enfadada con el mundo entero -en su favor hay que decir que varía todo el rato entre este registro grave y otro más chillón-. No son el grupo más inspirado ni personal en este campo y, al igual que pasa con los propios temas, cuesta identificarlos en medio de sus competidores. En todo caso, el disco es una propuesta sólida, suena como un cañón y mantiene una atractiva variedad de rasgos de estilo.
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